Cándido o El optimismo
Resumen del libro: "Cándido o El optimismo" de Voltaire
Cándido figura a la cabeza de todas las novelas y cuentos de Voltaire como la pieza indiscutible del arte narrativo del Siglo de las Luces. Es una novela de aprendizaje, y su héroe un optimista que ha asimilado las teorías del providencialismo leibniziano: cree a pies juntillas que el mundo es un paraíso, a pesar de que, desde la primera línea, la realidad se encarga de negarlo. La estructura tiene un hilo conductor claro: el viaje, los vientos de la vida llevan de aquí para allá a Cándido, convertido en un juguete del destino que recorre un mundo estragado por catástrofes naturales, por designios humanos y, sobre todo, por las religiones. Voltaire ataca, con ironía y sarcasmo, la intolerancia, el fanatismo, los abusos de la colonización europea en América, los engaños y artificios sociales y las matanzas de las guerras.
Capítulo I
De cómo Cándido fue criado en un hermoso castillo y de cómo fue arrojado de allí
Vivía en Westfalia, en el castillo del señor barón de Thunder-ten-tronckh, un mancebo a quien la naturaleza había dotado de la índole más apacible. Su fisonomía anunciaba su alma; tenía juicio bastante recto y espíritu muy simple; por eso, creo, lo llamaban Cándido. Los antiguos criados de la casa sospechaban que era hijo de la hermana del señor barón y de un bondadoso y honrado hidalgo de la vecindad, con quien jamás consintió en casarse la doncella porque él no podía probar arriba de setenta y un cuarteles, debido a que la injuria de los tiempos había acabado con el resto de su árbol genealógico.
Era el señor barón uno de los caballeros más poderosos de Westfalia, pues su castillo tenía puerta y ventanas; en la sala principal hasta había una colgadura. Los perros del corral componían una jauría cuando era menester; sus palafreneros eran sus picadores, y el vicario de la aldea, su primer capellán; todos lo trataban de «monseñor», todos se echaban a reír cuando decía algún chiste.
La señora baronesa, que pesaba unas trescientas cincuenta libras, se había granjeado por ello gran consideración, y recibía las visitas con tal dignidad que la hacía aún más respetable. Su hija Cunegunda, doncella de diecisiete años, era rubicunda, fresca, rolliza, apetitosa. El hijo del barón era en todo digno de su padre. El preceptor Pangloss era el oráculo de la casa, y el pequeño Cándido escuchaba sus lecciones con la docilidad propia de su edad y su carácter.
Pangloss enseñaba metafísico-teólogo-cosmólogo-nigología. Probaba admirablemente que no hay efecto sin causa, y que, en el mejor de los mundos posibles, el castillo de monseñor el barón era el más hermoso de los castillos, y que la señora baronesa era la mejor de las baronesas posibles.
Demostrado está, decía Pangloss, que no pueden ser las cosas de otro modo, porque habiéndose hecho todo con un fin, éste no puede menos de ser el mejor de los fines. Nótese que las narices se hicieron para llevar anteojos; por eso nos ponemos anteojos; las piernas notoriamente para las calzas, y usamos calzas; las piedras para ser talladas y hacer castillos; por eso su señoría tiene un hermoso castillo: el barón principal de la provincia ha de estar mejor aposentado que ninguno; y como los marranos nacieron para que se los coman, todo el año comemos tocino: en consecuencia, los que afirmaron que todo está bien, han dicho una tontería; debieron decir que nada puede estar mejor.
Cándido escuchaba atentamente y creía inocentemente, porque la señorita Cunegunda le parecía muy hermosa, aunque nunca se había atrevido a decírselo. Deducía que después de la felicidad de haber nacido barón de Thunder-ten-tronckh, el segundo grado de felicidad era ser la señorita Cunegunda; el tercero, verla cada día; y el cuarto, oír al maestro Pangloss, el filósofo más ilustre de la provincia, y, por consiguiente, de todo el orbe.
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Voltaire. (1694-1778), cuyo nombre real fue François-Marie Arouet, fue un filósofo, escritor, historiador y figura clave del movimiento de la Ilustración en Francia. Nacido en París el 21 de noviembre de 1694, creció en un ambiente burgués que le permitió acceder a una educación sólida en el Colegio Louis-le-Grand, donde destacó por su habilidad en las letras y la retórica. Desde joven, mostró una inclinación hacia las ideas progresistas y un espíritu crítico que lo enfrentó con las autoridades políticas y religiosas de su tiempo.
Su pluma afilada y su sátira lo convirtieron en un personaje controversial. En 1717, tras ser acusado de escribir versos críticos hacia la monarquía, fue encarcelado en la Bastilla. Esta experiencia marcó su vida y reforzó su lucha por la libertad de expresión. Tras su liberación, adoptó el seudónimo de Voltaire, que se convertiría en sinónimo de lucha contra la intolerancia y el fanatismo.
A lo largo de su carrera, Voltaire escribió obras de teatro, ensayos, poesía, panfletos y textos históricos. Entre sus obras más destacadas se encuentra Cándido o el optimismo (1759), una novela satírica que critica las teorías del optimismo filosófico y aborda temas como la guerra, la injusticia y el sufrimiento humano. También escribió tratados históricos como El siglo de Luis XIV y Ensayo sobre las costumbres, donde buscó reinterpretar la historia desde una perspectiva más racionalista.
Voltaire fue un defensor apasionado de los derechos humanos, el libre pensamiento y la separación entre iglesia y estado. Su correspondencia, que abarca más de 20,000 cartas, revela su influencia en la política y la cultura de la época, así como su compromiso con causas como la reforma judicial y la defensa de las víctimas de la intolerancia religiosa, como en el caso del comerciante Jean Calas.
A pesar de los constantes enfrentamientos con la iglesia y el gobierno, Voltaire gozó de un reconocimiento considerable en vida. Pasó sus últimos años en su finca de Ferney, en la frontera franco-suiza, donde continuó escribiendo y reuniendo a intelectuales. Murió en París el 30 de mayo de 1778, dejando un legado que sigue siendo fundamental para el pensamiento moderno. Su espíritu crítico y su defensa de la razón y la libertad lo consolidan como una de las mentes más influyentes de la historia.