Site icon ISLIADA: Portal de Literatura Contemporánea

Américo Vespucio. La historia de un error histórico

Resumen del libro:

“Américo Vespucio: La historia de un error histórico” es un libro escrito por Stefan Zweig que aborda la figura del famoso navegante italiano y su influencia en la historia de los descubrimientos geográficos durante la era de los grandes exploradores. Publicado originalmente en 1942, este libro cautiva a los lectores con el estilo característico de Zweig y su profundo conocimiento histórico.

En esta obra, Zweig se sumerge en la vida y los logros de Américo Vespucio, cuestionando la versión tradicionalmente aceptada de que él fue el descubridor del continente americano. Zweig argumenta de manera persuasiva que Vespucio fue un hombre astuto y ambicioso, pero que su papel en la historia ha sido exagerado y malinterpretado.

El autor examina los hechos históricos y las pruebas documentales disponibles, y muestra cómo Vespucio pudo haber manipulado la información y aprovechado las circunstancias para atribuirse los descubrimientos que no le correspondían. Zweig desmantela los mitos y las glorificaciones en torno a la figura de Vespucio, presentando una visión más objetiva y crítica de su papel en la exploración del Nuevo Mundo.

La prosa de Zweig es excepcionalmente elegante y cautivadora, lo que hace que la lectura de este libro sea una experiencia enriquecedora. El autor utiliza su talento para narrar la historia de manera vívida y apasionante, manteniendo al lector cautivo en cada página. Además, su profundo conocimiento de la historia y su habilidad para contextualizar los eventos históricos hacen que la narrativa sea aún más fascinante.

“Américo Vespucio: La historia de un error histórico” es una obra que desafía las ideas preconcebidas y nos invita a cuestionar la versión oficial de la historia. Zweig nos muestra cómo los intereses personales y las manipulaciones políticas pueden distorsionar los hechos y crear mitos duraderos. Este libro no solo es una investigación exhaustiva, sino también una reflexión sobre la construcción de la historia y la importancia de examinar críticamente las fuentes y los relatos aceptados.

En resumen, “Américo Vespucio: La historia de un error histórico” es una obra magistral de Stefan Zweig que desafía las ideas convencionales sobre el descubrimiento de América y nos invita a reconsiderar el papel de Américo Vespucio en la historia. Una lectura imprescindible para aquellos interesados en la historia de los descubrimientos geográficos y en la manera en que se construyen los relatos históricos.

La historia de un error histórico

¿Quién fue el hombre que dio el nombre de «América» a América?

Cualquier estudiante, sin ningún reparo, podría contestar a esta pregunta: Américo Vespucio.

Mas ante la siguiente pregunta, incluso los adultos se sienten inseguros y vacilan: ¿Por qué se bautizó a esta parte del mundo, precisamente con el nombre de pila de Américo Vespucio? ¿Porque Vespucio descubrió América? ¡Jamás lo hizo! ¿O quizá, porque fue el primero en pisar tierra firme en lugar de poner el pie sólo en las islas situadas delante? Tampoco sería ésta la razón puesto que no fue Vespucio el primero en poner pie en el continente sino que lo fueron Colón y Sebastián Cabot. ¿Acaso porque sostiene falsamente haber echado amarras el primero en este lugar? Vespucio nunca reclamó este título ante instancia legal alguna. Siendo erudito y cartógrafo ¿acaso propuso con toda ambición su nombre para este continente? No, ni lo hizo ni, probablemente, tampoco se enteró en vida de la elección de tal nombre. Pero, si no hizo nada de todo esto ¿por qué, precisamente, se le honró a él inmortalizando su nombre para siempre? Y ¿por qué América no se llama Colombia sino América?

El cómo sucedió es un verdadero desbarajuste de casualidades, errores y malentendidos. Es la historia de un hombre que, gracias a un viaje que nunca emprendió y el cual tampoco nunca sostuvo haber emprendido, alcanzó el inmenso honor de dar su nombre propio a una cuarta parte de nuestra Tierra. Desde hace cuatro siglos, este nombre sorprende y fastidia al mundo al mismo tiempo. Una y otra vez se acusa a Américo Vespucio de haber conseguido capciosamente este honor a través de maquinaciones oscuras y desleales; y este proceso a causa del «engaño por declaración dolosa» fue tratado por eruditas y diferentes autoridades en la materia. Unos declararon a Vespucio inocente, otros le condenaron a deshonra perpetua y cuanto más categóricamente le declaraban sus defensores inocente, con más pasión sus detractores le acusaban de mentir, falsificar y robar. Hoy en día, todas estas polémicas con sus hipótesis y pruebas a favor y en contra ocupan ya una biblioteca entera. Para unos, el padrino de América es un amplificador mundi, uno de los grandes amplificadores de nuestra Tierra, un descubridor, un navegante, un erudito de alto rango; para otros es el estafador y timador más impertinente de la historia de la geografía.

¿De qué lado está la verdad, o dicho con más cautela: la mayor probabilidad?

En la actualidad, el caso Vespucio ya no es un problema geográfico o filológico. Es un juego de lógica que cualquier curioso puede intentar solucionar. Además, se trata de un juego que es posible abarcar con facilidad al tener tan pocas fichas, puesto que toda la obra escrita de Vespucio que se conoce, con todos sus documentos incluidos, llega a sumar entre cuarenta y cincuenta páginas. Así que yo también me he permitido volver a colocar las piezas para repasar de nuevo, jugada tras jugada, esta famosa partida maestra con todas sus sorprendentes campañas.

La única condición de naturaleza geográfica que exige mi exposición al lector es olvidarse de todo lo que sabe de geografía gracias a nuestros atlas completos y, de entrada, borrar por completo de su mapa interior la forma, la configuración e incluso la existencia de América. Sólo el que sea capaz de sumergir su alma en la oscuridad, en la incertidumbre de aquel siglo, podrá comprender en su totalidad la sorpresa, el entusiasmo de aquella generación cuando los primeros contornos de una Tierra insospechada empezaron a dibujarse, emergiendo de lo que, hasta ese momento, carecía de orillas. Pero la humanidad quiere poner un nombre a todo lo nuevo. Cuando siente entusiasmo, quiere gritar de júbilo y expresar su gozo. Así que fue un afortunado día cuando, de pronto, el viento de la casualidad le lanzó un nombre; y sin preguntarse por la justicia o injusticia, acogió con impaciencia esta palabra sonora y vibrante y saludó a su Nuevo Mundo con el nombre eterno de América.

Américo Vespucio: Stefan Zweig

Sobre el autor:

Otros libros

Exit mobile version