Crítica de la razón práctica
Resumen del libro: "Crítica de la razón práctica" de Immanuel Kant
El hecho de que todas las teorías morales contemporáneas continúen dialogando aún hoy con las premisas y planteamientos formulados por Immanuel Kant permite hablar, en la historia de la ética, de un antes y un después del filósofo de Konigsberg, cesura que marca el carácter de punto de inflexión que, para la filosofía moral, representa su formalismo ético. En este sentido, cabe calificar la Crítica de la Razón Práctica como una verdadera biblia por lo que atañe al pensamiento moral de la modernidad. La presente edición, a cargo de Roberto R. Aramayo, une al depurado rigor de la traducción y las notas unos útiles índices que contribuyen al manejo y estudio de la obra, así como una cronología que la sitúa en su adecuado contexto.
Estudio preliminar
En cuanto se deja oír la voz del deber, se acallan
los cantos de sirena de la felicidad.
I. Kant, Reflexión 7.315; Ak. XIX, 312.
I. La biblia de la filosofía moral moderna y contemporánea
Sin duda, la Crítica de la razón práctica puede ser presentada como una biblia para el pensamiento moral de la modernidad, por la sencilla razón de que todavía sigue suponiendo una referencia inexcusable para nuestra reflexión ética contemporánea, tal como viene a testimoniar la raigambre kantiana de grandes corrientes actuales cuales son, verbigracia, la teoría ralwsiana de la justicia y la ética discursiva de Habermas. Todas las teorías morales posteriores al formalismo ético kantiano han ido viéndose obligadas a confrontarse con sus planteamientos, ya sea para criticarlos o asumirlos parcialmente. Incluso sus más preclaros detractores no han dejado de invocar su indiscutible autoridad para reforzar sus propios principios, intentando adaptar las premisas morales de Kant a su posición, por antagónica que pudiera ser ésta. Y es que, como bien ha escrito José Luis Villacañas, «el pensamiento moral de Kant posee una extraordinaria capacidad de fascinación, propia de los enigmas formales, de los grandes puzzles del pensamiento», aun cuando también sea cierto que su capacidad para seducirnos en el plano teórico lleve aparejada, sin embargo, una incapacidad para motivarnos a la hora de actuar.
1. Génesis de la obra
Si Kant redactó la primera Crítica en unos cinco meses, después de haber trabajado durante doce años en ella sin publicar ninguna otra cosa, la segunda fue concebida y escrita con una inusitada rapidez, dado que podría haber sido escrita en la primavera y (a lo sumo) el verano de 1787 sin contar con apuntes o borradores previos. Eso no significa, desde luego, que Kant no tuviera en mente dar a la imprenta un trabajo sobre filosofía moral desde mucho tiempo atrás, nada menos que veintidós años. Pues el día de San Silvestre del año 1765 Lambert recibió una carta donde Kant le comunicaba que se proponía urdir un trabajo sobre los Principios metafísicos de la filosofía práctica. Veintiocho meses más tarde dicho trabajo parecía poder verse acabado en el plazo de un año y Herder tiene noticia también de su título, a saber, Metafísica de las costumbres. Este proyecto se ve postergado a causa de su salud y sus ocupaciones, pero Kant no deja de informar a un corresponsal que sigue trabajando en su Indagación sobre la sabiduría moral pura. Al comienzo de la llamada «década del silencio» (en que, ocupado entre otras cosas con la Crítica de la razón pura, Kant no publica nada en absoluto) escribe a Marcus Herz y le dice que trabaja en un libro titulado Los lindes de la sensibilidad y de la razón, el cual contendrá, junto a una teoría de las manifestaciones o «fenomenología», los elementos de una teoría de la moral, del gusto y de la metafísica. En una segunda carta, fechada el 21 de febrero del año 1772, Kant insiste ante Herz en que la parte sobre metafísica contendrá un apartado acerca de «los últimos fundamentos de la moralidad».
Los tres meses que Kant se había dado para culminar este trabajo transcurren sin más y, a finales de 1773, vuelve a comentar con Herz el proyecto de forjar una «filosofía transcendental» —que ya denomina «crítica de la razón pura»— dividida en una Metafísica de la naturaleza y una Metafísica de las costumbres. Sin embargo, la primera Crítica no se publicará sino en 1781 y, en lo que atañe a esta segunda parte de índole práctica tantas veces prometida, sólo le concede algunas páginas en «El canon de la razón pura<», donde por lo demás no pretende responder a la segunda de sus célebres preguntas, la del «qué debo hacer», y se ocupa tan sólo de la tercera, o sea, de la cuestión concerniente a «qué puedo esperar, si hago lo que debo». Como no podía ser de otro modo, este somero tratamiento de los problemas prácticos deja insatisfecho a Kant, quien en 1783 confiesa hallarse trabajando en la primera parte de su ética<. La Fundamentación de la metafísica de las costumbres verá finalmente la luz en abril de 1785 y no está muy claro que por entonces Kant encontrara del todo imprescindible redactar una segunda Crítica, preocupado como estaba porque no fuese a tener tiempo de culminar su tarea.
A decir verdad, Kant pareció conformarse con lo expuesto en el tercer apartado de la Fundamentación, cuyo título es justamente «Tránsito de la metafísica de las costumbres a la crítica de la razón pura práctica» y, entendiendo que ya había trazado los principales rasgos de tal crítica, se propuso «acometer sin demora la elaboración de la Metafísica de las costumbres». Sin embargo, sólo unos meses después encontraba necesario dedicar todavía un par de años a revisar la metafísica teórica, «para ganar tiempo en lo tocante al sistema de la filosofía práctica». De hecho, se diría que incluso le tentó aprovechar su revisión de la primera Crítica para incluir allí la segunda, según se desprende del anuncio aparecido en el número 276 de la Allgemeine Literaturzeitung el 21 de noviembre del año 1786:
Asimismo —cabe leer en dicho anuncio—, a la Crítica de la razón pura especulativa contenida en la primera edición, se añadirá en esta segunda una Crítica de la razón pura práctica, que puede servir para preservar contra cualesquiera objeciones hechas o por hacer al principio de la moralidad y para culminar el conjunto de las indagaciones críticas que deben preceder al sistema de la filosofía de la razón pura.
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Immanuel Kant. Filósofo alemán. Nació en 1724 y murió en 1804. Es considerado por muchos como el pensador más influyente de la era moderna. Nacido en Königsberg (en la actualidad, Kaliningrado, Rusia) el 22 de abril de 1724, Kant se educó en el Collegium Fredericianum y en la Universidad de Königsberg. En la escuela estudió sobre todo a los clásicos y en la universidad, física y matemáticas. Tras la muerte de su padre, tuvo que abandonar sus estudios universitarios y ganarse la vida como tutor privado. En 1755, ayudado por un amigo, reanudó sus estudios y obtuvo el doctorado. Después, enseñó en la universidad durante 15 años, y dio conferencias, en primer lugar, de ciencia y matemáticas, para llegar de forma paulatina a disertar sobre casi todas las ramas de la filosofía.
Aunque las conferencias y escritos de Kant durante este periodo le dieron reputación como filósofo original, no se le concedió una cátedra en la universidad hasta 1770, cuando se le designó profesor de lógica y metafísica. Durante los 27 años siguientes continuó dedicado a su labor profesoral y atrayendo a un gran número de estudiantes a Königsberg.
Las enseñanzas religiosas nada ortodoxas de Kant, que se basaban más en el racionalismo que en la revelación divina, le crearon problemas con el Gobierno de Prusia y en 1792 Federico Guillermo II, rey de esa nación, le prohibió impartir clases o escribir sobre asuntos religiosos. Kant obedeció esta orden durante cinco años, hasta la muerte del rey, y entonces se sintió liberado de su obligación. En 1798, ya retirado de la docencia universitaria, publicó un epítome donde se contenía una expresión de sus ideas de materia religiosa.
Falleció el 12 de febrero de 1804.