Resumen del libro:
La primera aparición del personaje James Bond. Un sofisticado agente británico llega a una decadente villa francesa con la misión de derrotar a un peligroso y sádico gánster en una partida de cartas, pero no será el único peligro y la traición acecha…
CAPÍTULO 1 – El agente secreto
El olor, el humo y el sudor de un casino son nauseabundos a las tres de la mañana. La erosión del alma que producen las grandes apuestas —un oscuro compuesto de avaricia, miedo y tensión nerviosa— se hace entonces insoportable, y los sentidos se despiertan y se rebelan.
James Bond se dio cuenta de que estaba cansado. Siempre sabía cuándo su cuerpo o su cabeza habían tenido suficiente y entonces actuaba en consecuencia. Así evitaba el tedio y el embotamiento de los sentidos que alimentan los errores.
Se retiró discretamente de la ruleta en que había estado jugando y fue a detenerse un momento ante la baranda dorada que cercaba, a la altura del pecho, la mesa principal de la salle privée.
Le Chiffre seguía jugando y, al parecer, también ganando. Ante él había un desordenado montón de placas jaspeadas de cien mil francos y, a la sombra de su grueso brazo izquierdo, anidaba una discreta pila de placas amarillas más grandes de medio millón de francos cada una.
Bond se quedó observando aquel curioso e impresionante perfil. Luego encogió los hombros para aligerar sus pensamientos y se alejó de allí.
La caisse estaba rodeada por una barrera que llegaba a la altura del mentón, y el caissiei (que solía ser un empleado de banco de poco rango, se sentaba en su interior en un taburete y extraía fichas y billetes de sus respectivos montones, ordenados en estantes tras la barrera protectora, a la altura de la ingle del público) tenía una porra y una escopeta para protegerse. Saltar la barrera, robar algunos billetes, volver a saltarla y salir del casino a través de pasillos y puertas habría sido imposible. Además, los cajeros solían trabajar de dos en dos.
Bond reflexionaba sobre todo eso mientras recogía un fajo de billetes de cien mil francos y varios de billetes de diez mil. Con otra parte de la mente imaginó la reunión ordinaria que celebraría la dirección del casino a la mañana siguiente:
»—Monsieur Le Chiffre ganó dos millones; jugó como siempre. Miss Fairchild ganó un millón en una hora: copó la banca tres veces a monsieur Le Chiffre en una hora y se marchó. Jugó con frialdad. Monsieur le vicomte de Villorín ganó un millón doscientos mil en la ruleta; hizo apuestas máximas en la primera y la tercera docenas y tuvo suerte. Por su parte, el inglés, mister Bond, aumentó sus ganancias exactamente tres millones en dos días. Aplicó un sistema de juego progresivo en los rojos de la mesa cinco; Duelos, el chef de partie. tiene los detalles. Es un jugador perseverante que hace apuestas máximas y tiene suerte y buenos nervios. En la soirée de ayer, las mesas de chemin de fer hicieron . dinero; las de bacarrá, y; las de ruleta, z. La mesa de boule volvió a tener pocos clientes, pero sigue cubriendo gastos.
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