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El barón Bagge

El barón Bagge, relatos de Alexander Lernet-Holenia

Resumen del libro:

“El barón Bagge”, de Alexander Lernet-Holenia, es una obra maestra de la literatura fantástica del siglo XX. Situado en el crudo invierno de 1915, el relato nos traslada al sur de los Cárpatos, donde un destacamento de ciento veinte jinetes del ejército austro-húngaro emprende una misión en la que persiguen a un enemigo imposible de alcanzar. A través de una llanura desolada, envuelta en una densa niebla y bajo un cielo plomizo, estos soldados se adentran en un reino sombrío y enigmático, habitado por sombras que deambulan en la oscuridad y el silencio absoluto. En este lugar, la distinción entre los vivos y los muertos se desdibuja, creando una atmósfera de incertidumbre y misterio.

La narrativa nos llega veinte años después, a través de las memorias del barón Bagge, el único superviviente de aquella infausta misión. Bagge nos cuenta cómo durante ese tiempo vivió una aventura donde el amor y la muerte se entrelazaron de una manera que transformó su vida por completo. La novela explora con maestría temas como la percepción de la realidad, la fragilidad de la vida y la inevitabilidad del destino. Lernet-Holenia crea una atmósfera de ensueño, casi surrealista, que atrapa al lector desde el primer momento y lo mantiene en vilo hasta el final.

Publicada por primera vez en 1936, “El barón Bagge” es una de las últimas crónicas de la caballería y destaca por su combinación de elementos históricos y fantásticos. La prosa de Lernet-Holenia es lírica y evocadora, permitiendo que el lector se sumerja en el paisaje onírico y en la psicología de los personajes. La obra es un testimonio de la habilidad del autor para fusionar lo tangible con lo etéreo, creando una narrativa que trasciende el tiempo y el espacio.

Alexander Lernet-Holenia, nacido en 1897 en Viena, fue un prolífico escritor y dramaturgo austríaco cuya obra abarca múltiples géneros, incluyendo la novela histórica, el drama y la poesía. Su estilo único y su capacidad para tejer historias envolventes le han ganado un lugar destacado en la literatura europea. “El barón Bagge” es una de sus obras más reconocidas, celebrada por su profundidad psicológica y su atmósfera hipnótica.

En resumen, “El barón Bagge” es una novela fascinante que combina la historia y la fantasía de una manera magistral. Lernet-Holenia ofrece al lector una experiencia literaria rica y envolvente, que explora los límites de la realidad y la percepción humana, haciendo de esta obra una lectura imprescindible para los amantes de la literatura fantástica y los relatos de aventuras.

Durante una recepción celebrada no hace mucho tiempo en la residencia del ministro de Agricultura, cierto barón de nombre Bagge sostuvo un violento intercambio de palabras con el joven señor von Farago, hombre arrebatado e irascible que, de viva voz y llamando la atención de todo el mundo, prohibió a Bagge que hablara con su hermana, con la hermana de Farago. El barón eligió para representarlo a un mayor de mi regimiento que por casualidad asistía a la recepción y el mayor a su vez me propuso a mí como segundo padrino. Verdad es que nuestros adversarios, desde su punto de vista, consideraban que Farago estaba justificado al querer proteger a su hermana, pues Bagge tenía ya sobre su conciencia la vida de dos mujeres. Para nosotros esto era una novedad. Muy poco o nada sabíamos del pasado de Bagge, que vivía casi exclusivamente en una apartada posesión, llamada Ottmanach y situada en la Carintia. Pero nosotros manifestamos a nuestra vez que no teníamos el derecho de juzgar cuestiones de naturaleza tan privada, por lo demás indemostrables oficialmente, de manera que en última instancia a Farago no le quedó más remedio que disculparse. Bagge escuchó las excusas con expresión distraída y como ausente, luego se inclinó ante el joven y todos nos marchamos. Pero después Bagge debió de sentirse obligado a darme una explicación, pues me contó su historia.

Desgraciadamente, es demasiado cierto, me dijo, que esas dos mujeres de las que hablamos y que son tan dignas de lástima se suicidaron; y se dice que lo hicieron por mi causa. ¡Pero, en verdad, yo no tuve la culpa! No puedo lisonjearme de tener un aspecto particularmente ventajoso ni tampoco de ser verdaderamente rico. Además, hacía ya mucho tiempo que no cortejaba a ninguna mujer. Por el contrario, cuando advertí que ya no era del todo indiferente a una o a la otra, procuré apartarme al punto y dije expresamente que no pensaba casarme. Sin embargo, y evidentemente por espíritu de contradicción, primero una y luego la otra se obstinaron en casarse conmigo y sus empeños fueron tanto más vivos porque tal vez presentían que en modo alguno podía casarme, pues, a decir verdad, ya estaba casado. Y la cosa ocurrió así:

Aunque el comienzo de la guerra me sorprendió en un viaje que realizaba por Centroamérica —pues quería asistir a la inauguración del Canal de Panamá y además conocer las Antillas—, conseguí embarcarme inmediatamente hacia Europa en un barco holandés, de suerte que participé en la fase inicial de la campaña contra Rusia, sirviendo en el regimiento de dragones Marqués y Conde von Gondola. A principios del año 1915 nuestro frente, como consecuencia de la violenta presión de los ejércitos del gran duque Nikolai, tuvo que replegarse hasta más acá de los Cárpatos en llanura húngara y aun quedó casi deshecho a causa de las grandes bajas sufridas y de las penurias del invierno. Sin embargo, en febrero comenzamos a rehacernos. De todas partes nos enviaron numerosos contingentes frescos de refuerzo, que se concentraron alrededor de Mukatsch y Nirenghaza. En el momento en que debía comenzar nuestra contraofensiva, mi división recibió la orden de avanzar desde Tokai hacia el norte, en misión de reconocimiento.

En Tokai, como última estribación de los Carapatos, se levanta en medio de la llanura, cual una boca acallada del mundo subterráneo, un volcán cuyas laderas están cubiertas de viñedos. La división, que, además de tener los dragones de von Gondola y del conde Scherffenberg, estaba constituida por los regimientos de ulanos de la Ost y Gran Duque de Toscana, se hallaba acuartelada en parte en la propia Tokai y en parte en las aldeas que la rodean. Yo era teniente primero en el cuarto escuadrón, o Eskadron, como decíamos aún entonces, de mi regimiento y servía a las órdenes del señor von Semler de Wasserneuburg, el capitán; los otros oficiales eran el teniente J. Hamilton, un norteamericano —pues los Estados Unidos no nos habían declarado aún la guerra—, y Karl Maltitz, hombre todavía muy joven. Nuestra tropa, en su mayor parte recién reclutada, estaba constituida principalmente por polacos de la Galizia, pero también había muchos alemanes en Bukovina y rumanos.

“El barón Bagge” de Alexander Lernet-Holenia

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