Resumen del libro:
¿Estamos solos en el cosmos? ¿Somos los seres humanos los únicos capaces de escrutar las profundidades del espacio? ¿Los únicos que hemos creado dispositivos para prolongar el alcance de nuestros sentidos? ¿Los únicos dotados de inteligencia para comprender e interpretar lo que vemos y sentimos?
Civilizaciones Extraterrestres hace pensar a sus lectores que tal vez no estemos solos: ignoramos dónde se encuentren otros seres inteligentes, pero están en alguna parte del universo.
Asimov explica cuáles son los requisitos de la vida: agua, atmósfera, materia orgánica, energía, proximidad a una estrella y, para una civilización semejante a la nuestra, tierra seca y oceános.
¿Existe un lugar del inmenso universo donde estas condiciones sean una realidad?
Civilizaciones Extraterrestres aprovecha todos los adelantos de la ciencia y tecnología modernas para crear una base sólida en la que se apoye toda clase de lectores.
1 – La Tierra
La incógnita es esta: ¿estamos solos?
¿Son los seres humanos los únicos con ojos que exploran las profundidades del Universo? ¿Los únicos constructores de dispositivos que amplían los sentidos naturales? ¿Los únicos dotados de mentes que se esfuerzan por comprender e interpretar lo que se ve y se intuye?
La respuesta quizá podría ser: ¡no estamos solos! Hay otras clases de seres que buscan y se hacen preguntas, y quizá lo hagan de manera más eficaz que nosotros.
Muchos astrónomos creen que esto es así, y yo también lo creo.
No sabemos dónde se encuentran esas mentes, pero están en alguna parte. No sabemos qué hacen, pero hacen mucho. No sabemos cómo son, pero son inteligentes.
¿Nos encontrarán, si están en alguna parte, allá…? ¿Acaso nos han encontrado ya?
Si no lo han hecho todavía, ¿podemos encontrarlos? Mejor aún: ¿Debemos encontrarlos? ¿No es esto peligroso?
Estas preguntas son las que deberemos hacernos cuando hayamos convenido en que no estamos solos, y los astrónomos ya se las están haciendo.
Todo el asunto concerniente a la búsqueda de inteligencia extraterrestre se ha vuelto ahora tan común que, de hecho, se ha abreviado para evitar tropiezos al referirse a él. Los astrónomos se refieren a ese asunto como SETI, palabra formada con las iniciales de la frase inglesa «the search for extraterrestrial intelligence» (la búsqueda de inteligencia extraterrestre).
La primera discusión científica de SETI, que ofreció cierta esperanza de llevar a cabo venturosamente esa búsqueda, se efectuó hace apenas unos años, en 1959. Así pues, es natural suponer que es reciente el asunto de la inteligencia, aparte de la nuestra propia. Parecería ser un fenómeno completamente del siglo xx, que surge a causa del adelanto de la astronomía en las décadas recientes. Parecería también ser producto de los cohetes modernos y de los vuelos tripulados en el espacio exterior.
Tal vez el lector crea que, antes de las últimas décadas, los seres humanos daban por sentado que estábamos solos, y que el nuevo concepto de inteligencia en otras partes llega como una gran sorpresa y obliga a la gente a Someterse, quiera o no, a la revolución interna de una nueva idea.
¡Nada podría estar más alejado de la verdad!
Durante casi todo el transcurso de la historia, la mayoría de la gente ha dado por sentado que no estamos solos. La existencia de otras inteligencias ha sido aceptada como lo más natural.
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