Resumen del libro:
En el curso 1951-1952, cuatro años antes de publicar Lolita, Vladimir Nabokov dictó en la Universidad de Harvard seis lecciones sobre el Quijote. Aquellas clases, en las que el escritor pretendía demostrar que se trataba «del libro más amargo y bárbaro de todos los tiempos», fueron publicadas póstumamente, en 1983, por Fredson Browers con el título Lectures on Don Quixote.
Ante los seiscientos estudiantes que siguieron aquellas conferencias, intentó desmitificar el libro y hacerles evidentes, con idéntico ahínco, sus defectos y sus aciertos a lo largo de los diversos temas en los que centró las sesiones: las victorias y las derrotas, Dulcinea y la muerte, el engaño y la crueldad, el hidalgo y el escudero. A pesar de sus controvertidas opiniones sobre el autor y su personaje, Nabokov reconoció sin ambages la pervivencia del Quijote en la gran narrativa posterior, desde Dickens hasta Tolstoi.
PRÓLOGO
Cuando Vladimir Nabokov llegó a Estados Unidos en 1940 para iniciar una vida nueva en ese país, llevaba consigo, según él mismo ha contado, cierto número de lecciones preparadas para la carrera docente que se abría ante él. Estas lecciones sobre el Quijote de Cervantes, sin embargo, las escribió durante un período de excedencia de su puesto fijo en la Universidad de Cornell, que se le concedió para que pudiera aceptar un nombramiento de profesor visitante en la Universidad de Harvard durante el semestre de primavera del año académico 1951-1952.
Entre los cursos de Educación General instituidos en Harvard unos cinco años atrás estaba el de Humanidades 1 y 2, y las clases del primer semestre, dedicados a la épica, las impartía el helenista John H. Finley, Jr., mientras las del segundo, dedicadas a la novela, corrían a cargo de Harry Levin. Ambos habían ejercido una influencia importante en la creación del programa de Educación General, del cual el curso de Humanidades 1 y 2 era parte relevante. De vez en cuando, el profesor Levin tenía que cumplir compromisos con otros departamentos, dejando un sustituto en Humanidades 2: I. A. Richards, Thornton Wilder y Vladimir Nabokov desempeñaron ese papel. Conversando con Nabokov sobre las obras que debían estudiarse en clase, Levin recordaba haberle comentado que, en su opinión, el Quijote era el punto de partida lógico para hablar de la evolución de la novela. Hasta tal punto estaba de acuerdo Nabokov que empezó a preparar una serie de lecciones sobre Cervantes ex profeso para el curso, a las que seguirían las lecciones que ya tenía escritas y dictaba en Cornell sobre Dickens, Gógol, Flaubert y Tolstoi. No tenemos noticia de que las lecciones sobre Cervantes las dictara también en Cornell después de su regreso.
Nabokov puso especial esmero en la preparación de sus tareas en Harvard y en las nuevas lecciones sobre Cervantes. Al parecer, lo primero que hizo fue realizar por escrito un resumen extenso de toda la obra, capítulo por capítulo. Dado que en su método didáctico se recurría a menudo a la cita del autor estudiado, ese resumen se componía en parte de narración hecha con sus propias palabras y en parte de citas reproducidas o señaladas, lo uno y lo otro salpicado de comentarios personales sobre la acción, el diálogo, los personajes y los temas. El texto que utilizó fue la traducción del Quijote de Samuel Putnam, publicada por Viking Press en 1949 y reimpresa después por Random House en la Modern Library. Casi todas las referencias a páginas contenidas en los manuscritos de Nabokov lo eran a esta edición (que no hay que confundir con la abreviada de la serie Viking Portable, que desaconsejó particularmente a sus alumnos). También, sin embargo, daba como aceptable el Quijote en rústica traducido por J. M. Cohen para Penguin Books en Inglaterra (1950).
El ejemplar de la traducción de Putnam que usó Nabokov para preparar sus notas y lecciones no se ha conservado, pero la familia Nabokov guarda el paperback Penguin. Este ejemplar muestra líneas a lápiz en el margen de numerosos pasajes, pero, desafortunadamente, sólo un par de anotaciones, tales como el interrogante «¿Victoria o derrota?» en el capítulo 9 de la primera parte, o «Comienza el tema ducal» en el capítulo 30 de la segunda parte. No está claro si era éste el ejemplar que utilizó en clase (el hecho de estar las citas de sus lecciones referidas a la paginación del Putnam podría haber creado dificultades); pero la cuestión tiene escasa importancia, porque la ausencia casi total de anotaciones lo hace inútil para nuestros propósitos.
La sección de Narración y Comentario, que en el presente volumen sigue a las seis lecciones propiamente dichas, reproduce el resumen original que hizo Nabokov de la novela, escrito primero a mano y después a máquina, de forma que permitiera extraer de él lo que hiciera falta. Sólo después de haberse familiarizado a fondo con la novela elaborando esta Narración y Comentario acometió Nabokov la preparación activa de las propias lecciones. Aquí los manuscritos parecen indicar que su idea inicial fue redactar un texto seguido que analizara la estructura del Quijote tomando como base el tema general de las victorias y las derrotas. La misma evidencia confirma que escribió una versión preliminar y bastante extensa de las lecciones.
Para realizar ese estudio abstrajo numerosas páginas de la parte original de Narración y Comentario mecanografiada, alterando además en gran medida su orden cronológico para acoplarlas al nuevo tema central. Páginas manuscritas de ampliación y comentario más detallado servían de enlace de esos textos mecanografiados recompuestos con el análisis temático de Victorias y Derrotas. Sólo más tarde, ya terminado este borrador, se perfilaron en su imaginación los núcleos temáticos más variados de estas seis lecciones, como concepto estructural superior tanto a la relación cronológica de sus primeras anotaciones como a la simple oposición de Victorias y Derrotas, en cuanto armazón del discurso.
Para llegar, pues, a la forma definitiva de estas seis lecciones, que son las que dictó y las que ahora se conservan en sus seis carpetas, Nabokov procedió a una nueva reescritura, añadiendo a las páginas otras nuevas extraídas, según hiciera falta el material, del borrador de Victorias y Derrotas, y otras de las anotaciones originales para la Narración y Comentario. En las páginas mecanografiadas tachó el material que no habría de emplear y las insertó así en el texto definitivo, escrito a mano. El sexto capítulo, «Victorias y Derrotas», fue totalmente reescrito con arreglo a una nueva fórmula. Sólo cuarenta y tantas páginas, como una quinta parte de las notas originales de Narración y Comentario, quedaron apartadas en una carpeta, sin ser utilizadas ni en el borrador ni en las lecciones definitivas. La reconstrucción de la parte original de Narración y Comentario para este volumen se ha hecho recuperando sus páginas mecanografiadas (identificables por la paginación) del borrador desechado de Victorias y Derrotas, y las partes escritas a mano de ese mismo borrador se han añadido a las lecciones cuando era pertinente, o se han insertado en la parte de Narración y Comentario. También se ha recuperado el material mecanografiado tachado por Nabokov después de insertar lo que necesitaba de esas páginas en el texto de las seis lecciones finales. Las páginas dispersas de Narración y Comentario recompuestas, y añadidas a las cuarenta y tantas del original que habían quedado apartadas, forman ahora la sección correspondiente, a falta sólo de unas pocas páginas.
La reconstrucción de esta sección en su forma original dio como resultado cierta dosis de repetición, tanto de comentarios como de citas ya extraídas para su uso en las seis lecciones: todo ese material se ha eliminado, de modo que la reaparición de los mismos pasajes en la parte de Narración y Comentario sea únicamente una expansión o complemento del discurso desarrollado en las lecciones. Esa necesaria poda del material ha obligado al editor a insertar en algunos puntos pasajes de transición para enlazar entre sí citas que para Nabokov no eran sino anotaciones sugerentes con vistas a un posible desarrollo; además de esto, se han prolongado algunas citas por su interés intrínseco y se han añadido algunas más procurando el placer del lector. En sustitución de las pocas hojas que se habían perdido, se ha insertado un pequeño número de sinopsis argumentales, a fin de respetar la continuidad.
Los manuscritos conservados son las seis carpetas originales de Nabokov, cada una con una lección, y en algunos casos hojas sueltas de anotaciones que hay que interpretar como una acumulación previa de material de fondo. (De estas anotaciones se ha incorporado el mayor número posible al texto de las lecciones). La extensión de las lecciones varía apreciablemente, en parte según los cortes optativos que Nabokov hiciera del texto, señalados con corchetes amenazadores (porque el escritor era meticuloso en cuanto a la duración de sus lecciones). Pero también, dado que la exposición de todas las lecciones debía llevar el mismo tiempo, el que el número de hojas sea muy variable depende en parte del uso limitado que pudiera hacer (tal vez sólo unas cuantas frases de una página) del anterior material escrito que integró en la forma definitiva del discurso. Las lecciones definitivas están todas escritas a mano por el propio Nabokov, salvo esas hojas mecanografiadas que intercaló del borrador anterior del esquema Victorias y Derrotas. Muchas hojas de ese borrador procedían, evidentemente, de la versión mecanografiada de los resúmenes redactados como parte de su primer estudio sistemático de la novela. La primera lección se compone de una veintena de páginas; la segunda, de treinta y cinco; la tercera llega a abarcar setenta y una; la cuarta se reduce a veintinueve; la quinta, a treinta y una, y la versión definitiva de la sexta, que comprende una conclusión, a unas cincuenta. Además de esas carpetas, que representan básicamente las lecciones en la forma en que fueron impartidas, el material archivado comprende unas ciento setenta y cinco páginas de sinopsis desechadas, páginas sueltas y una carpeta con quince páginas de notas apenas elaboradas sobre el Quijote espúreo de Avellaneda.
El problema de edición ha consistido en tratar de presentar lo más posible de las ideas de Nabokov sobre el Quijote, con su comentario, en una escala mayor que la impuesta por los límites arbitrarios de las seis lecciones en clase a las que se veía obligado. Dentro de las propias lecciones, Nabokov tachaba el material desechado hasta hacerlo ilegible, pero también tenía la costumbre de encerrar entre corchetes otras partes que podía leer o no según cómo anduviese de tiempo, anotando muchas veces al margen el paso de los minutos. En otros casos, al utilizar páginas de la primera redacción de Narración y Comentario, trazaba una línea diagonal sobre el material que no podía aprovechar por limitaciones de tiempo, o porque no fuese pertinente para lo que en ese momento estaba explicando. El responsable de esta edición ha restaurado sistemáticamente los textos entre corchetes, porque formaban parte de la redacción original; suelen ser pertinentes y podrían perfectamente haber sido leídos si el tiempo lo hubiera permitido. Otros materiales suprimidos de las hojas mecanografiadas intercaladas se han incluido en su contexto, sobre todo allí donde una cita del Quijote podía ser útil; pero la mayor parte de ese material desechado se ha reintegrado a la sección de Narración y Comentario a la que en un principio pertenecía.
Nabokov solía poner por escrito las citas que pretendía leer, pero en ocasiones se limitó a anotar el número de la página correspondiente en la traducción de Putnam. En este caso no sabemos si, teniendo tiempo, abría el libro y leía en voz alta, o si simplemente señalaba a sus alumnos el pasaje para que lo leyeran por su cuenta. (Todas esas citas se dan completas en este volumen). En torno a esto hemos actuado con cierta libertad, extendiendo cuando parecía oportuno un pasaje que Nabokov daba en forma más breve, y añadiendo las citas correspondientes, tanto en el texto como en las notas, para ilustrar mejor los comentarios de Nabokov. En general, las lecciones conservan la estructura y el orden que les dio Nabokov en su redacción definitiva, con la salvedad de esas ampliaciones ya mencionadas, sobre todo las autorizadas por su aparición entre corchetes en el propio texto hológrafo. Sin embargo, el primer capítulo, que aun en su forma presente dista mucho de ser sintético, estaba menos estructurado que los demás, y en él se han incluido, junto con el texto original, notas y comentarios de hojas dispersas entre las carpetas pero que no guardaban relación directa con el contenido de las mismas.
Dado que las lecciones en su forma final se centran en distintos temas, y por lo tanto no siguen el hilo argumental de la obra con arreglo a un orden cronológico fijo, la parte de la Narración y Comentario puede servir para dar una visión coherente de la novela tal y como la escribió Cervantes, entresacada de una serie de exposiciones y análisis de Nabokov que no hallaron cabida en las lecciones. Por consiguiente, esa sección es parte integrante del presente volumen, no sólo para la comprensión de la visión total que tenía Nabokov del Quijote como obra de arte, sino también para el fin más modesto de recordarle al lector distanciado aquellos sucesos que Nabokov quizá sólo mencione de pasada en las lecciones. Confiamos en que esa narración resumida no desanime a nuevos lectores, estimulados por las lecciones, de buscar en la propia novela una nueva experiencia de contacto con la gran literatura del mundo.
FREDSON BOWERS
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