Cuentos completos

Cuentos completos, de Vladimir Nabokov

Resumen del libro: "Cuentos completos" de

Se reúnen todos los relatos de uno de los mayores narradores del siglo XX. Estos cuentos exponen el impresionante abanico de su creatividad formal y técnica y revelan el fascinante progreso de su desarrollo artístico a la vez que nos recuerdan que estamos ante un verdadero maestro. «Aunque es cierto que iluminan la evolución de su proceso creativo y que nos proporcionan inestimables claves acerca de los temas y los métodos que utilizaría más tarde, los relatos de Vladimir Nabokov constituyen su obra más accesible. Incluso aquellos que están íntimamente ligados a alguna de las novelas tienen entidad y consistencia propia. Ofrecen una gratificación inmediata al lector independientemente de que éste se haya aventurado en la más compleja y procelosa escritura nabokoviana o en la historia personal del autor.»

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Prólogo

Los relatos de Nabokov fueron apareciendo individualmente en distintas revistas y colecciones hasta que finalmente, en vida del autor, se publicó la versión inglesa definitiva de los mismos en cuatro volúmenes que agrupan cincuenta y dos relatos: Nabokov’s Dozen (Trece relatos), A Russian Beauty and Other Stories (Una belleza rusa), Tyrants Destroyed and Other Stories y Details of a Sunset and Other Stories.

Nabokov había manifestado hacía tiempo la intención de publicar un volumen final pero estaba indeciso sobre la posibilidad de que existieran suficientes relatos de la calidad requerida por él para integrarse en una nueva «docena» numérica o nabokoviana. Su vida creativa era demasiado intensa y plena y se vio truncada tan repentinamente que le impidió realizar la selección final. Había esbozado una breve lista de los relatos que consideraba dignos de ser publicados, una lista que denominó el «fondo del barril». Se refería, con ello, según me explicó, no a su calidad, sino al hecho de que, entre el material que pudo consultar en aquel momento, aquellos relatos eran los únicos que merecían publicarse. Sin embargo, después de organizar y comprobar nuestro archivo por completo, Véra Nabokov y yo mismo logramos reunir un total de trece relatos que, a nuestro modesto juicio, habrían merecido la aprobación de Nabokov frente a una eventual publicación. De ahí que la lista, el «fondo del barril», deba considerarse únicamente como una lista parcial preliminar: sólo incluye ocho de los trece relatos aquí recogidos por vez primera, y en ella aparece asimismo El hechicero, que no se incluye en esta colección pero que había sido publicada en inglés como novela corta (Nueva York, Putnam, 1986; Nueva York, Vintage International, 1991). Tampoco los títulos provisionales se corresponden en todos los casos con los títulos que aparecen en este libro.

De la lista que lleva por título «Relatos escritos en inglés», Nabokov omitió «Primer amor» (publicada originalmente en The New Yorker con el título de «Colette»), lo cual pudo deberse a un puro descuido o quizá a su transformación en uno de los capítulos de Habla, memoria (originalmente titulado Conclusive Evidence). Algunas notas e instrucciones —en ruso— en el extremo superior izquierdo del documento sugieren que esta lista era la copia definitiva que pensaba pasar a máquina y que incluso pensaba publicar, aunque no en Trece relatos, pues este libro (1958) es anterior a la lista (que contiene «Las hermanas Vane», escrita en 1951).

Los cuatro volúmenes «definitivos» mencionados más arriba fueron preparados y organizados por Nabokov tomando como base varios criterios —tema, época, ambiente, uniformidad y variedad—. Parece justo que cada uno de ellos conserve su carácter e identidad como parte de un volumen concreto en lo que se refiere a la futura publicación de los mismos. Los trece relatos publicados en Francia e Italia, con los respectivos títulos de La Vénitienne y La veneziana, se han ganado probablemente el derecho a aparecer como volúmenes separados en la correspondiente versión inglesa. Estos trece relatos han tenido asimismo otros estrenos, tanto individuales como colectivos, en otras partes de Europa y las «docenas» previas han visto la luz en todo el mundo, a veces formando constelaciones distintas como es el caso del reciente volumen Russkaya Dyuzhena («Docena rusa») en Israel. No me referiré a lo publicado en la Rusia posperestroika, porque hasta el momento y con honrosas excepciones ha sido una historia de pirateo editorial de derechos de autor a gran escala, aunque hay que decir que se apuntan ya en el horizonte una serie de mejoras.

La colección completa que ahora presentamos, aunque no trata de eclipsar a las anteriores, sigue deliberadamente un orden cronológico, o la máxima aproximación al mismo. Para ello, el orden seguido en colecciones anteriores ha tenido que ser alterado en ocasiones, y los relatos que aparecen recogidos aquí por vez primera han sido integrados en su lugar correspondiente. Nuestro criterio ha sido la fecha de composición de los mismos. Cuando ésta no estaba disponible o era confusa, hemos apelado a la fecha de publicación o a la primera mención de la misma. Once de los trece relatos nuevos vieron en esta colección su primera traducción al inglés. Cinco de ellos aún no habían sido publicados hasta la reciente aparición de los «nuevos» trece en varias lenguas europeas. Se encontrarán más detalles bibliográficos junto con otra información interesante al final del libro.

Una ventaja evidente de la ordenación que aquí se ha seguido es que nos permite tener una estimable visión general del desarrollo de Nabokov como escritor de ficción. También es interesante comprobar que los vectores no son siempre lineales, y que un relato sorprendentemente maduro se cuela de repente entre una serie de relatos más sencillos de juventud. Aunque es cierto que iluminan la evolución de su proceso creativo y que nos proporcionan inestimables claves acerca de los temas y los métodos que utilizaría más tarde, los relatos de Vladimir Nabokov constituyen no obstante su obra más accesible. Incluso aquellos que están íntimamente ligados a alguna de las novelas, tienen entidad y consistencia propia. Y aunque admiten diversos niveles de lectura, no requieren demasiado bagaje literario previo. Ofrecen una gratificación inmediata al lector independientemente de que éste se haya aventurado en la más compleja y procelosa escritura nabokoviana o en la historia personal del autor.

La responsabilidad de la traducción al inglés de los trece «nuevos» relatos es estrictamente mía. La traducción al inglés de la mayoría de los relatos previamente publicados en ruso fue fruto de una colaboración sin fisuras entre padre e hijo, en la que el padre gozaba, como autor, de licencia para alterar sus propios textos en la traducción en la forma y manera que él considerara conveniente. Y es concebible que lo hubiera hecho también en los relatos que aquí traduje por primera vez al inglés. Ni que decir tiene que, como traductor en solitario, la única libertad que me he permitido ha sido la corrección de un error ocasional o errata tipográfica, y la rectificación de algún error de bulto editorial; el más evidente ha sido la omisión de la última y maravillosa página de «El ayudante de dirección», en todas las ediciones inglesas y americanas hechas a partir de la primera en esa lengua. Por cierto, en la canción que serpentea un par de veces por el relato, el Don Cossack que arroja a su novia al Volga no es otro que Stenka Razin.

Cuentos completos – Vladimir Nabokov

Vladimir Nabokov. Nacido el 22 de abril de 1899 en San Petersburgo, fue un escritor, traductor, entomólogo y profesor cuya obra ha dejado una huella imborrable en la literatura del siglo XX. Su vida transcurrió entre múltiples países, reflejando en sus escritos una riqueza cultural y una profundidad intelectual que lo distinguen como uno de los grandes literatos de su tiempo.

Nabókov comenzó su carrera literaria escribiendo en ruso, pero fue en inglés donde alcanzó reconocimiento internacional. Su novela más emblemática, Lolita (1955), no solo provocó controversia por su temática audaz, sino que también demostró su maestría en la construcción de personajes complejos y narrativas envolventes. Obras como Pálido fuego (1962) y Ada o el ardor (1969) consolidaron su estatus como un innovador en el género de la novela moderna, combinando elementos de ficción y poesía con una precisión lingüística incomparable.

Además de su faceta como novelista, Nabókov destacó como traductor, especialmente por su traducción al inglés de Eugenio Oneguin de Aleksandr Pushkin, una labor que le valió elogios y también controversias entre críticos literarios. Su pasión por el lenguaje y su atención meticulosa al detalle le permitieron crear traducciones que capturaban la esencia y el ritmo de los originales, a pesar de las críticas que recibieron algunos de sus métodos.

La vida de Nabókov estuvo marcada por el exilio y la pérdida, eventos que profundamente influenciaron su obra. Tras la Revolución Rusa, su familia se exilió en el Reino Unido y posteriormente en Alemania, donde su padre fue asesinado en circunstancias trágicas. Estas experiencias de desplazamiento y duelo se reflejan en la melancolía y el sentido de pertenencia que impregnan sus escritos.

Además de su contribución a la literatura, Nabókov fue un entomólogo apasionado, especializado en lepidopterología. Su dedicación a la colección y estudio de mariposas le valió reconocimiento académico, y varios géneros de mariposas fueron nombrados en su honor, destacando su legado en el mundo científico.

Nabókov residió en Estados Unidos desde 1940 y más tarde en Suiza, donde falleció el 2 de julio de 1977 en Montreux. Su legado perdura no solo en sus novelas y traducciones, sino también en sus conferencias y ensayos sobre literatura, donde defendió la importancia de la estética y la estructura en la narrativa. Su enfoque innovador y su resistencia a las convenciones literarias lo convierten en una figura central para estudiosos y amantes de la literatura.

La obra de Vladímir Nabókov continúa siendo estudiada y celebrada por su riqueza lingüística, su profundidad psicológica y su capacidad para desafiar las normas literarias. Su vida y su trabajo siguen inspirando a nuevas generaciones de escritores y lectores, asegurando su lugar en el panteón de los grandes escritores universales.