Resumen del libro:
Mary Elizabeth Braddon (1835-1915) es una de las pioneras de la novela de intriga y casi podríamos decir que la creadora del thriller sentimental. Braddon fue una de las autoras de más éxito en el siglo XIX: vendió cientos de miles de ejemplares de sus obras, y las ediciones de sus novelas se sucedían. Es considerada la reina de la llamada «sensation fiction», que creó junto a escritores como Wilkie Collins, Charles Reade y Ellen Wood (Mrs. Henry Wood). La sensation fiction es la precursora del thriller, y aprovecha las tradiciones populares del melodrama y el drama para crear novelas de crímenes e intriga. Darrell Markham plantea también el tema de la bigamia , pero lo verdaderamente destacado es el juego entrecruzado de los personajes, entre dramático y satírico, que siempre resulta pintoresco. El escenario es la Inglaterra del siglo XVIII: pelucas empolvadas, pistolas de un tiro, asaltos en el camino real, bandidos…, que Braddon aprovecha para dar a la trama un toque aventurero, además de intrigante. ¿Quién, o qué, es el capitán Duke? Braddon irá tejiendo una trama misteriosa hasta las últimas páginas del libro.
Presentación
Mary Elizabeth Braddon (1835-1915) es una de las pioneras de la novela de intriga y casi podríamos decir que la creadora del thriller sentimental, que parte de lo cotidiano y del romanticismo amoroso para dar realismo a la emoción. Su producción es verdaderamente extensa, y está compuesta de más de noventa novelas, numerosas antologías de relatos cortos, obras de teatro y ensayos. Muchos de estos escritos fueron controvertidos en la época y tachados de inmorales, y su obra fue tildada por algunos críticos de «degenerada ficción sentimental». Sin embargo, Braddon fue una de las autoras de más éxito en el siglo XIX: vendió cientos de miles de ejemplares de sus obras, y las ediciones de sus novelas se sucedían. Los lectores adoraban sus melodramáticos seriales, como los que comenzaron a aparecer en Halfpenny Journal, la revista de John Maxwell, entre los años 1861 y 1864: The Black Band, Woman’s Revenge, The Octoroon, The White Phantom, The Factory Girl, Oscar Bertrand. Ella, en cambio, no parecía darle demasiado valor a este tipo de literatura, como así lo manifiesta a su amigo Bulwer Lytton: «es insufrible considerar la cantidad de crímenes, traiciones, asesinatos, venenos, e infamia en general que requiere el lector habitual de las publicaciones de medio penique». A pesar de todo, la autora nunca abandonaría esta forma de narrar, y lo que en un principio fue un medio para ganarse la vida se convirtió en una vocación. Realmente le «emocionaba» el interés que mostraban sus lectores por sus obras, y la popularidad que no había podido conseguir como actriz la encontró gracias a la escritura.
Es considerada la reina de la llamada «sensation fiction», que creó junto a escritores como Wilkie Collins, Charles Reade y Ellen Wood (Mrs. Henry Wood). La sensation fiction es la precursora del thriller, y aprovecha las tradiciones populares del melodrama y el drama para crear novelas de crímenes e intriga destinadas a la clase media. A juicio de los críticos, los escritores como Braddon estaban «predicando más el nerviosismo que el juicio», y en su opinión, «emocionarse, y emocionarse en soledad, parecía ser el gran final al que apuntaban». Para la sociedad biempensante, la emoción era sentida como una deplorable intrusión de las clases bajas en los elevados valores de la clase media. Sin embargo, escritores como Henry James la consideran una gran benefactora de la literatura.
Mary Braddon conoce el éxito muy pronto, casi desde el principio de su carrera como escritora. Había abandonado a comienzos de 1860 su trabajo de actriz teatral de reparto por una labor mucho más sosegada que ya había ensayado con las piezas teatrales escritas por su mano e interpretadas después por ella misma en los teatros de diversas ciudades de Inglaterra. Cosechó un gran éxito con la novela Lady Audley’s Secret (1861-1862), la historia de una bella dama, homicida y bígama, que se convirtió en un auténtico éxito editorial en la época. Vendió nueve ediciones en tres meses y creó un verdadero estilo propio en la autora. Los críticos, escandalizados, no pudieron dar crédito a tal desvergüenza literaria, pues consideraban la obra como «el libro más nocivo de los últimos tiempos». Pero su reacción únicamente sirvió para dar mayor popularidad a la obra. Estos años, tempranos como escritora, son verdaderamente prolíficos, y sus novelas, que se suceden sin descanso para delicia del lector, que desea, sin duda, un tipo de literatura de evasión, se encuadran dentro de lo que hoy en día consideraríamos los géneros populares: el thriller criminal, con sociedad secreta internacional, The Black Band or The Mysteries of Midnight; la novela histórica y de intriga, Woman’s Revenge or The Captain of The Guard; el texto antiesclavista, The Octoroon or The Lily of Louisiana; y la novela que el lector tiene en sus manos, Darrell Markham. El capitán de El Buitre.
Darrell Markham plantea también el tema de la bigamia (la propia escritora se irá a vivir en 1861 con su editor John Maxwell, estando este casado), pero lo verdaderamente destacado es el juego entrecruzado de los personajes, entre dramático y satírico, que siempre resulta pintoresco. El escenario es la Inglaterra del siglo XVIII: pelucas empolvadas, pistolas de un tiro, asaltos en el camino real, bandidos…, que Braddon aprovecha para dar a la trama un toque aventurero, además de intrigante. ¿Quién, o qué, es el capitán Duke?; Braddon irá tejiendo una trama misteriosa hasta las últimas páginas del libro.
Mary Braddon también cultivaría lo que después sería considerada la novela de detectives, como podemos comprobar en la propia Lady Audley’s Secret y en obras de años posteriores, como Eleanor’s Victory (1863), Rough Justice (1898) y His Darling Sin (1899), estas dos últimas escritas en la época de la popularidad de Conan Doyle y su Sherlock Holmes.
Otro de los temas tratados por Braddon, que siempre aparece en todas sus obras, es el descontento de la mujer en la sociedad. Han pasado muchos años, en realidad casi un siglo y medio, y desgraciadamente todavía continúa vigente esta realidad sobre el malestar femenino en el entorno actual. Si la dama Millicent de nuestra novela Darrell Markham muestra una docilidad que puede parecer irreal, solo debemos fijarnos en el yugo, llamado matrimonio, que la esclaviza. Cuando nuestra triste heroína es iluminada por un afecto del pasado, solo alcanzará el amor una vez que el camino sea el adecuado y todas las claves hayan sido reunidas. Aunque la carga es siempre pesada, llega realmente a plantearse si el sufrimiento es una parte indivisible de su naturaleza. En definitiva, su felicidad no depende del hombre amado, sino de lograr unas nuevas circunstancias y una diferente realidad.
Para esta edición nos hemos basado en la publicada por La Novela Ilustrada en los años veinte, titulada La mujer de los dos maridos (un intento, sin duda, de subrayar el escándalo), que ha sido revisada convenientemente, pensando en el público de ahora. Hemos de señalar que esta obra de Braddon no se encuentra disponible en los catálogos de las editoriales modernas anglosajonas, lo que hace su edición moderna en castellano todo un hallazgo para el público español.
ALBERTO SANTOS
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