Resumen del libro:
El gung fu, antecesor del karate, ju-jutsu, etc., es una de las formas conocidas más antiguas de defensa personal y se puede considerar como la esencia concentrada de sabiduría y pensamientos profundos sobre el arte del combate. Bruce Lee emprendió en 1963 la redacción de un manual detallado acerca del Tao del Gung Fu; ese libro nunca fue publicado, pero las notas que escribió entonces han sido compiladas y editadas por John Little manteniendo la esencia de Lee. Según las propias palabras de Lee “…este libro fue escrito para la defensa personal tal como se enseña en China y tal como se usa en emergencias reales. Hemos seleccionado sólo aquellos movimientos que se pueden efectuar sólo con un pequeño gasto de fuerza y sin entrenamiento o experiencia previos. Finalmente, hemos de resaltar encarecidamente que estos movimientos no pueden dominarse sin práctica, más práctica y aún más práctica (…) pues el dominio no se logra sin un estudio y una práctica constantes”.
EN BUSCA DE UNA PASIÓN
Linda Lee Cadwell
En 1963, un estudiante de 23 años de la universidad de Washington fue invitado a dar una conferencia sobre filosofía china en la Garfield High School donde yo cursaba mi último año. Ésta fue la primera noticia que tuve de Bruce Lee, un estudiante de filosofía que era también profesor de gung fu. Cuando se menciona el nombre de “Bruce Lee”, la mayor parte del mundo imagina una superestrella de las artes marciales de acción, pero mi recuerdo predominante sobre él es de un pensador, un eterno investigador y un explorador en busca de su alma. Mediante el cine, y por la fuerza de su personalidad, Bruce comunicó un potente mensaje de fuerza, potencia y carisma, pero en estos papeles privados conocerás a Bruce Lee, el estudiante de la vida, el diseñador de su destino.
La filosofía de las artes marciales era la pasión de Bruce. Fue a causa de este amor por la sabiduría por lo que Bruce se dio a sí mismo la libertad de crear su personal filosofía para vivir. Pero antes de que pudiera ser libre para hacer este viaje, tuvo que llenar su bolsa con las herramientas que iba a necesitar para el camino. La enseñanza formal y el entrenamiento en gung fu fueron las primeras herramientas, seguidos por años de autoeducación mediante libros y la investigación. Los ensayos de este volumen fueron escritos cuando Bruce contaba veintipocos años, cuando se hallaba en el proceso de añadir las herramientas a su saco, que, conforme fue evolucionando hacia una mayor emergencia del yo, se convertiría en parte de su ser, liberándole así de tener que acarrear el equipaje extra.
En los círculos de las artes marciales es bien conocido el hecho de que Bruce era un iconoclasta en sus ideas sobre la práctica y la aplicación de estilos tradicionales. Considerado inicialmente como un joven advenedizo que hablaba sin el menor respeto sobre costumbres enraizadas en miles de años de historia, no le hizo falta mucho tiempo a la comunidad de las artes marciales para comprender que se trataba de un joven más sabio de lo que le correspondía por su edad y que llevaba su confianza en sí mismo tan cómodamente como un traje. Las ideas “radicales” de Bruce no se las sacaba de la manga, sino que, de hecho, eran el producto de muchos años de estudio y de un conocimiento profundamente enraizado de las cosas sobre las que a menudo pensaba. Para ser efectivo en sus argumentos contra las restricciones impuestas por el apego a ciertas prácticas tradicionales de las artes marciales, era necesario que en primer lugar obtuviese una profunda comprensión de las raíces de estas tradiciones. Para su mentalidad no existía la aceptación incondicional de estilos, formas o modelos rígidos de pensamiento; sin embargo, no fue hasta después de haber llegado a sentir un gran respeto por los principios subyacentes en las ideas tradicionales de las artes marciales cuando logró liberarse de las ataduras impuestas por las cadenas de creencias no razonables. Respetando algunas tradiciones como beneficiosas, rechazando otras como entumecedoras para el desarrollo personal, Bruce quedó entonces en libertad para liberar sus propias ideas, para expandir su conciencia, para entrar de lleno en su proceso de convertirse en un verdadero artista del camino marcial y un ser humano real.
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