El gallo de oro

Resumen del libro: "El gallo de oro" de

Creado originalmente con las expectativas de ser un guión cinematográfico, este «cuento» para unos, para otros una «novela corta», supera a la película que se rodó con el mismo nombre en 1964.

Originalmente escrita en 1950, las primeras noticias de la obra llegaron a la prensa en octubre de 1956, en el contexto de la producción cinemátográfica y reapaecieron en los años siguientes. En enero de 1959 se registró el texto (mecanografiado a partir del manuscrito de Rulfo) en una oficina para estos trámites. Es como el resto de las obras de Rulfo, excelente, quizá la obra más sencilla de leer de este autor y también la menos conocida. Relata la vida de un hombre de pueblo que entre la desdicha logra la riqueza y bienestar y, como en el resto de las obras de Rulfo, tiene un desenlace lógico y realista aunque trágico.

En la presente edición se partió del manuscrito, corrigiendo errores evidentes en la versión hasta ahora conocida. Se han encargado sendos estudios a José Carlos González Boixo y Douglas Weatherford, expertos en el tema. Igualmente se ofrece aquí el texto inédito hasta hoy en que Rulfo presenta a la oficina de registro un resumen de la historia con el título alternativo de «De la nada a la nada», así como el poema escrito por Rulfo para La fórmula secreta, cuidadosamente establecido por Dylan Brennan.

Si bien el origen de El gallo de oro se ubica en el medio cinematográfico, Rulfo no elaboró un guión sino una obra literaria con posibilidades de ser llevada al cine. Nunca pensó que este fuera el caso de sus cuentos y novelas publicados previamente.

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ESTA EDICIÓN

ES MUCHO LO que sabemos hoy sobre la historia de El gallo de oro, gracias a los documentos del archivo de Juan Rulfo y los recortes de prensa que reunió sobre sus vínculos con el mundo del cine. El texto de esta breve novela fue estudiado en fecha tan temprana como 1986 por José Carlos González Boixo, bien conocido por los estudiosos del autor jalisciense y a quien invitamos a colaborar en este libro con un ensayo que recoge su apreciación de la obra en aquel tiempo y a la luz de los nuevos datos que hemos puesto a su disposición. Otro conocedor de la obra de Juan Rulfo, Douglas Weatherford, inmerso desde hace unos años en la más completa investigación sobre las relaciones de la misma con el cine y a quien remitimos también la información mencionada, aceptó nuestra invitación para aportar su punto de vista sobre esta peculiar obra del autor de El Llano en llamas y Pedro Páramo. Creemos que ambos permitirán releer o conocer El gallo de oro desde una perspectiva más informada y hacerse un juicio más sólido sobre la segunda novela de Rulfo. Y no queremos dejar de mencionar como lectura recomendable, antes de entrar en materia, el texto de Alberto Vital publicado en 2006 y donde analiza la breve narración desde nuevos puntos de vista.

Los documentos muestran que en 1956 Rulfo se encontraba trabajando en una historia sobre el mundo de las peleas de gallos y lo urgían a terminar la misma para llevarla a la pantalla, aunque solo en enero de 1959 procedería a registrar su «argumento para cine», como fue designado entonces. Rulfo no había avanzado a la velocidad que los productores de cine deseaban, pero cuando su texto llegó finalmente a manos de ellos tuvo que pasar todavía un lustro para la realización de la película.

No se conserva el original, escrito a mano o a máquina, de Juan Rulfo. Debió entregarlo al productor Manuel Barbachano, quien habría dispuesto que se mecanografiara hasta conseguir un texto de 42 cuartillas. Revisándolo con cuidado queda claro que quien hizo ese trabajo tenía habilidades profesionales con la máquina pero era poco versado en la transcripción de originales literarios. No se observan en el mecanuscrito criterios homogéneos de disposición del texto en situaciones similares y se advierten errores u omisiones típicos de una mecanografía rápida. Una copia al carbón de este mecanuscrito, con una portada que agrega la fecha de su registro (9 de enero de 1959), quedó en manos de Juan Rulfo, como ya consta en la biografía escrita por Alberto Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, y como amplían aquí González Boixo y Weatherford.

En el archivo de Rulfo existe además un par de documentos fechados el día anterior, 8 de enero de 1959, vinculados al mismo trámite. Uno es el original mecanográfico de una «Sinopsis» casi con seguridad escrita directamente por Rulfo, si bien en una máquina distinta a la suya (no parece hecha por un mecanógrafo profesional, aunque sí por uno experimentado, como lo era Rulfo). Este resumen seguramente era exigido por la oficina encargada de aquellos asuntos. A pesar de tratarse de una síntesis aparecen en ella datos que no figuran en el «original» completo. El otro documento es el formato de un «Certificado de Registro» impreso en papel del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana (ante el que se hacía el registro de las obras), donde se reconoce a Rulfo como autor del «argumento cinematográfico intitulado de la nada a la nada». No sabemos por qué aparece este nombre alternativo, ya que tanto en la Sinopsis como en el original solo figura «El gallo de oro». La Sinopsis, hasta ahora inédita, se da a conocer en esta edición.

Rulfo no pensó en publicar este «argumento», que resulta ser en realidad una pequeña novela (nunca un «guión», como a veces se dice), pero en 1980 alguien que tenía en sus manos el original del mecanuscrito depositado en la oficina de Manuel Barbachano lo presentó a un editor, era, y este decidió proponer su edición. Rulfo accedió sin excesivo entusiasmo al considerar que era algo preparado con una película a la vista, ya realizada, y no quería volver a una obra abandonada (para usar el término de Paul Valéry cuando quería referirse a la conclusión de un texto literario) hacía más de dos décadas. No hizo observaciones durante el proceso de edición y sin duda hubiese sido muy útil que aceptase ser consultado, pero esto no ocurrió. El editor descubrió las ya mencionadas inconsistencias de la mecanografía y corrigió las más notorias. No todas, sin embargo.

Nuestro trabajo ha consistido en unificar los criterios discrepantes utilizados en el «original» en materia de puntuación y signos que deberían acotar al narrador y los distintos personajes, así como en los bandos y agrupamiento de versos cuando de la transcripción de canciones se trata. Las expresiones entrecomilladas se sistematizaron, así como las mayúsculas en los sobrenombres de ciertos personajes. Es decir, un cuidado de edición muy detenido, que pudo hacerse antes. No podemos ahora preguntar nada a Rulfo y podrían despertarse algunas inquietudes en el lector atento. También las hemos experimentado nosotros… limitándonos a ello. Nuestras inferencias no llegan nunca muy lejos y el siguiente ejemplo muestra cómo hemos procedido en un caso que propicia la confusión. Se trata del diálogo entre el barrendero de un palenque y Dionisio Pinzón. Primero copiamos aquí, con todas sus características, el «original» mecanográfico (es decir, la transcripción del original perdido de Rulfo realizada por la oficina de Barbachano):

Trai usted gallo pa’toparle a cualquiera, amigo.

Responde. Si…Sabe responder-fué la respuesta de Dionisio Pinzón que salió en busca de su «padrino». Lo encontró en la cantina.

Este mismo texto aparece así en la transcripción publicada en 1980:

—Trai usted gallo pa’ toparle a cualquiera, amigo.

Responde:

—Sí… Sabe responder —fue la respuesta de Dionisio Pinzón que salió en busca de su «padrino». Lo encontró en la cantina.

Y nuestra transcripción:

—Trai usted gallo pa toparle a cualquiera, amigo. Responde.

—Sí… Sabe responder —fue la respuesta de Dionisio Pinzón, que salió en busca de su padrino. Lo encontró en la cantina.

Un «original» con inconsistencias debe ser objeto, inevitablemente, de una buena revisión, y así se hizo en 1980. Muchas de las correcciones fueron acertadas y las hemos conservado. Otras no fueron advertidas y las hemos realizado ahora. El ejemplo citado muestra una corrección que no eliminó un error del «original», aunque una lectura cuidadosa puede fácilmente enmendarlo. Es lo que hicimos.

Esperamos que en un tiempo no muy lejano pueda aparecer el estudio completo que merece el tema de la relaciones de Juan Rulfo con el cine. Mientras tanto consideramos oportuno ofrecer, en esta misma edición, la transcripción realizada con extremo rigor por el joven poeta y estudioso irlandés Dylan Brennan del texto de Rulfo leído por Jaime Sabines en La fórmula secreta, la excepcional película de Rubén Gámez estrenada en 1965 y cuya importancia en la historia del cine mexicano recibe cada vez más el reconocimiento debido.

FUNDACIÓN JUAN RULFO

El gallo de oro – Juan Rulfo

Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno nació el 16 de mayo de 1917 en la casa familiar de Apulco, Jalisco, aunque fue inscrito en la ciudad de Sayula. La familia de Juan Rulfo tenía casa en Sayula, en San Gabriel y en Apulco. Debido a la época de violencia revolucionaria los padres de Rulfo constantemente cambiaron de residencia, pero su infancia quedó marcada por el asesinato de su padre cuando él contaba cinco años, el 23 de junio de 1923, fue el hijo del presidente municipal de Tolimán quien le disparó un tiro en la espalda. Su madre moriría poco después, en 1927, lo que hizo que tuviera que ser internado en una escuela en Guadalajara, Jalisco.

Se trasladó después a ciudad de México, donde asistió como oyente a los cursos de historia del arte en la Facultad de Filosofía y Letras, lo que acrecentaría su interés por la cultura autóctona mexicana que quedó plasmado tanto en su obra literaria como fotográfica, que pudo realizar en sus numerosos viajes en las décadas de los años 30 y 40. En estos años publicó sus primeros cuentos en revistas tales como América, en D.F. y Pan, de Guadalajara.

En 1948 se casó con Clara Aparicio, con la que tendrá varios hijos. En 1952 obtuvo varias becas concedidas por el Centro Mexicano de Escritores, lo que le permitió dejar su empleo en una empresa fabricante de neumáticos y publicar en 1953 El llano en llamas, y, posteriormente, en 1955 La que será su obra maestra y una de las grandes obras de la literatura universal: Pedro Páramo, publicada en 1955.

La labor etnográfica de Rulfo culminó con su trabajo en el Instituto Nacional Indigenista de México, donde se encargó de la edición de una de las colecciones más importantes de antropología contemporánea y antigua de México.

Rulfo publicó fotografías suyas por primera vez en 1949, en la revista "América", y en 1960 expuso en Guadalajara una pequeña colección de sus fotos, pero fue la exposición de 1980 en el Palacio de Bellas Artes la que abrió al público más amplio el conocimiento de esta parte de su creación.

Juan Rulfo falleció en la ciudad de México el 7 de enero de 1986.