Llegado a este punto: 30 de diciembre. Habiendo sobrevivido al apocalipsis que profetizaron tantos (aunque ni crean, el apocalipsis suele adoptar muchos rostros). Sintiéndonos cansados (cansados al punto de no querer redactar un párrafo en lo que resta de 2012, que por suerte es bien poco). Sabiendo que nos aguarda un próspero y feliz 2013 (así debe ser, puesto que lo vaticinan con ese entusiasmo…). Por último, queriendo de alguna manera despedir con toda solemnidad la era que termina (dicen que ya empezó una nueva y nosotros sin enterarnos), Rafael Grillo, mi amigo y colega en la aventura de Isliada, me ha dicho: “Leo, escribe una nota antes de que se acabe el mundo… es decir, el año; sin dejar de mencionar los momentos importantes, las cosas que hemos hecho durante estos meses, los trabajos publicados, los autores, los datos que puedan resultar interesantes”. ¿He insinuado que Rafael experimenta una rara fascinación por las cifras? Pues sí: le encanta contabilizar todo.
No voy a hacerlo. No voy a resumir en 10 minutos lo que tomó 365 días llevar a efecto (366, porque 2012 era bisiesto). No voy a recordar que nos reunimos (no siempre en el sentido estricto de la palabra) con escritores cubanos que viven en cualquier parte. Que departimos (más o menos de cerca) con Karla Suárez, José Manuel Prieto o Edgar London (con este último hace tan solo horas… después les cuento). Del mismo modo, no habría por qué indicar que, desde remotos rincones, nos llegaron los textos de Francisco García González, Rafael Carralero, Carlos Pintado, Yoandy Cabrera, Agnes Fong, Waldo Pérez Cino, Asley Mármol, Luis Rafael, Amir Valle o Rodolfo Pérez Valero…
Como igualmente se entenderá, señalar por su nombre y apellidos a todos y cada uno de los poetas y narradores que, viviendo en la Isla, llenan las páginas de Isliada, no sería sino llover sobre mojado. Ni siquiera vale la pena incluir aquí una muestra: ¡son casi 200!
Para no pecar de repetitivos, ¿qué sentido tendría rememorar la visita de Juan Pablo Villalobos, el primer escritor mexicano protagonista de un viaje literario a La Habana? Claro, tampoco sería prudente redundar en torno al “evento más importante del mundo”, ocurrido en la UNEAC durante dos días sorprendentes, y mucho menos insistir en el hecho de que nuestras puertas se han mantenido (y se mantienen) abiertas para quienes deseen colaborar sin cobrar un quilo, en beneficio de la Literatura Nacional. Aclaro: ni se imaginan cuánto nos gustaría omitir la parte de “sin cobrar un quilo”…
En fin, llegado a este punto debo felicitarlos a ustedes, navegantes del sitio, asiduos visitantes y visitantes de ocasión, lectores entusiastas y aburridos lectores; a ustedes que googlearon nuestra URL por decisión expresa o que entraron por carambola a nuestro homepage —siguiendo la recomendación de los motores de búsqueda— y terminaron por huir despavoridos ante aquello de Literatura Cubana Contemporánea… ¡Por Dios, ¿existe tal cosa?!
Llegado a este punto, como decía, deseo expresarles a todos nuestra gratitud. A quienes nos hicieron el honor de compartir sus obras y a quienes nos hicieron también el honor de disfrutarlas (o deplorarlas). A quienes siguen nuestro rastro en la web y a quienes desertaron pronto de una cruzada ciberespacial que no les parece —ni les parecerá nunca— suficientemente confiable. A quienes nos tienden la mano (ellos sabrán reconocerse) y a quienes insisten en ignorarnos a cualquier precio, en soberano ejercicio de sus respectivas voluntades.
A todos, sin excepción, feliz 2013.
A todos, sin excepción, gracias.