Resumen del libro:
Aquí tenemos un libro que demuestra cómo la teoría y la práctica se interrelacionan mutuamente, que a su vez es fácil de leer para los principiantes y está presentado con una narrativa muy placentera. Trotsky da al mismo tiempo lecciones básicas de teoría revolucionaria, política y organización, junto con una educación básica en la historia de la más grande conquista jamás lograda por la clase obrera. Y cuando tantos, que se reclaman revolucionarios, desde hace mucho tiempo están enterrando ansiosamente la Revolución Rusa y todo lo que ésta significa, esta defensa hecha por un exponente excepcional permanece tan clara y convincente como en el día que fue escrita.
Prólogo
por León Trotsky
Este libro fue escrito en circunstancias poco propicias para un esfuerzo concentrado. Tenía ya hechos los capítulos de que consta, y para reunirlos en un conjunto armónico aproveché los momentos que me quedaban libres entre una y otra sesión de la Conferencia de Paz de Brest-Litovsk.
Mi trabajo tiene por objeto explicar a los obreros de todos los países el sentido de la Revolución Rusa efectuada en noviembre.
La historia ha querido que los delegados del régimen más revolucionario de la tierra, tomaran asiento en la mesa de conferencias a que acudían, por otra parte, los enviados de la casta más reaccionaria entre todas las que forman las clases dominantes. En nuestras reuniones, no perdimos de vista un solo momento el recuerdo de que estábamos allí por obra de una clase revolucionarla. Nuestros discursos se dirigían a los obreros del universo, cansados de la guerra. Y nuestra energía se sostuvo incólume gracias a la profunda convicción de que la última palabra en este asunto de la guerra, como en todas las cuestiones actuales, no podría ser pronunciada sino por los obreros de Europa. Mientras dialogábamos con Kühlmann y Czernin, veíamos a lo lejos las figuras de Karl Liebknecht y de Friedrich Adler. En los momentos libres, preparaba yo este libro que debía circular entre los obreros de Alemania, de Austria-Hungría y de los otros países.
La prensa que sirve de órgano a la burguesía de Europa insulta con voz unánime el régimen del proletariado ruso, para cuya condena no cree suficientes las más ignominiosas injurias. Y la prensa del socialismo patriótico, carente de calor y de fe en su propia obra, ha revelado una incapacidad completa para comprender e interpretar el verdadero carácter de la Revolución Rusa.
Creo que los obreros revolucionarios de Europa y de todas partes del mundo nos entenderán, y creo que muy pronto iniciarán la misma obra a que nosotros estamos entregados. Aprovechando su experiencia, que es mayor, y los medios técnicos e intelectuales de que disponen, más perfectos que los nuestros, su acción tendrá toda la eficacia necesaria y podrán darnos el auxilio que necesitamos para sobreponernos a todas las dificultades.
Brest-Litovsk, 12 de febrero de 1918
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