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Brand

Brand - Henrik Ibsen

Brand - Henrik Ibsen

Resumen del libro:

Esta obra pertenece a la primera etapa de su producción —fase romántica— donde recogía la tradición y el folclore noruego, a la vez que retrataba lo que él consideraba defectos del carácter noruego. Es un drama en cinco actos. Simbólicamente expone la falta de solidaridad de Escandinavia frente a la invasión prusiana de Dinamarca. Su protagonista, el sacerdote Brand, sufre una tragedia familiar por mantener sus principios. El idealismo místico y personal se contrapone a una contundente realidad.

ACTO PRIMERO

La escena en la meseta noruega. Niebla espesa con lluvia. Medio, a obscuras: Brand, vestido de negro, con un bastón y un saco a la espalda, marcha con dificultad por la nieve en dirección occidental. Le siguen a alguna distancia un campesino y su hijo.

EL CAMPESINO (Gritándole a Brand).— ¡No vayas tan lejos, forastero! ¿Dónde estás?

BRAND.— Aquí.

EL CAMPESINO.— ¡Detente, que te pierdes! La niebla es cada vez más espesa. Apenas si puedo ver mi bastón.

EL MUCHACHO.— ¡Salta aquí, padre!

EL CAMPESINO.— ¡Aquí hay una cortadura!

BRAND.— ¡No se descubre una huella en esta niebla fría!

EL CAMPESINO (Gritando).— ¡Detente, hombre! ¡Por Dios! ¡El hielo está hueco y se romperá!

BRAND (Escuchando).— Se oye el ruido de un salto de agua…

EL CAMPESINO.— Es un río que se precipita en un abismo de una hondura sin fondo y que nos puede tragar fácilmente a los tres.

BRAND.— Pues yo tengo que seguir adelante, sea lo que sea.

EL CAMPESINO.— No hay hombre bastante fuerte para conseguirlo. ¡El suelo está hueco, arriesgas la cabeza! ¡Detente, hombre! ¡Es cosa de vida o muerte!

BRAND.— Tengo que seguir; quién está más alto que yo, lo ha ordenado.

EL CAMPESINO.— ¿Quién es?

BRAND.— Dios mismo. Él me eligió como débil instrumento suyo.

EL CAMPESINO.— ¿Y tú quién eres?

BRAND.— Yo soy un sacerdote.

EL CAMPESINO.— ¡Bien! Pero eso no impide que, aunque, fueses un arcipreste o incluso un obispo, pierdas hoy la vida si sigues persistiendo en querer avanzar locamente. (Acercándose a él con precaución para convencerle.) Sin duda que sois un sabio; pero no por eso podréis lo que nadie puede. ¡Volveos! No seáis tan necio, no os empeñéis en vano, que no se tiene más que una vida, y si ésta pasa, todo se acabó… ¡La niebla es tan espesa que se podría cortar con un cuchillo! ¡Venid con nosotros!

Sobre el autor:

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