El psicoanalista
Resumen del libro: "El psicoanalista" de John Katzenbach
-Feliz 53 cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte. Pertenezco a algún momento de su pasado. Usted arruinó mi vida. Quizá no sepa cómo por qué o cuándo, pero lo hizo. Llenó todos mis instantes de desastre y tristeza. Arruinó mi vida. Y ahora estoy decidido a arruinar la suya.
Así comienza el anónimo que recibe Fredrerick Starks, psicoanalista con una larga experiencia y una tranquila vida cotidiana. Starks tendrá que emplear toda su astucia y rapidez para, en quince días, averiguar quién es el autor de esa amenazadora misiva que promete hacerle la existencia imposible.
Una Carta Amenazadora
1
El año en que esperaba morir se pasó la mayor parte de su quincuagésimo tercer cumpleaños como la mayoría de los demás días, oyendo a la gente quejarse de su madre. Madres desconsideradas, madres crueles, madres sexualmente provocativas. Madres fallecidas que seguían vivas en la mente de sus hijos. Madres vivas a las que sus hijos querían matar. El señor Bishop, en particular, junto con la señorita Levy y el realmente desafortunado Roger Zimmerman, que compartía su piso del Upper West Side y al parecer su vida cotidiana y sus vívidos sueños con una mujer de mal genio, manipuladora e hipocondríaca que parecía empeñada en arruinar hasta el menor intento de independizarse de su hijo, dedicaron sus sesiones a echar pestes contra las mujeres que los habían traído al mundo.
Escuchó en silencio terribles impulsos de odio asesino, para agregar sólo de vez en cuando algún breve comentario benévolo, evitando interrumpir la cólera que fluía a borbotones del diván. Ojalá alguno de sus pacientes inspirara hondo, se olvidara por un instante de la furia que sentía y comprendiera lo que en realidad era furia hacia sí mismo. Sabía por experiencia y formación que, con el tiempo, tras años de hablar con amargura en el ambiente peculiarmente distante de la consulta del analista, todos ellos, hasta el pobre, desesperado e incapacitado Roger Zimmerman, llegarían a esa conclusión por sí solos.
Aun así, el motivo de su cumpleaños, que le recordaba de un modo muy directo su mortalidad, lo hizo preguntarse si le quedaría tiempo suficiente para ver a alguno de ellos llegar a ese momento de aceptación que constituye el eureka del analista. Su propio padre había muerto poco después de haber cumplido cincuenta y tres años, con el corazón debilitado por el estrés y años de fumar sin parar, algo que le rondaba sutil y malévolamente bajo la conciencia. Así, mientras el antipático Roger Zimmerman gimoteaba en los últimos minutos de la última sesión del día, él estaba algo distraído y no le prestaba toda la atención que debería. De pronto oyó el tenue triple zumbido del timbre de la sala de espera.
Era la señal establecida de que había llegado un posible paciente.
Antes de su primera sesión, se informaba a cada cliente nuevo de que, al entrar, debía hacer dos llamadas cortas, una tras otra, seguidas de una tercera, más larga. Eso era para diferenciarlo de cualquier vendedor, lector de contador, vecino o repartidor que pudiera llegar a su puerta.
Sin cambiar de postura, echó un vistazo a su agenda, junto al reloj que tenía en la mesita situada tras la cabeza del paciente, fuera de la vista de éste. A las seis de la tarde no había ninguna anotación. El reloj marcaba las seis menos doce minutos, y Roger Zimmerman pareció ponerse tenso en el diván.
–Creía que todos los días yo era el último.
No contestó.
…
John Katzenbach. Nacido el 23 de junio de 1950 en Princeton, Nueva Jersey, es un destacado escritor estadounidense cuyas obras se inscriben en el género del misterio y el suspenso. Su vinculación con el mundo de la literatura y la narrativa comenzó temprano, influido por su entorno familiar, siendo hijo del influyente político Nicholas Katzenbach y la psicoanalista Lydia Phelps.
Desde sus primeros años, Katzenbach mostró una inclinación hacia la escritura, explorando los recovecos de la mente humana y los enigmas de la intriga. Tras una breve incursión en el periodismo, donde cubrió sucesos judiciales y criminales, encontró en la ficción el medio ideal para plasmar sus inquietudes y experiencias.
Su carrera como escritor despegó con la publicación de "Al calor del verano" en 1982, una novela que le valió reconocimiento y aclamación, siendo nominada a importantes premios literarios y adaptada al cine. A partir de entonces, Katzenbach se dedicó por completo a la escritura, explorando los rincones más oscuros de la mente humana a través de sus intrigantes tramas y personajes complejos.
Con obras como "El psicoanalista" y "La historia del loco", Katzenbach se ha consolidado como uno de los referentes del thriller psicológico a nivel internacional, cautivando a lectores de todo el mundo con sus tramas llenas de suspense, giros inesperados y profundidad psicológica.
Además de su prolífica carrera como novelista, Katzenbach ha incursionado en el mundo del cine, colaborando como guionista en películas basadas en sus propias obras. Su estilo narrativo único y su habilidad para mantener en vilo al lector hasta la última página lo han convertido en uno de los autores más admirados y respetados del género del misterio y el suspenso.