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El juego de los insectos

Portada del libro El juego de los insectos, de Karel Capek, Josef Capek

Resumen del libro:

El juego de los insectos es una obra de teatro escrita por los hermanos Karel y Josef Capek en 1921. Se trata de una sátira sobre la sociedad humana y sus vicios, representada por un grupo de insectos que viven en un bosque. La obra se divide en tres actos: el primero presenta a los personajes y sus conflictos, el segundo muestra el desarrollo de una revolución socialista entre los insectos, y el tercero expone las consecuencias de la misma.

La obra tiene un tono humorístico e irónico, pero también crítico y reflexivo. Los autores utilizan a los insectos como una metáfora para mostrar las debilidades y contradicciones de los seres humanos, como la ambición, la codicia, la hipocresía, la violencia, la corrupción y la opresión. Los insectos se comportan como humanos, pero al mismo tiempo conservan sus características biológicas y sus instintos naturales. Así, se crea un contraste entre la civilización y la naturaleza, entre la cultura y el instinto, entre la razón y el absurdo.

La obra es una de las más conocidas y representadas de los hermanos Capek, que fueron unos de los principales exponentes del teatro checo del siglo XX. Su estilo se caracteriza por la combinación de elementos fantásticos, científicos y sociales, con un lenguaje sencillo y coloquial. El juego de los insectos es una obra que invita a la reflexión sobre la condición humana y sus problemas, pero también a la diversión y al entretenimiento.

Prólogo

(Se ve al VAGABUNDO durmiendo tirado en el suelo; a su lado una botella. Atraviesan la escena varias MARIPOSAS)

(Entra un LEPIDOPTERISTA con un cazamariposas)

LEPIDOPTERISTA: ¡Ahí están, ahí están! ¡Maravillosos ejemplares! Apatura Iris… Apatura Clythia… mariposas azul pálido y la Señora Pintada. Un momento… ¡Te cazaré! Eso es… pero no esperan, las muy estúpidas. Otra vez fuera… ¡Hola!… alguien aquí. Se le están posando encima. ¡Ahora!, con cuidado. Despacito. ¡De puntillas! ¡Una, dos, tres!

(Se posa una mariposa en la punta de la nariz del VAGABUNDO)

(El LEPIDOPTERISTA da un golpe con la red)

VAGABUNDO: Buenas. ¿Qué hace? Cazando mariposas, ¿eh?

LEPIDOPTERISTA: ¡No se mueva! ¡Cuidado! Se están posando otra vez. Qué extrañas criaturas… se posan en el barro, en cualquier desperdicio, y ahora encima de usted.

VAGABUNDO: Déjelas. Son felices.

LEPIDOPTERISTA: ¡Idiota! ¡Las he perdido, maldito sea! ¡Ahí están! ¡Ahí están!

VAGABUNDO: Es una pena, de verdad.

(El LEPIDOPTERISTA sale corriendo por la derecha, el VAGABUNDO se estira, bebe un trago de la botella vacía, bosteza, se intenta poner en pie y cae de nuevo)

(Dirigiéndose al público). ¡Muy bien…, muy bien! No se preocupen. ¡No me he hecho daño! Ya sé qué están pensando… se creen que estoy mal… ¡algunos se lo creen! Muy equivocados… poca vista, eso es lo que tienen. No se saben caer mejor que yo, ¿a que no? Caí como un árbol…, ¡como un héroe! Estaba ensayando, eso es lo que estaba haciendo…, la caída del hombre… ¡La caída del hombre! Un cuadro para ustedes. Ay, florecillas… vosotras no pensáis que estoy borracho ¿verdad? ¡Me respetáis demasiado para eso! Soy un hombre… eso es lo que soy… ¡Un rey de la creación! Algo interesante, claro que sí. «Bueno, bien, pasa por ahí, hombre.» Eso es lo que me dicen. ¡Es fenomenal! «Arregla ese montón de basura, buen hombre, y te daré tres pesetas.» Es estupendo ser un hombre. (Consigue guardar el equilibrio.)

(Entra el LEPIDOPTERISTA, derecha)

LEPIDOPTERISTA: Dos… espléndidas Nymphalidae!

VAGABUNDO: No se ofenda, pero ¿por qué las caza si están tan contentas jugando?

LEPIDOPTERISTA: ¿Jugando, dice? Me parece que no tiene usted una mente demasiado científica, amigo mío. Es la obertura del sistema natural por el que la Naturaleza conserva el equilibrio de su población… y a eso le llama usted «jugar». El macho persigue a la hembra; la hembra se escapa, niega… selecciona… el eterno juego de los sexos.

VAGABUNDO: ¿Qué va a hacer con ellas cuando las cace?

LEPIDOPTERISTA: ¿Que qué voy a hacer? Pues las identifico, les doy un número en mi archivo y un lugar en mi colección. Hay que matarlas con mucho cuidado, y después se les pone un alfiler, también con mucho cuidado, y se disecan, y hay que tener un enorme cuidado al tocarlas para que no se les caiga el polvo de las alas. Hay que protegerlas del polvo y de las corrientes. Un poco de cianuro de potasio.

VAGABUNDO: ¿Y todo eso para qué?

LEPIDOPTERISTA: Amor a la naturaleza… si amara usted la naturaleza tanto como yo, amigo mío… Cuidado… no se lo decía… se han vuelto a escapar. No importa, os cazaré, veremos si no.

(Sale)

VAGABUNDO:

Es listo ese tipo. Y con respecto a mí a lo mejor estoy algo chalado, ¿a quién le importa?

Esa no es la única razón por la que veo todo doble, todo en pares.

Esos pajarillos ahí arriba, ¡os estoy viendo! Pío, pío, pi… ¡Señor! cómo pían y pían.

Y las mariposas de nuevo menuda diversión tienen, amor quieren. Algún día lo conseguirán quizá.

A todas las cosas les pasa, a casi todas… (Imagínate que tuvieras un chica que amase a todos los que se le acercaran, ¿no te maldecirías a ti mismo, no te darías al alcohol?)

Bueno, así es el mundo y aunque estoy al margen de la vida es bueno saber de qué se trata.

El juego de los insectos – Karel Capek y Josef Capek

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