Annapurna. Primer ochomil

Resumen del libro: "Annapurna. Primer ochomil" de

Annapurna. Primer ochomil de Maurice Herzog es un libro que narra la primera ascensión exitosa a una cumbre de más de 8.000 metros, el Annapurna, en 1950. Junto con Louis Lachenal, el autor superó numerosas dificultades y desafíos para alcanzar la cima.

Sin embargo, el descenso fue una pesadilla de sufrimiento y supervivencia, que les costó a ambos alpinistas la amputación de los dedos de las manos y los pies. Herzog escribió el libro mientras se recuperaba en el hospital, dictando sus recuerdos y emociones.

La obra se convirtió en un best-seller mundial y un referente para las generaciones posteriores de montañeros. Sin embargo, ha sido objeto de polémica y crítica por parte de algunos compañeros de expedición y biógrafos, que han cuestionado la veracidad, el protagonismo y el liderazgo de Herzog.

A pesar de las críticas, Annapurna. Primer ochomil es considerado un clásico de la literatura de montaña, una obra imprescindible para los amantes de la aventura y la montaña, que muestra la grandeza y la miseria del ser humano ante los retos más extremos.

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Prólogo

Es la primera vez que escribo un libro.

Ignoraba que fuera un trabajo tan largo.

Aunque en ciertos días me costara hacerlo, empecé la tarea para dar testimonio, en nombre de todos mis compañeros, de una terrible aventura a la que hemos sobrevivido gracias a una sucesión de milagros que todavía hoy me parecen increíbles.

Las páginas que siguen relatan los hechos de unos hombres asidos a una naturaleza despiadada, y expresan sus tormentos, sus esperanzas y sus alegrías.

Concienzudamente, he intentado ceñirme a la verdad; he procurado, en todo lo posible, destacar el aspecto humano de estos acontecimientos y la atmósfera extraordinaria en que se desarrollaron.

Este libro ha sido enteramente dictado en el Hospital Americano de Neuilly, en el que estoy pasando todavía tristes momentos.

El fondo del relato es, desde luego, el recuerdo que me queda de los acontecimientos. Si es completo y preciso, lo debo al diario de la expedición, llevado con admirable tenacidad por Marcel Ichac. Este documento esencial fue escrito a veces en el mismo minuto en que la acción se desarrollaba. El diario personal de Louis Lachenal y las precisiones de todos mis camaradas me han sido de la mayor utilidad. Este libro es, pues, también obra de mis compañeros.

El texto, muchas veces en estilo «hablado», ha sido corregido y puesto en su punto por mi hermano Gerard Herzog, con quien compartí los primeros goces de la montaña, así como también las primeras vicisitudes de la vida. Sin la confianza que tenía en esta interpretación y sin su apoyo cotidiano no hubiera podido nunca llevar a buen término la empresa.

El nombre de Robert Boyer, que tanto hizo por nuestra expedición, no aparece en este relato, y, sin embargo, su lúcida amistad fue un cálido estímulo para mí en las horas más duras.

Esta obra nos será cara a los nueve del equipo por varios conceptos.

Fuimos iguales en el trabajo, en la alegría y en el dolor. Mi más ferviente deseo es que estos nueve compañeros, unidos ante la muerte, sigan siendo hermanos durante toda la vida.

Al superar la medida de nuestros medios, al alcanzar los límites del universo del hombre, nos dimos cuenta de su verdadera grandeza.

En las horas de agonía me pareció descubrir el profundo significado de la vida, que no había comprendido hasta entonces; vi que era más digna la sinceridad que la fuerza. Los recuerdos de esta prueba han quedado grabados en mi carne. Al salvarme, conquisté mi libertad, una libertad de la que ahora poseo un agudo sentido y que provoca en mí ese estado de lozana serenidad del hombre que ha conseguido realizarse, llenándome de la alegría inmensa de amar aquello que antaño despreciara. Una vida nueva y muy hermosa comienza para mí.

Esta narración es más que el relato de una aventura: es un testimonio. Lo que en apariencia carece de sentido, tiene a veces un significado: la justificación de un acto presidido por el desinterés.

Annapurna. Primer ochomil: Maurice Herzog

Maurice Herzog. Nació en Lyon, Francia, el 15 de enero de 1919, en el seno de una familia acomodada. Desde joven se interesó por el deporte y la aventura, practicando esquí, tenis y escalada. Durante la Segunda Guerra Mundial, se unió a la resistencia francesa contra la ocupación nazi y participó en la campaña de los Alpes como capitán de los cazadores alpinos.

Pero su mayor gesta la logró el 3 de junio de 1950, cuando junto con Louis Lachenal alcanzó la cima del Annapurna, una montaña de 8.091 metros situada en Nepal. Fue la primera vez que se ascendía un pico de más de 8.000 metros, y lo hicieron sin oxígeno artificial y con mapas muy imprecisos. La expedición francesa, liderada por Herzog, había obtenido el permiso del gobierno nepalí para elegir cualquier montaña del país, y optaron por el Annapurna por ser el más accesible y el menos explorado.

La ascensión fue un éxito rotundo, pero también una odisea dramática. Herzog y Lachenal sufrieron graves congelaciones en las manos y los pies durante el descenso, que les obligaron a amputarse varios dedos. Además, tuvieron que soportar tormentas, avalanchas, desprendimientos y enfermedades. El relato de Herzog sobre la expedición se publicó en 1951 con el título de Annapurna, primer ochomil, y se convirtió en un best-seller mundial que inspiró a generaciones de montañeros.

Después de su hazaña en el Himalaya, Herzog se dedicó a la política y la administración pública. Fue secretario de estado de Juventud y Deportes con el presidente Charles de Gaulle entre 1958 y 1966, impulsando la creación de infraestructuras deportivas y culturales en Francia. También fue alcalde de Chamonix entre 1968 y 1977, promoviendo el desarrollo turístico y ecológico de la zona. Además, fue miembro del Comité Olímpico Internacional y recibió numerosas distinciones y condecoraciones por su labor.

Maurice Herzog falleció el 14 de diciembre de 2012 en Neuilly-sur-Seine, a los 93 años de edad. Su figura como héroe nacional se vio empañada por algunas polémicas sobre su liderazgo en la expedición al Annapurna, su relación con sus compañeros y su veracidad en su libro. Sin embargo, nadie puede negar que fue un pionero del alpinismo moderno y un ejemplo de superación personal.

Maurice Herzog fue un hombre que vivió intensamente su pasión por las montañas y que dejó una huella imborrable en la historia del alpinismo. Como él mismo escribió: "hay otros Annapurnas en la vida de los hombres".