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Bodas de sangre

Portada dl libro Bodas de sangre, de Federico García Lorca

Resumen del libro:

Bodas de sangre es una de las obras más conocidas y representativas de Federico García Lorca, el gran poeta y dramaturgo español del siglo XX. Se trata de una tragedia rural que narra el conflicto entre el amor y el deber, entre la pasión y la honra, entre la vida y la muerte.

La obra se inspira en un hecho real ocurrido en 1928 en la provincia de Almería, donde una novia huyó con su amante la noche de su boda, provocando la persecución y el enfrentamiento mortal de los dos hombres. Lorca recrea este suceso con una maestría literaria que combina el lirismo, el simbolismo, el realismo y el expresionismo.

La obra se divide en tres actos y siete cuadros, que presentan el desarrollo de la acción desde los preparativos de la boda hasta el desenlace fatal. Los personajes principales son la novia, el novio, Leonardo (el amante) y la madre del novio, que representa la voz de la tradición y la venganza. También hay personajes secundarios como el padre de la novia, las criadas, las vecinas y las muchachas. Además, hay personajes simbólicos como la luna, que anuncia la muerte, y la mendiga (o muerte), que acompaña a los amantes en su huida.

Lorca utiliza un lenguaje rico y variado, que mezcla el habla popular con el verso culto, y que crea imágenes poéticas de gran belleza y fuerza. Algunos de los temas que se abordan en la obra son el destino, el amor imposible, el honor, la violencia, la naturaleza, el erotismo y la muerte.

Bodas de sangre es una obra que no deja indiferente al lector o al espectador, que se ve atrapado por la intensidad dramática y emocional de sus personajes y sus situaciones. Es una obra que refleja la visión lorquiana del mundo y del ser humano, marcada por el conflicto entre lo individual y lo colectivo, entre lo racional y lo irracional, entre lo natural y lo social. Es una obra que nos invita a reflexionar sobre el valor de la libertad, del amor y de la vida.

Acto primero

CUADRO PRIMERO

Habitación pintada de amarillo.

NOVIO (Entrando).

Madre.

MADRE

¿Qué?

NOVIO

Me voy.

MADRE

¿Adónde?

NOVIO

A la viña. (Va a salir).

MADRE

Espera.

NOVIO

¿Quieres algo?

MADRE

Hijo, el almuerzo.

NOVIO

Déjalo. Comeré uvas. Dame la navaja.

MADRE

¿Para qué?

NOVIO (Riendo).

Para cortarlas.

MADRE (Entre dientes y buscándola).

La navaja, la navaja… Malditas sean todas y el bribón que las inventó.

NOVIO

Vamos a otro asunto.

MADRE

Y las escopetas y las pistolas y el cuchillo más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era.

NOVIO

Bueno.

MADRE

Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las viñas o va a sus olivos propios; porque son de él, heredados…

NOVIO (Bajando la cabeza).

Calle usted.

MADRE

… y ese hombre no vuelve. O si vuelve es para ponerle una palma encima o un plato de sal gorda para que no se hinche. No sé cómo te atreves a llevar una navaja en tu cuerpo, ni cómo yo dejo a la serpiente dentro del arcón.

NOVIO

¿Está bueno ya?

MADRE

Cien años que yo viviera, no hablaría de otra cosa. Primero tu padre, que me olía a clavel y lo disfruté tres años escasos. Luego tu hermano. ¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callaría nunca. Pasan los meses y la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo.

NOVIO (Fuerte).

¿Vamos a acabar?

MADRE

No. No vamos a acabar. ¿Me puede alguien traer a tu padre? ¿Y a tu hermano? Y luego el presidio. ¿Qué es el presidio? ¡Allí comen, allí fuman, allí tocan los instrumentos! Mis muertos llenos de hierba, sin hablar, hechos polvo; dos hombres que eran dos geranios… Los matadores, en presidio, frescos, viendo los montes…

NOVIO

¿Es que quiere usted que los mate?

MADRE

No… Si hablo es porque… ¿Cómo no voy a hablar viéndote salir por esa puerta? Es que no me gusta que lleves navaja. Es que… que no quisiera que salieras al campo.

NOVIO (Riendo).

¡Vamos!

MADRE

Que me gustaría que fueras una mujer. No te irías al arroyo ahora y bordaríamos las dos cenefas y perritos de lana.

NOVIO (Coge de un brazo a la madre y ríe).

Madre, ¿y si yo la llevara conmigo a las viñas?

MADRE

¿Qué hace en las viñas una vieja? ¿Me ibas a meter debajo de los pámpanos?

NOVIO (Levantándola en sus brazos).

Vieja, revieja, requetevieja.

MADRE

Tu padre sí que me llevaba. Eso es buena casta. Sangre. Tu abuelo dejó un hijo en cada esquina. Eso me gusta. Los hombres, hombres; el trigo, trigo.

NOVIO

¿Y yo, madre?

MADRE

¿Tú, qué?

NOVIO

¿Necesito decírselo otra vez?

MADRE (Seria).

¡Ah!

NOVIO

¿Es que le parece mal?

MADRE

No.

NOVIO

¿Entonces?…

MADRE

Bodas de sangre: Federico García Lorca

Sobre el autor:

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