Resumen del libro:
Se acerca el ickabog… un monstruo legendario que amenaza un reino y que pondrá a prueba la valentía de dos chicos. Descubre una aventura sumamente original sobre el poder de la esperanza y la amistad y su triunfo contra todo pronóstico, obra de una de las mejores narradoras del mundo.
El reino de Cornucopia era el más feliz del mundo. Tenía oro en abundancia, un rey con unos bigotes magníficos y un montón de carniceros, reposteros y queseros cuyos exquisitos productos hacían que la gente bailara de júbilo cuando los comía. Todo era perfecto, excepto Los Pantanos, la región del norte donde, según la leyenda, vivía el terrorífico ickabog. Sobre ese monstruo, cualquiera con un poco de cabeza sabía que no era más que una fábula que los padres utilizaban para que los niños se portaran bien. Aunque lo extraño de las fábulas es que a veces cobran vida propia…
Pero ¿puede una leyenda derrocar a un rey amado por su pueblo y destruir un reino feliz? ¿Puede embarcar a dos chicos valientes en una aventura que no han buscado y ni siquiera imaginado? Si crees que tienes suficiente valor, adéntrate en las páginas de este libro para averiguarlo…
Prólogo
La idea de El ickabog se me ocurrió hace mucho tiempo. La palabra «ickabog» deriva de Icabod, que significa «sin gloria» o «se ha ido la gloria». Creo que entenderéis por qué escogí ese nombre cuando hayáis leído el cuento, que trata sobre temas que siempre me han interesado: ¿qué nos dicen sobre nosotros mismos los monstruos que conjuramos? ¿Qué tiene que pasar para que el mal se apodere de una persona o de un país, y qué hay que hacer para derrotarlo? ¿Por qué la gente decide creerse las mentiras que le cuentan aunque las pruebas sean escasas o nulas?
Escribí El ickabog a trompicones al mismo tiempo que los libros de Harry Potter, pero la historia nunca sufrió grandes cambios: siempre empezaba con la muerte de la pobre señora Dovetail y acababa… ¡bueno, mejor que no lo diga, por si es la primera vez que la leéis!
Solía leerles el cuento en voz alta a mis dos hijos pequeños, pero nunca lo terminaba, para gran desesperación de Mackenzie, porque era su historia favorita. Tras finalizar los libros de Harry Potter, hice una pausa de cinco años y, cuando decidí no publicar un libro infantil a continuación, llevé El ickabog, todavía inacabado, al desván. Allí permaneció más de una década, y seguramente allí seguiría de no ser por la pandemia de COVID-19, que hizo que millones de niños quedaran confinados en casa sin poder ir a la escuela ni ver a sus amigos. Entonces se me ocurrió colgar el cuento en internet de forma gratuita y proponerles a los niños que lo ilustraran.
Bajé del desván una caja polvorienta llena de hojas mecanografiadas y manuscritas y me puse a trabajar. Mis hijos, que ahora son adolescentes y que habían sido el primer auditorio de El ickabog, volvieron a escuchar un capítulo cada noche cuando ya casi lo había terminado. De vez en cuando me preguntaban por qué había suprimido algún detalle que les gustaba y, por supuesto, yo añadía lo que ellos echaban de menos, asombrada de que lo recordaran todo tan bien.
Además de a mi familia, que siempre me apoya, quiero dar las gracias a todos los que me ayudaron a publicar El ickabog en internet en tan poco tiempo: mis editores Arthur Levine y Ruth Alltimes; James McKnight, de Blair Partnership; mi equipo de supervisores: Rebecca Salt, Nicky Stonehill y Mark Hutchinson; y mi agente, Neil Blair. Todos los implicados hicieron un esfuerzo hercúleo y no podría estarles más agradecida. También quiero dar las gracias a todos los niños (¡y algún adulto!) que enviaron sus ilustraciones para participar en el concurso. Revisar esos dibujos ha sido un placer, y no soy la única que está maravillada del talento de los participantes. Me encantaría pensar que El ickabog le ha ofrecido su primera oportunidad a más de un futuro ilustrador.
Regresar a Cornucopia y terminar lo que empecé hace tantos años ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida profesional. Solo me queda decir que espero que disfrutéis leyendo este cuento tanto como yo disfruté escribiéndolo.
J. K. Rowling
Julio de 2020