El silencio y otros poemas reúne, en edición bilingüe, veintiocho de los mejores poemas de Edgar Allan Poe. Seleccionados y traducidos por Antonio Rivero Taravillo e ilustrados por Kike de la Rubia y Nerea Pérez, son una excelente puerta de entrada a su obra.
ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS
I
Tu alma se encontrará sola entre los pensamientos sombríos de la lápida; nadie, de entre la gente, espiará en tu hora secreta.
II
Calla en esa soledad que no es aislamiento, pues entonces los espíritus de los muertos que vivieron antes que tú de nuevo están alrededor de ti en la muerte, y su poder te eclipsará: estate quieto.
III
La noche, aunque clara, fruncirá el ceño y las estrellas no mirarán abajo, desde sus altos tronos en el cielo, con luz como esperanza para los mortales, pero sus orbes rojos, sin brillar, parecerán a tu fatiga un arder y una fiebre que quisieran asirte para siempre.
IV
Ahora hay ideas que no desterrarás, visiones que no se disiparán; de tu espíritu nunca más se irán cual gotas de rocío de la hierba.
V
La brisa, aliento de Dios, está en calma y la niebla en la colina sombría, sombría, no se va; es una señal, un símbolo. ¡Cómo pende sobre los árboles, misterio de misterios!
LUCERO DE LA TARDE
Fue a mediados de verano y mitad de la noche: los astros, en sus órbitas, pálidos brillaban, a través de la luz más fulgente de la luna, en medio de planetas, sus esclavos, alta en el cielo, su luz sobre las olas. Contemplé un rato su fría sonrisa; harto fría, harto fría para mí, como un sudario pasó una nube aborregada, y me volví hacia ti, orgulloso lucero de la tarde, en tu gloria lejana, y más precioso tu brillar será; pues dicha para mi corazón es el orgulloso papel que representas en el cielo nocturno
Sobre el autor:
Edgar Allan Poe. (Boston, Estados Unidos, 19 de enero de 1809 – Baltimore, Estados Unidos, 7 de octubre de 1849). Fue un escritor, poeta, crítico y periodista romántico, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. Fue renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror. Considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia ficción. Por otra parte, fue el primer escritor estadounidense de renombre que intentó hacer de la escritura su modus vivendi, lo que tuvo para él lamentables consecuencias.
Edgar Allan Poe era hijo de Elizabeth Arlold Poe y David Poe, actores ambulantes de teatro, quienes lo dejaron huérfano a los dos años. Fue educado por John Allan, un acaudalado hombre de negocios de Richmond, y de 1815 a 1820 vivió con éste y su esposa en el Reino Unido, donde comenzó su educación.
Los Allan acogieron al niño, pero nunca lo adoptaron formalmente aunque le dieron el nombre de «Edgar Allan Poe». Después de regresar a los Estados Unidos, Edgar Allan Poe siguió estudiando en centros privados y asistió a la Universidad de Virginia, pero en 1827 su afición al juego y a la bebida le acarreó la expulsión. Abandonó poco después el puesto de empleado que le había asignado su padre adoptivo, y viajó a Boston, donde publicó anónimamente su primer libro, Tamerlán y otros poemas. Se enroló luego en el ejército, en el que permaneció dos años. En 1829 apareció su segundo libro de poemas, Al Aaraf, y obtuvo, por influencia de su padre adoptivo, un cargo en la Academia Militar de West Point, de la que a los pocos meses fue expulsado por negligencia en el cumplimiento del deber.
La miseria y el hambre lo acompañaron, por motivos económicos pronto dirigió sus esfuerzos a la prosa, escribiendo relatos y crítica literaria para algunos periódicos de la época; llegó a adquirir cierta notoriedad por su estilo cáustico y elegante. Debido a su trabajo, vivió en varias ciudades: Baltimore, Filadelfia y Nueva York. En Baltimore, en 1835, contrajo matrimonio con su prima Virginia Clemm, que contaba a la sazón 13 años de edad. En enero de 1845, publicó un poema que le haría célebre: El cuervo. Su mujer murió de tuberculosis dos años más tarde. Aún hundido en la desolación, el autor terminó, en 1849, el poema Eureka. Con la muerte de Virginia, la vida de Poe se vino abajo. En octubre de 1849 fue hallado semiconsciente tirado en la calle. Llevaba puestas ropas harapientas que ni siquiera eran suyas. Fue ingresado en el hospital y cuatro días más tarde falleció. Sus últimas palabras fueron «que dios ayude a mi pobre alma».