Resumen del libro:
El pequeño Nils Holgersson ha sido convertido en un duende en castigo por su mal comportamiento. Para romper el hechizo y volver a ser un niño deberá acompañar a una bandada de gansos en su viaje a través de Suecia. Junto a ellos vivirá numerosas aventuras, unas peligrosas y otras divertidas, pero ninguna le dejará indiferente. Este va a ser para Nils el viaje de su vida, el descubrimiento de un mundo que le cambiará para siempre y le convertirá en persona, en todos los sentidos. El maravilloso viaje de Nils Holgersson es una famosa obra de ficción de la autora sueca Selma Lagerlöf, publicada en dos partes en 1906 y 1907.
I. EL MUCHACHO
EL DUENDE
Domingo, 20 de marzo.
ÉRASE UN MUCHACHO que no pasaría de los catorce años, alto, desmadejado, de cabellos rubios como el cáñamo. El pobre no servía para maldita la cosa. Dormir y comer eran sus ocupaciones favoritas; era también muy dado a juegos, en los que demostraba sus instintos perversos.
Un domingo por la mañana disponíanse sus padres a marchar a la iglesia; el muchacho, en mangas de camisa y sentado sobre un ángulo de la mesa, regocijábase al verles a punto de partir, pensando en que iba a ser dueño de sí durante un par de horas.
—Cuando se vayan —pensaba para sus adentros— podré descolgar la escopeta de mi padre y hacer un disparo sin que nadie se meta conmigo.
Se hubiera dicho que el padre adivinaba las intenciones del muchacho, por cuanto en el momento de salir detúvose a la puerta y dijo:
—Ya que no quieres venir al templo conmigo y con tu madre, podrías muy bien leer en casa los sermones del domingo. ¿Me prometes hacerlo?
—Lo haré, si usted quiere —dijo, pensando, como era de suponer, que no leería más que lo que le viniese en gana.
Jamás había visto el muchacho que su madre procediera con tanta prisa. En un abrir y cerrar de ojos fuése hasta el armario colgado de la pared, sacó el sermonario de Lutero y lo dejó en la mesa, ante la luz de la ventana y abierto por la página del sermón del día. Presurosamente buscó también el evangelio de tal domingo y lo puso junto al sermonario. Por último, aproximó junto a la mesa el gran sillón que habían comprado el año precedente en la subasta de la casa del cura de Vemmenhög, y en el que, de ordinario, sólo el padre tenía derecho a sentarse.
Sentóse el rapaz pensando que la madre procurábase hartas molestias para prepararle la escena, ya que apenas si llegaría a leer una o dos páginas. Pero el padre pareció adivinarle nuevamente las intenciones que abrigaba, al decirle con voz severa:
—Conviene que leas detenidamente, porque cuando regresemos te preguntaré página por página; ¡y ay de ti si has saltado alguna!
—El sermón tiene catorce páginas y media —añadió la madre como para colmar la medida—. Debes comenzar en seguida si quieres tener tiempo para leerlo.
…