Canto a mí mismo

Canto a mí mismo, poemas de Walt Whitman

Resumen del libro: "Canto a mí mismo" de

En Canto a Mí Mismo, un hombre pone su destino en la mesa y nos dice: “Yo soy el que riega las raíces de todo lo que crece, y la prueba de quién soy la llevo yo en mi rostro; lo que diga sobre mí, debes tú señalarlo como tuyo, porque sólo lo que nadie puede negar existe”. Ese hombre, Walt Whitman (1819-1892), y su destino, llegan a confundirse tanto que éste siempre es aquél, y ambos somos nosotros mismos, porque, a la larga, lo que constituye este poemario es una declaración de todo lo que vive. Es considerado como una de las grandes obras de la poesía norteamericana contemporánea.

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Yo me celebro y yo me canto,
Y todo cuanto es mío también es tuyo,
Porque no hay un átomo de mi cuerpo que no te pertenezca.

Indolente y ocioso convido a mi alma,
Me dejo estar y miro un tallo de hierba de verano.

Mi lengua, cada átomo de mi sangre, hechos con esta tierra, con este aire,
Nacido aquí, de padres cuyos padres nacieron aquí, lo mismo que sus padres,
Yo ahora, a los treinta y siete años de mi edad y con salud perfecta, comienzo,
Y espero no cesar hasta mi muerte.

Me aparto de las escuelas y de las sectas, las dejo atrás;
me sirvieron, no las olvido;
Soy puerto para el bien y para el mal, hablo sin cuidarme de riesgos,
Naturaleza sin freno con elemental energía.

Creo en ti, mi alma, el otro que soy no se rebajará ante ti,
Y tú no te rebajarás ante él.

Tiéndete en el pasto conmigo, desembaraza tu garganta,
No son palabras, ni música, ni versos lo que preciso, ni hábitos, ni
discursos ni aun los mejores,
Sólo quiero el arrullo, el susurro de tu voz suave.

Recuerdo cómo nos acostamos una mañana transparente de estío,
Cómo apoyaste la cabeza sobre mis caderas y la volviste a mí dulcemente,
Y abriste mi camisa sobre el pecho y hundiste tu lengua hasta tocar mi corazón desnudo,
Y te estiraste hasta tocarme la barba, y luego hasta tocarme los pies.

Velozmente se irguieron y me rodearon el conocimiento y la paz que
trascienden todas las discusiones de la tierra,
Y desde entonces sé que la mano de Dios ha sido prometida a la mía,
Y sé que el espíritu de Dios es hermano del mío,
Y que todos los hombres que han nacido son mis hermanos, y las
mujeres mis hermanas y mis amantes,
Y que el sostén de la creación es el amor,
Y que son innumerables las hojas rígidas o que se curvan en los campos,
Y las negras hormigas en las grietas bajo las hojas,

Y las mohosas costras del seto, las piedras hacinadas, el saúco, la
candelaria y la cizaña.

Soy el poeta del Cuerpo y soy el poeta del Alma,
Los goces del cielo están conmigo y los tormentos del infierno están conmigo,
Los primeros los injerto y los multiplico en mi ser, los últimos los
traduzco a un nuevo idioma.

Soy el poeta de la mujer no menos que el poeta del hombre,
Y digo que es tan grande ser mujer como ser hombre,
Y digo que nada es mayor que ser la madre de los hombres.
Entono el canto de la exaltación o de la soberbia,
Ya estamos hartos de plegarias y de zalanderías,
Muestro que el tamaño no es más que crecimiento.
¿Has dejado atrás a los otros? ¿Eres el presidente?
Es una bagatela, cada uno de los otros te alcanzará y seguirá adelante.

Walt Whitman. (1819-1892) fue un poeta, ensayista y periodista estadounidense, considerado uno de los pilares de la literatura universal. Nació en West Hills, Nueva York, en el seno de una familia humilde, y desde joven se dedicó a diversos oficios, desde tipógrafo hasta maestro de escuela, antes de volcarse completamente a la escritura. Su vida estuvo profundamente influenciada por el espíritu de cambio y expansión de los Estados Unidos del siglo XIX, lo que marcó su visión profundamente democrática y humanista.

La obra más emblemática de Whitman, Hojas de hierba (1855), es un compendio de poesía innovadora que rompe con las formas tradicionales para explorar temas como la naturaleza, la libertad, la individualidad y la espiritualidad. Publicada inicialmente con pocos poemas, Whitman la revisó y amplió a lo largo de su vida, añadiendo textos que celebraban la diversidad humana y el espíritu de igualdad. Su estilo, caracterizado por el verso libre y un tono profundamente personal, influyó en generaciones de escritores y marcó una nueva etapa en la poesía anglosajona.

Whitman vivió intensamente los cambios de su época, desde el fervor expansionista hasta el trauma de la Guerra Civil Estadounidense, donde trabajó como enfermero voluntario. Estas experiencias moldearon su sensibilidad y lo llevaron a escribir obras como Memorias de un enfermero de guerra, que reflejan su compasión por el sufrimiento humano. Su vida personal también estuvo marcada por su carácter reservado, especialmente en lo relacionado con su orientación sexual, un tema que aún genera debate en los estudios sobre su figura.

A pesar de la controversia que acompañó su obra, especialmente por su exaltación del cuerpo y la sensualidad, Whitman fue reconocido en vida como un innovador y como la voz de una nación en formación. Su poesía continúa siendo una celebración de la experiencia humana, un canto al individuo y a la conexión universal. Walt Whitman permanece como un símbolo de la amplitud y la profundidad del espíritu estadounidense, dejando un legado que trasciende fronteras y épocas.