Resumen del libro:
Despojados de las máscaras que ocultan nuestros sentimientos y emociones, nos enfrentamos por primera vez a las grandezas y miserias de nuestra alma. Surge entonces en cada uno de nosotros un loco dispuesto a experimentar la libertad de vivir sin pretextos ni ocultaciones, y, sobre todo, sin la necesidad de que nos comprendan, porque cuando nos comprenden, encasillan y esclavizan algo de nosotros. Y es ‘El loco’ quien precisamente encarna ese despojamiento, quien pone al descubierto lo más hondo y subjetivo de cada uno. Aparece para recordarnos que lo esencial habita cerca de nosotros y que podemos recorrer nuestro propio camino. Cada narración constituye un mensaje muy simple, directo y no exento de ironía, destinado a hacernos reflexionar y a descubrir nuevos horizontes.
ME PREGUNTAS CÓMO…
Me preguntas cómo me volví loco. Ocurrió así:
Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de un profundo sueño y descubrí que se habían robado todas mis máscaras, las siete máscaras que había modelado y usado en siete vidas.
Huí sin la máscara por las atestadas calles gritando: “¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!”
Hombres y mujeres se reían de mí, y algunos corrieron a sus casas temerosos de mí.
Y cuando llegué a la plaza del mercado, un muchacho de pie sobre el techo de una casa, gritó: “¡Es un loco!”
Alcé la vista para mirarlo y por primera vez el sol besó mi rostro desnudo. Por primera vez el sol besó mi rostro desnudo, y mi alma se inflamó de amor por el sol y ya no deseé más mis máscaras. Como en éxtasis grité “¡Benditos, benditos sean los ladrones que me han robado mis máscaras!”
Así fue como me volví loco.
Y he hallado libertad y salvación en mi locura, la libertad de estar solo y a salvo de ser comprendido, porque aquellos que nos comprenden esclavizan algo nuestro.
DIOS
En tiempos muy antiguos, cuando el primer estremecimiento del lenguaje llegó a mis labios, ascendí a la montaña sagrada y hablé a Dios, diciendo “Señor, yo soy tu esclavo. Tu voluntad oculta es mi ley y te obedeceré eternamente”.
Pero Dios no respondió, y se alejó de mí como si fuera una poderosa tempestad.
Y después de mil años ascendí a la montaña sagrada y, de nuevo, hablé con Dios, diciendo: “Creador, yo soy tu creación. Del barro me formaste y a ti debo cuanto soy”.
Y Dios no respondió, y se alejó como un millar de alas veloces.
Y después de mil años trepé a la montaña sagrada y hablé con Dios otra vez, diciendo: “Padre, yo soy tu hijo. Con compasión y amor me diste nacimiento, y mediante mi amor y devoción heredaré tu reino”.
Y Dios no respondió, y se esfumó como la niebla que cubre las montañas lejanas.
Y después de mil años trepé a la montaña sagrada y, de nuevo, hablé con Dios, diciendo: “Mi Dios, mi objetivo y mi realización; yo soy tu ayer y tú eres mi mañana. Soy tu raíz en la tierra y tú eres mi flor en el cielo, juntos crecemos ante la faz del sol”.
Entonces Dios se inclinó hacia mí, y murmuró en mis oídos palabras de dulzura; y así como el mar acoge al arroyuelo que corre a su encuentro, así él me acogió.
Y cuando bajé a los valles y planicies allí también estaba Dios.
…