Un día de 1799, el capitán Amasa Delano fondeó en una isla desierta, perdida en el Pacífico, para aprovisionarse de agua potable. Al día siguiente, un desconocido velero se acercaba a aquel lugar solitario y desamparado, dando origen a la misteriosa historia del capitán español Benito Cereno. Esta narración, sustancialmente histórica, podría haberse quedado —sin ser poco— en una simple novela de aventuras marineras, pero Melville siembra el relato de dudas y sospechas, que, como en la mejor novela policíaca, van resultando ser pistas falsas hasta la solución verdadera. Benito Cereno es como el Pacífico: una novela engañosamente calma y benigna, donde al final casi nada es lo que parece.
En el año 1799, el capitán Amasa Delano, de Duxbury, Massachusetts, al mando de un navío de gran tonelaje equipado para la caza de la foca y el transporte de mercancías en general, ancló con un valioso cargamento en la bahía de Santa María, pequeña isla desértica y deshabitada hacia el extremo meridional del largo litoral de Chile. Había fondeado allí para aprovisionarse de agua.
Al día siguiente, no mucho después del alba, y cuando el capitán aún descansaba en su litera, su segundo de a bordo bajó para informarle de que un velero desconocido estaba entrando en la rada. Los barcos que podían encontrarse en aquellas aguas no eran entonces tan numerosos como ahora. El capitán se levantó, se vistió y subió a cubierta.
Era una de esas mañanas tan peculiares en aquella costa. Todo estaba mudo y en calma; todo era gris. El mar, aunque rizado en amplias combas de oleaje, parecía estático, su suave superficie como plomo ondulado que se ha enfriado y endurecido en el molde de un fundidor. El cielo semejaba un sobretodo gris. Grises bandadas de aves inquietas que se entremezclaban hasta casi confundirse con grises e inquietos bancos de niebla volaban rasantes sobre el agua como vuelan las golondrinas sobre la pradera antes de una tormenta. Sombras presentes que presagian sombras más profundas que han de venir.
Al otear con el catalejo el barco desconocido, el capitán Delano comprobó con sorpresa que no enarbolaba bandera alguna, a pesar de que era aquella una costumbre extendida entre los marinos de bien de todas las naciones al hacer su entrada en un puerto, por más deshabitada que pareciera la costa y aunque sólo se encontrara allí anclada una embarcación solitaria. Teniendo en cuenta la soledad del sitio, lo lejos que se hallaba del alcance de la ley y la clase de historias que circulaban entonces a propósito de aquellos mares, la sorpresa inicial del capitán Delano bien podría haber dado paso a la inquietud de no haber sido por su carácter singularmente amable y confiado, poco propenso a experimentar alarma —a menos que existiesen razones extraordinarias y repetidas que incitaran a ello, y a veces ni siquiera en ese caso—, si dicha alarma equivalía a atribuir a otro hombre intenciones malignas. Si, en vista de todo aquello de lo que son capaces los seres humanos, un rasgo semejante implica, además de un corazón benévolo, una percepción intelectual particularmente rápida y certera, es algo que debe dejarse al juicio de los sabios.
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Sobre el autor:
Herman Melville. Fue un escritor, novelista, poeta y ensayista estadounidense, nacido en Nueva York el 1 de agosto de 1819 y fallecido en la misma ciudad el 28 de septiembre de 1891. Es considerado uno de los grandes representantes del Renacimiento estadounidense, un movimiento literario que buscaba crear una identidad nacional a través de la expresión artística. Su obra más famosa es Moby Dick, una novela que narra la obsesiva persecución de una ballena blanca por parte del capitán Ahab, y que contiene una profunda reflexión sobre el sentido de la vida, el bien y el mal, y la relación del hombre con la naturaleza.
Melville provenía de una familia acomodada, pero sufrió las consecuencias de la quiebra de su padre, Allan Melville, cuando tenía doce años. Tuvo que abandonar sus estudios y trabajar en diversos oficios, como empleado bancario, maestro y granjero. A los veinte años se embarcó en un ballenero, iniciando así una vida de aventuras que le llevaría a conocer distintas partes del mundo, como la Polinesia, el Pacífico Sur, Europa y Oriente Medio. Estas experiencias le servirían de inspiración para sus primeras obras, que fueron recibidas con éxito por el público y la crítica. Entre ellas se encuentran Taipi (1846), basada en su estancia entre los nativos de las islas Marquesas; Omoo (1847), que relata sus viajes por Tahití y otras islas; Mardi (1849), una novela alegórica y fantástica; Redburn (1849), que cuenta su primer viaje en barco a Liverpool; y La guerrera blanca (1850), que denuncia las injusticias de la marina estadounidense.
En 1847 se casó con Elizabeth Knapp Shaw, con quien tuvo cuatro hijos. Se estableció en Massachusetts, donde entabló amistad con el escritor Nathaniel Hawthorne, quien le influiría en su evolución hacia un estilo más simbólico y profundo. En 1850 publicó Moby Dick, su obra maestra, que fue ignorada o rechazada por la mayoría de los lectores y críticos de su época, que no supieron apreciar su complejidad y originalidad. Melville se sintió frustrado y decepcionado, y su obra posterior reflejó un tono más sombrío y pesimista. Entre sus obras de esta etapa se encuentran Pierre (1852), una novela gótica sobre el incesto; Cuentos del mirador (1856), una colección de relatos entre los que destaca Bartleby, el escribiente, una obra maestra del absurdo; Israel Potter (1855), una novela histórica sobre la guerra de independencia; y El confidente (1857), una sátira sobre la sociedad estadounidense.
En 1863 se trasladó a Nueva York, donde trabajó como inspector de aduanas durante casi veinte años. Abandonó la prosa y se dedicó a escribir poesía, aunque sin mucho éxito. Su producción poética incluye Battle-Pieces and Aspects of the War (1866), un conjunto de poemas sobre la guerra civil; Clarel (1876), un extenso poema épico sobre un peregrinaje a Tierra Santa; John Marr and Other Sailors (1888), una colección de poemas marinos; y Timoleon (1891), su último libro publicado en vida. También escribió una novela corta titulada Billy Budd, marinero, que dejó inconclusa y que fue publicada póstumamente en 1924. Esta obra narra el conflicto entre un joven marinero inocente y un oficial malvado, y plantea cuestiones morales sobre el deber, la justicia y la violencia.
Melville murió olvidado y pobre el 28 de septiembre de 1891. Su obra fue redescubierta y revalorizada por las generaciones posteriores, que reconocieron su genialidad y su influencia en la literatura moderna. Hoy en día se le considera uno de los grandes escritores de la historia, y su legado sigue vigente y fascinante.