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Alastor

Resumen del libro:

Jack Vance, autor conocido por su creatividad y maestría en la construcción de mundos, nos regala con “Alastor” una trilogía fascinante que nos transporta a un cúmulo estelar lleno de exotismo y misterio. Aunque no se considera una de sus obras maestras, esta serie es un testimonio de su habilidad para crear universos complejos y culturas intrigantes.

En el cúmulo de Alastor, que alberga treinta mil estrellas en un vasto espacio de entre veinte y treinta años-luz, encontramos tres mil planetas habitados, con una población que asciende a cinco trillones de individuos. Estos planetas están regidos por el Conáctico, cuya sede se encuentra en la ciudad de Lusz, en el planeta Numenes. La torre del Conáctico, una estructura fabulosa, es el centro de poder donde reside y desde donde se gestiona la administración de todo el cúmulo. Además, dentro de esta torre se encuentra la Sala de los Planetas, una estancia que alberga información detallada sobre cada uno de los mundos habitados del cúmulo. Para mantener el orden, el Conáctico cuenta con La Maza, una fuerza militar y disuasoria temida por su capacidad para restaurar la paz cuando es necesario.

En esta trilogía, seguimos las aventuras de diversos personajes mientras exploran los confines del cúmulo de Alastor. A través de sus viajes, somos testigos de las peculiares culturas y sociedades que habitan estos planetas, cada uno con sus propias costumbres, tecnologías y conflictos. Vance nos sumerge en un universo donde la intriga política, los juegos de poder y los dilemas morales se entrelazan con paisajes deslumbrantes y criaturas extraordinarias.

La narrativa de Vance nos envuelve en un torbellino de emociones y sorpresas, manteniendo el ritmo ágil y la tensión constante a lo largo de la trilogía. Con su estilo característico, el autor nos deleita con diálogos ingeniosos, descripciones vívidas y giros inesperados que mantienen al lector cautivado hasta la última página.

En resumen, “Alastor” es una obra que encantará a los aficionados de la ciencia ficción por su imaginación desbordante y su habilidad para crear mundos vibrantes y personajes inolvidables. Aunque quizás no alcance las alturas de otras obras de Vance, esta trilogía ofrece un viaje emocionante y fascinante a través de un universo lleno de maravillas y peligros.

TRULLION: ALASTOR 2262

El Cúmulo de Alastor, una espiral de treinta mil estrellas vivas reunidas en un volumen irregular que mide entre veinte y treinta años-luz de diámetro, flota en las proximidades del límite de la galaxia. La región circundante es oscura y a excepción de algunas estrellas ermitañas, está vacía. Desde el exterior, Alastor presenta un aparatoso despliegue de torrentes de estrellas, mallas luminosas y nodos centelleantes. Nubes de polvo empañan la brillantez. Las estrellas interiores destellan en colores bermejos, rosados o ámbar mate. Estrellas oscuras vagan invisibles entre un millón de fragmentos subplanetarios de hierro, hielo y escoria; los llamados «astromentos».

Tres mil planetas habitados, con una población humana que se aproxima a los cinco trillones de personas, se hallan esparcidos por el cúmulo. Los mundos son muy diferentes, como también la población; sin embargo, comparten un idioma común y todos se someten a la autoridad del Conáctico de Lusz, con sede en el planeta Númenes.

El actual conáctico es Oman Ursht, decimosexto de la dinastía Idite, un hombre de apariencia corriente y desprovista de rasgos característicos. En retratos y apariciones públicas, viste un severo uniforme negro, con el fin de proyectar una imagen de autoridad inflexible, y así lo asume la gente del Cúmulo de Alastor. En privado, Oman Ursht es un hombre tranquilo y razonable, que procura administrar sus dominios con discreción. Sopesa todos los aspectos de su conducta, sabiendo bien que el menor acto (un gesto, una palabra, un matiz simbólico) podría desencadenar una avalancha de consecuencias impredecibles. Eso explica su esfuerzo por crear la imagen de un hombre rígido, sucinto y carente de emociones.

Para un observador casual, el Cúmulo de Alastor es un sistema plácido y pacífico. El Conáctico piensa de forma muy distinta. Reconoce que donde los seres humanos pugnan por alcanzar mejoras, existe el desequilibrio; falto de desahogo, el tejido social deviene tirante y a veces se rompe en pedazos. El Conáctico concibe su función como la identificación y el alivio de las tensiones sociales. A veces mejora la situación, otras emplea tácticas de distracción. Cuando la severidad es inevitable, despliega su fuerza militar, la Maza. Oman Ursht se encoge ante la visión de un insecto herido; el Conáctico sentencia a muerte a millones de personas sin el menor escrúpulo. En muchos casos, por creer que cada circunstancia genera su propia contra-circunstancia. Se abstiene de intervenir, pues teme introducir un confuso tercer factor. «Cuando dudes, no hagas nada»; éste es uno de los lemas favoritos del Conáctico.

Siguiendo una antigua tradición, recorre de manera anónima el cúmulo. En ocasiones, con el fin de remediar una injusticia, adopta el disfraz, de funcionario importante; recompensa a menudo la gentileza y el autosacrificio. Le fascina la vida cotidiana de sus súbditos, y escucha con suma atención diálogos como éste:

ANCIANO (a un joven perezoso): Si todo el mundo tuviera lo que desea, ¿quién trabajaría? Nadie.

JOVEN: Yo no, depende.

ANCIANO: Pero serías el primero en gritar de angustia, porque gracias al trabajo se mantienen abiertas las luces. Sigue adelante. Arrima el hombro. No puedo soportar la holgazanería.

JOVEN (gruñendo): Si fuera Conáctico, haría que todo el mundo cumpliera sus deseos. ¡Nada de trabajo! ¡Entradas libres para el hussade! ¡Un buen yate espacial! ¡Ropajes nuevos cada día! ¡Criados que sirvieran manjares deliciosos!

ANCIANO: El Conáctico tendría que ser un genio para satisfacerte a ti y a tus criados al mismo tiempo. Sólo vivirían para calentarse las orejas. Ahora, sigue con tu trabajo.

Otro ejemplo:

CHICO: ¡Te suplico que jamás te acerques a Lusz! ¡El Conáctico te haría suya!

CHICA (con malicia): ¿Y tú qué harías en ese caso?

CHICO: ¡Me rebelaría! ¡Me convertiría en el astromentero[1] más formidable que jamás aterrorizó los cielos! Por último, conquistaría el poder de Alastor (Maza, Conáctico y todo) y te recuperaría para mí.

CHICA: Eres muy galante, pero el Conáctico jamás elegiría a alguien tan vulgar como yo; las mujeres más bellas de Alastor le rinden visita en Lusz.

CHICO: ¡Qué vida tan alegre debe de llevar! ¡Ser Conáctico: éste es mi sueño!

CHICA: (emite un sonido displicente y su pasión se enfría).

El CHICO se queda asombrado. Oman Ursht se aleja.

Lusz, el palacio del Conáctico, es un edificio muy notable que se alza a tres mil metros sobre el mar, sostenido por cinco grandes pilones. Los visitantes recorren los paseos inferiores. Llegan desde todos los mundos del Cúmulo de Alastor, e incluso de más allá: las Regiones Oscuras, el Primarcado, el Sector Erdic, el Cúmulo de Rubrimar, y de todas las partes de la galaxia que el hombre ha conquistado.

Sobre los paseos públicos se hallan las oficinas del gobierno, las salas ceremoniales y un complejo de comunicaciones, y algo más arriba se encuentra el Anillo de los Mundos, donde se dedica a cada mundo habitado del cúmulo una cámara con toda la información disponible. Los pináculos más elevados albergan las dependencias personales del Conáctico. Atraviesan las nubes y, en ocasiones, asoman por encima de ellas. Cuando la luz del sol resbala sobre sus superficies iridiscentes, Lusz. El palacio del Conáctico, se convierte en un espectáculo maravilloso, y se le reconoce a menudo como la obra más inspirada de la raza humana.

“Alastor” de Jack Vance

Sobre el autor:

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