El enano negro
Resumen del libro: "El enano negro" de Walter Scott
La historia del enano misterioso, deforme y de fuerza excepcional, no está entre las más conocidas de Walter Scott. Sin embargo, es un feliz, exacto y ejemplar compendio de la prosa scottiana, y en cierto modo ejemplar dentro de su vasta producción. El Enano Negro es un ciclo novelístico cerrado, de trama bien urdida, de personajes atractivos, de amenidad indudable y en la que no sobra ni una página ni hay lugar para perderse en digresiones ajenas al mundo argumental. Una obra maestra, muy personal y significativa de su autor, y que al mismo tiempo nos da noticia puntual de lo que es la novelística del romanticismo inglés.
Introducción
El personaje de ficción que aquí se presenta, viviendo en soledad y obsesionado por la consecuencia de sus deformidades y por la sospecha de que es objeto de escarnio por parte de sus semejantes, no es totalmente imaginario. Hace muchos años, existió un individuo al que el autor conoció y trató y le sugirió este personaje. Ese hombre, pobre y desgraciado, se llamaba David Ritchie y había nacido en Tweeddale. Era hijo de un jornalero de las canteras de pizarra de Stobo y debió nacer con las malformaciones que exhibía, aunque, a veces, él solía atribuirlas a malos tratos durante su infancia. Le educaron para fabricar y vender cepillos y, ejerciendo esa profesión, había recorrido diversos lugares, en los que siempre fue perseguido por el desagradable aspecto que ofrecían tanto su monstruosa deformidad como la fealdad de su rostro. El autor oyó decir incluso que había estado en Dublín.
Al fin, cansado de ser objeto de gritos, risas y burlas, David Ritchie decidió, como los ciervos separados de su manada, retirarse a los páramos para mantener la menor comunicación con el mundo que le escarnecía. Con tal idea, se instaló en un rincón de la desierta paramera, al pie de un declive cercano a la granja de los Woodhouse, en el remoto valle del riachuelo Manor, en Peebleshire. La poca gente que tenía oportunidad de pasar por allí quedaba asombrada al verle y, si se trataba de personas supersticiosas, le observaban con alarma, al darse cuenta de que la extraña y encogida figura de Davie (se le conocía como Davie, el jorobado) estaba empeñada en un trabajo para el que parecía totalmente incapaz, como era el de levantar una casa. La vivienda que edificó era de muy reducidas dimensiones, aunque sus paredes, así como las del seto que cerraba el jardín que la rodeaba, estaban construidas con un alto nivel de solidez, compuestas por capas de grandes piedras y pedazos de turba; algunas de las piedras de las esquinas parecían tan pesadas que quienes las veían quedaban desconcertados y se preguntaban cómo era posible que una persona que no fuese un arquitecto pudiese levantarlas. La verdad es que David recibió de los viajeros que pasaban ante su casa, o de aquellos que se acercaban a ella atraídos por la curiosidad, una ayuda no despreciable; pero, como ninguno llegaba a saber nunca la asistencia prestada por los demás, la sorpresa de cada uno de ellos no disminuyó al comprobar que la vivienda se había concluido en breve plazo.
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Walter Scott. Escritor, poeta y editor escocés, fue una de las principales figuras del movimiento romántico en Gran Bretaña, cuyas novelas históricas, en las que se le considera un verdadero pionero del género, se hicieron famosas en toda Europa. Tras estudiar derecho en Edimburgo, Scott comenzó a escribir recopilando leyendas y cuentos escoceses, germen del componente nacionalista que luego imprimiría a sus obras históricas, de corte romántico.
Scott compaginó la escritura con su trabajo de abogado y hasta montó una pequeña editorial en la que publicó sus poemarios, versos que le dieron sus primeros momentos de fama, aunque la crítica restó importancia a estos trabajos en comparación con su narrativa posterior.
Las obras históricas de Scott se iniciaron con la publicación de Waverley (1814) y Rob Roy, pero fue con una de sus obras más conocidas, Ivanhoe (1819) con la que alcanzó un mayor éxito que le llevó a escribir no sólo sobre Escocia o Inglaterra sino sobre otros países como la Francia de los Luises. Sin embargo, Scott mantuvo su identidad como novelista en secreto para que no interfiriera en su carrera como poeta, algo que no pudo hacer a partir de 1825, momento en el que su popularidad comenzó a decaer.
La obra de Scott está considerada como una de las más influyentes en el continente europeo y su componente romántico se aprecia en multitud de obras posteriores en distintos países. Sus novelas han sido llevadas al teatro al cine y la televisión en multitud de ocasiones y su figura se alinea con la de los grandes autores de la literatura universal.
Sir Walter Scott murió en Abbotsford el 21 de septiembre de 1832.