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Lejanía

UN CANTO DE MIS OJOS NACE

Aunque sé que lo eterno se deshace
ante el paso sublime de la nada,
trato de hacer eterna la mirada
que como un canto de mis ojos nace.

Yo te miro, y presiento que renace,
cuando vas por mi sueño distraída
el amor, y regreso hacia la vida
como aquel que la vida lo complace.

Pongo mi amor en ti, deja que pase,
que contigo se olvide del invierno
y que siga feliz y que se case.

Que yo pondré mi triste desenlace
en un barco camino de lo eterno,
aunque sé que lo eterno se deshace.

ME ARREPIENTO ESTA VEZ

Me arrepiento esta vez de haber sabido.
Oh, Dios, yo que al cultivo de mi mente
he sido tan devoto, tan ferviente,
y en hijo del saber me he convertido.

Yo que a todo lo ajeno de sentido
he lanzado a la hoguera, indiferente,
yo que di de saber a tanta gente
de saber, esta vez, me he arrepentido.

Esta vez los balcones del oído,
cerrados a la voz del que lo intente
están, porque un secreto compartido

dejé trepar en mí, tan inocente,
y hoy todo lo que soy y lo que he sido
se ha vuelto una mentira, y yo el que miente.

NUNCA VAS A SABER

Nunca vas a saber, ni tendrás dudas,
acerca del dolor que llevo andado,
ni sabrás de las noches que he pasado
huyendo de tus lágrimas desnudas.

Me ayudas, y me matas si me ayudas,
y la lanza de fuego a tu cuidado
me clavas donde mismo está clavado
el beso que a Jesús le diera Judas.

Antes que el gallo acometer señales,
te esfumas del amor, desapareces,
borrando nuestros puntos cardinales.

Las manos te las lavas, me aborreces,
y al verte descubierta en los portales,
reniegas, sin querer, de mí tres veces.

LEJANÍA

Hoy tú, de esta mirada triste, lejos
estás, y estoy, de tanta honda tristeza,
como el anciano que se inclina y reza
al dios del más allá de los espejos.

Mis ojos, de cavar en libros viejos,
descienden hasta hallar la fortaleza
del verso donde duerme mi cabeza
borracha de Nerudas y Vallejos.

Y tú, en tu retirado continente,
ausente de las dádivas humanas,
ignoras que tu cuerpo, aquí en mi mente,

empieza a repicar como campanas
y abrazarse a mi piel y a estar caliente
y a tener de volar mis mismas ganas.

CULPABLE

De rodillas o en pie, sin más opciones,
la sentencia a cumplir voy en trasiego,
culpable de matar por desapego
al diablo del amor y a sus legiones.

Después de repartir extremaunciones
preparan de una vez, apuntan, fuego,
y Dios mira en silencio, para luego
escapar con la muerte en los talones.

Al fondo de los tristes callejones
del alma, con tu llanto prematuro,
me pusiste de espaldas contra un muro

y yo escapé volando, en mis visiones,
a un tiempo muy lejano en el futuro
donde pueda ocurrir que me perdones.

TRISTE RECUERDO

Triste recuerdo de mi mente triste,
se empeña entre los cerros de la vida,
en buscar esa idílica salida
que lo lance a un futuro que no existe.

Rara res que al rebaño se resiste
huyendo de la suerte compartida,
bien sabe que el recuerdo que se olvida
se muere y la esperanza no lo asiste.

Evasión silenciosa, sin sentido,
y al mismo tiempo sabia y meditada,
cruzando mi interior sin hacer ruido.

Se escapó como un río en desbandada,
y dice la conciencia que se ha ido
lo mismo que mi fe, sin decir nada.

MISTERIOSA

El rostro que hasta ayer fue de la rosa
acaricia mi rostro, y su sonrisa
se vuelve arquitectura de la brisa
y su voz, como el fuego, temblorosa.

Un cuerpo mitad miedo, mitad diosa,
Alumbra en su desdén, y sin más prisa
que ver, en mi interior, por dónde pisa,
de mente, se desnuda misteriosa.

Pendiente de tener su luz a tiro,
mi sombra como un arma se bloquea
en un puño de amor, en un suspiro.

El santo corazón no forcejea,
se marcha, espiritual, a su retiro
y triunfa en mí ese mal que la desea.

COMO UN JUEGO

Como un juego que quema, como un juego,
tu sombra a penetrarla me convida
te imita con más gracia, con más vida,
risueña en la estatura de su ruego.

Detrás de tu calor murmura el fuego
y al verlo cabizbajo y sin salida
lo atizo, lo alimento en su guarida
dejándolo morir a solas luego.

Hallándose desnuda, por sorpresa,
mi sangre en tus entrañas, encendida,
se torna más caliente, más obsesa.

No encuentra de tus llamas la salida,
se lanza, se desborda y atraviesa
el puente hacia mi piel ya consumida.

EL CANTO DEL DOLOR

No es que detenga su inminente filo
la muerte, ante mi voz, o ante mi llanto,
ni que quiera beber el desencanto
del vino o de la sangre que destilo.

Ni Eurípides, ni Sófocles, ni Esquilo
cantaron al dolor como yo canto,
ni saben de qué tumba me levanto
pidiéndole a la vida nuevo asilo.

Más sola está la noche sin su luna,
y yo que luna tuve inexistente,
comparto su famélica fortuna.

Y ante el ojo por ojo, del presente,
bendigo el alimento del que ayuna
sin odio y sin rencor, diente por diente.

POR COMPASIÓN

Lancé por compasión mi sombra al río.
No me voy a esconder ni disimulo,
ni voy a confesar por qué la anulo
echando sus despojos al vacío.

Lo siento por su grito en lo sombrío,
por esta muerte a oscuras que calculo
más dulce que morir si la estrangulo
uniendo su destino con el mío.

Segura está mi muerte y por segura,
haberla desligado de su fuente,
es un mal diminuto y es la cura

de la angustia y el tedio del presente
aunque ella se ha enojado y se figura
que va a ser más dichosa sobre el puente.

APARIENCIAS

Navego como un barco sin bandera
pero algo hay en mi aspecto que delata
mi triste condición, y no es la pata
de palo, ni de un ojo esta ceguera.

Tampoco es la muleta de madera,
ni el sable, ni la argolla de oro y plata,
ni este ron pestilente que me mata
y me salva también de que me muera.

Prefiere, el que me ve, cambiar de acera.
y nadie me da pan ni me contrata
ni busca en mí el amor ni me venera.

Y todo el que mis órdenes acata
se engaña, se confunde porque espera
de mí que me convierta en un pirata.

A SALVO DEL PLACER

A salvo del placer puse mi fuego.
No quiero que se inflame y se alimente
la lumbre en una esquina de mi mente
con la chispa constante de tu ruego.

Ni cedo, ni claudico, ni me entrego,
ni pongo otra saliva en el torrente
sanguíneo del amor, aunque me ausente
y vele mi dolor un ojo ciego.

Pletóricos se van los que te besan
a prender un candil en su alegría
y algunos no se salvan, no regresan,

perecen en las sábana sombría
ajenos al peligro que atraviesan
durmiendo donde mismo yo dormía.

CIERVO ERRANTE

Los pies abandonados, y las manos
andaban cada cual a su albedrío,
corriendo tras el fuego del rocío
allí donde se duermen los veranos.

Mis besos en sus labios más profanos,
y cual monzón, al corazón baldío,
llegaron las amores en un río
inundando sus montes y sus llanos.

Quien no probó su miel, quien no la viera
fértil, desnuda, azul y desafiante,
cruzando del placer la cordillera,

cómo va a comprender que, en un instante,
el alma se me ha vuelto un ciervo errante
y estéril y senil, la primavera.

ESTA SED DE MORIR

Esta sed de morir con la que vivo
tan cierta, tan tenaz, tan persistente,
estas ganas de ver en la corriente
inmóvil a mi cuerpo fugitivo.

Estos versos azules que te escribo
sin destino final, sin remitente,
este gesto suicida sobre el puente,
esta sed de morir con la que vivo.

Este llanto que corre sin motivo
y que dejo correr indiferente,
estas ganas de ti que me prohíbo,

este beso de Judas de la gente,
esta sorda esperanza que derribo
cuando empieza tu luz a estar ausente.

HAZME LA GUERRA

Si luego del amor ya no despierto
y sigue en tu interior depositada
la savia de mi cuerpo disparada
cual lluvia tormentosa en tu desierto.

Si ves que agonizante me divierto
sobre tu cabellera endemoniada,
y le canto al amor, sin decir nada,
y me abrazo a la vida como un muerto.

Regálame tu beso fugitivo
allí donde mi cuerpo se hace tierra
y rompe, sin pensar en un motivo,
el círculo de paz que nos encierra.

Escúchame, mujer, si sigo vivo,
desnúdame otra vez, y hazme la guerra.

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