El tapiz amarillo
Resumen del libro: "El tapiz amarillo" de Charlotte Perkins Gilman
Publicado por primera vez en 1892, El tapiz amarillo está escrito como el diario secreto de una mujer que, debilitado su gusto por el matrimonio y la maternidad, es obligada a una cura de reposo en el campo para remediar su «condición nerviosa», que en realidad sólo era una depresión posparto. Aunque ella desea escribir, su esposo y doctor se lo prohíbe, prescribiendo en cambio pasividad completa. Encerrada en su habitación, la protagonista crea una realidad propia más allá del dibujo hipnótico del desteñido tapiz amarillo, un dibujo que ha venido a simbolizar su propia reclusión. Narrado con soberbia precisión psicológica y dramática, El tapiz amarillo se destaca no sólo por la autenticidad imaginativa con la que pinta el descenso a la locura de una mujer, sino también por la fuerza de su testimonio de la importancia que la libertad y el autoempoderamiento tienen para la mujer.
No es nada habitual que gente corriente como John y yo alquile casas solariegas para el verano.
Una mansión colonial, una heredad… Diría que una casa encantada, y llegaría a la cúspide de la felicidad romántica. ¡Pero eso sería pedir demasiado al destino!
De todos modos, diré con orgullo que hay algo extraño en ella.
Si no, ¿por qué iba ser tan barato el alquiler? ¿Y por qué iba a llevar tanto tiempo desocupada?
John se ríe de mí, claro, pero es lo que se espera del matrimonio.
John es sumamente práctico. No tiene paciencia con la fe, la superstición le produce un horror intenso, y se burla abiertamente en cuanto oye hablar de cualquier cosa que no se pueda tocar, ver y reducir a cifras.
John es médico, y es posible (claro que no se lo diría a nadie, pero esto lo escribo sólo para mí, y con gran alivio por mi parte), es posible, digo, que ése sea el motivo de que no me cure más deprisa.
¡Es que no se cree que esté enferma!
¿Y qué se le va a hacer?
Si un médico de prestigio, que además es tu marido, asegura a los amigos y a los parientes que lo que le pasa a su mujer no es nada grave, sólo una depresión nerviosa transitoria (una ligera propensión a la histeria), ¿qué se le va a hacer?
Mi hermano, que también es un médico de prestigio, dice lo mismo.
O sea, que tomo no sé si fosfatos o fosfitos, y tónicos, y viajo, y respiro aire fresco, y hago ejercicio, y tengo terminantemente prohibido «trabajar» hasta que vuelva a encontrarme bien.
Personalmente disiento de sus ideas.
Personalmente creo que un trabajo agradable, interesante y variado, me sentaría bien.
Pero ¿qué se le va a hacer?
Durante una temporada sí que escribí, a pesar de lo que dijeran; pero es verdad que me agota bastante. Tener que llevarlo con tanto disimulo, a riesgo de topar con una oposición firme…
A veces me parece que en mi estado, con algo menos de oposición y más trato con la gente, más estímulos… Pero John dice que lo peor que puedo hacer es pensar en mi estado, y confieso que hacerlo me produce siempre malestar.
…
Charlotte Perkins Gilman. (1860-1935) fue una destacada intelectual estadounidense y defensora de los derechos civiles de las mujeres a finales del siglo XIX y principios del XX. Nacida en Hartford, Connecticut, en una familia con conexiones influyentes, Gilman se vio influenciada por su padre, Frederick Beecher Perkins, bibliotecario y miembro de la prominente Familia Beecher, que incluía figuras destacadas como Isabella Beecher Hooker y Harriet Beecher Stowe.
Desde una edad temprana, Gilman mostró una inclinación hacia la creatividad y la independencia intelectual. Se graduó en la Escuela de Diseño de Rhode Island en 1883, financiando su educación mediante la enseñanza y la venta de sus obras de arte. Durante esta época, experimentó con proyectos emprendedores y demostró un espíritu emprendedor al nombrar su empresa como "Perkins & Co. Designers".
Sin embargo, su vida tomó un giro significativo cuando, en 1884, se casó con Charles Walter Stetson y dio a luz a su hija Katharine. Esta experiencia la sumió en una profunda depresión postparto, lo que la llevó a buscar la ayuda del influyente neurólogo Dr. Silas Weir Mitchell. El tratamiento prescrito, que enfatizaba el descanso absoluto y la restricción de actividades intelectuales, exacerbó su depresión.
Tras su separación de Stetson, Gilman se trasladó a California con su hija y se sumergió en actividades creativas y activismo feminista. Comenzó a impartir conferencias sobre nacionalismo y publicó su influyente libro "Women and Economics" en 1898, que cuestionaba el papel tradicional de las mujeres en la sociedad. También se destacó como editora y escritora de la revista "The Forerunner" de 1909 a 1916, donde promovió sus ideas feministas.
A lo largo de su vida, Gilman se casó dos veces más, primero con George Houghton Gilman y luego con Houghton Gilman, y mantuvo relaciones familiares poco convencionales para su época. Su legado literario incluye obras como "El papel pintado amarillo" (1892), inspirada en su propia experiencia de depresión postparto, y "The Home: Its Work and Influence" (1903), que abordó las restricciones impuestas a las mujeres en el hogar.
Trágicamente, Gilman fue diagnosticada con cáncer de pecho incurable después de la muerte de su tercer esposo. Abogando por la eutanasia, decidió poner fin a su vida con una sobredosis de cloroformo en 1935. Su legado perdura como una figura influyente en la lucha por los derechos de las mujeres y una autora que desafió las normas sociales de su época con su aguda crítica y sus obras literarias impactantes.