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El esplendor

El esplendor, poemas de Asley L. Marmol

El esplendor, poemas de Asley L. Marmol

Resumen del libro:

La luz define, erige y desnuda estos poemas. Sus rincones oscuros futilmente se ocultan. Todo es expuesto, la infancia, las cosas cotidianas, la emoción de descubrir la voz, el destierro, el amor de tantos años, la paternidad, las decepciones insondables, el aliento del pasado y el destellar futuro. El Esplendor es una vida descrita en versos, una vida no siempre feliz, pero como toda existencia con momentos de luz y tinieblas hablando al unísono. La luz siempre triunfa a destiempo; he ahí la reverberación final, crucial, que queda en el lector.

Prólogo

Asley L. Mármol es un poeta fuera de tiempo, es un bardo, un cantor de esencias, un explorador en el terreno de las Formas, un creyente que halla pruebas de lo eterno en los intersticios de lo visible y las asperezas de lo táctil. Adopta los modales verbales del poeta-vidente, él que ve lo que los demás ignoran, como ese sabor inverosímil que a veces persiste en la boca después del manjar, y que no obstante contiene en sí la verdad del manjar y es la razón de su irresistible dulzura. Stendhal decía que la belleza no es sino la promesa de una felicidad. Mármol está preso –irremediable y celosamente preso– de esa promesa, y en su búsqueda es capaz de retratar sus huellas en los objetos y sensaciones de una preñada cotidianeidad.

Un poeta de la añoranza, y tal vez es una condición crónica pa- decida por la diáspora de poetas cubanos, que se han visto escindidos del espléndido tronco literario de su patria, frutas tropicales esparcidas por un planeta cada vez más hostil o indiferente al alimento lírico. Pero su añoranza no es únicamente por la patria perdida, sino también por el jardín del que hemos sido todos expulsados para siempre. Va por el mundo recogiendo los frutos del Árbol de la Vida, plantando sus semillas entre los versos que escribe.

Un poeta del optimismo, un poeta del Amor ecuménico, un poeta de los pocos que quedan que cree en la lengua, que profesa una fe indomable en la capacidad genésica de la Palabra. Un poeta que entiende –como Borges, como Lezama– que con las palabras se hacen las cosas, que del lodo de la confusión mental se forman las criaturas de luz que alumbrarán un porvenir mejor y más humano.

Un poeta sencillo, en el sentido heroico de la palabra. A pesar del leve barroquismo de sus versos, la suya es un alma sincera, transparente, que busca cohabitar con el misterio de lo eterno como se cohabita con la pareja y los hijos y los seres queridos, sin daño, sin envidia, cara a cara, enamorado. La suya es una disposición panteísta, esperanzada, generosa, abocada hacia el deleite compartido, como lo deja escrito bellamente en su poema “En el aire”:

Sobre el autor:

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