Los Hartley
John Cheever
El señor Hartley, su mujer y su hija Anne llegaron al hostal Pemaquoddy un atardecer de invierno, después de la cena, y en el preciso momento en que empezaban las partidas de bridge. Hartley cruzó con las bolsas el amplio porche y entró en el vestíbulo seguido por su mujer y por su hija...
A la otra orilla del río y a través del bosque
John O'Hara
El sombrero, el abrigo y la maleta del señor Winfield estaban en el vestíbulo de su piso y, cuando le telefonearon desde abajo para decirle que el coche lo esperaba, ya estaba listo. Bajó las escaleras, saludó a Roberto, el gigantesco chofer negro, le entregó la maleta y lo siguió al coche...
El corazón del parque
Flannery O'Connor
Enoch Emery supo al despertarse que ese día llegaría la persona a quien podría mostrárselo. Se lo decía su propia sangre. Tenía sangre sabia, como su padre. Esa tarde, a las dos, saludó al guarda del segundo turno...
Niños en sus cumpleaños
Truman Capote
Ayer por la tarde, el autobús de las seis atropello a Miss Bobbit. No sé muy bien qué decir al respecto; a fin de cuentas, ella solo tenía diez años y sin embargo los de este pueblo no la olvidaremos. Y es que nunca hizo algo común y corriente, al menos no desde la primera vez que la vimos, y eso fue hace un año...
Agafia
Antón Chéjov
Durante mi estancia en el distrito de S. tuve ocasión de visitar a menudo los huertos de Dubovo y a su cuidador, Savva Stukach, o simplemente Savka. Esos huertos eran mi lugar preferido para la llamada pesca “general”, en la que se parte de casa sin saber el día ni la hora en que se regresará...
Mal trago
Tennessee Williams
Tennessee Williams, maestro de la dramaturgia y la narrativa, nos sumerge en las turbulentas vidas de personajes atrapados en la América profunda de los años cincuenta. A través de una prosa "delicada y luminosa", Williams explora los recovecos del amor, la soledad, la tensión y el desengaño que se esconden bajo la máscara de las convenciones sociales. Mal Trago es una colección de relatos inéditos en castellano que nos adentran en la intimidad de seres que buscan escapar de la asfixia de sus vidas. Hombres y mujeres que luchan contra sus propios demonios y anhelan ardientemente la libertad, el amor y la pasión. Williams retrata con maestría la hipocresía y la vacuidad de la vida en la provincia estadounidense. Sus personajes, desesperados por huir de la monotonía, se embarcan en aventuras desenfrenadas que solo profundizan en su dolor y desolación. A pesar de la crudeza de las historias, Mal Trago no está exento de humor e ironía. Williams nos ofrece una mirada crítica y mordaz a la sociedad de su…
Cuento de carnaval
Rómulo Gallegos
La algarada de las primeras comparsas empezaba a turbar la nocturna quietud de la parroquia, ya se oía el tintineo de los cascabeles en los arneses de los coches, y los chicos del vecindario ululaban sin cesar a los primeros diablos...
La novela en el tranvía
Benito Pérez Galdós
El coche partía de la extremidad del barrio de Salamanca, para atravesar todo Madrid en dirección al de Poza. Impulsado por el egoísta deseo de tomar asiento antes que las demás personas movidas de iguales intenciones, eché mano a la barra que sustenta la escalera de la imperial, puse el pie en la plataforma y subí...
Cada cual
Doris Lessing
—Me imagino que tu hermano también vendrá hoy. —Podría ser. Le daba la espalda, ufano, mientras se ajustaba la corbata y el cuello de la camisa y se acariciaba la barbilla para comprobar el afeitado. Solo entonces, después de haber recurrido a todos los pretextos...
Dos galanes
James Joyce
La tarde de agosto había caído, gris y cálida, y un aire tibio, un recuerdo del verano, circulaba por las calles. La calle, los comercios cerrados por el descanso dominical, bullía con una multitud alegremente abigarrada...
Dos personas delicadas
Graham Greene
Estaban sentados en silencio en un banco del Pare Monceau. Era una prometedora tarde de principios de verano. Una brisa ligera empujaba algunas nubecillas blancas en el cielo. En cualquier momento soplaría el viento y el cielo quedaría totalmente limpio y azul...
Los cinco ratones blancos
Stephen Crane
Freddie preparaba una bebida. El largo agitador en su mano daba vueltas con lentitud, y el hielo, como reloj barato, percutía en el vaso. Un tahúr, un gran potentado, un maquinista y el agente de un enorme sindicato de Estados Unidos jugaban a las cartas al otro lado de la ventana...
El cacique
José Luis González
Don Rafa era un tipo repugnante: bajito, ventrudo y cabezón. Sobre las mejillas siempre mal afeitadas se entreabrían apenas los ojitos aviesos y sanguíneos; entre la nariz aplastada y roja y la boca sensual, de gruesos labios manchados por el tabaco, se alborotaba la pelambre del bigote cimarrón...
Historia de macacos
Francisco Ayala
Si yo, en vista de que para nada mejor sirvo, me decidiera por fin a pechar con tan inútil carga, y emprendiera la tarea de cantar los fastos de nuestra colonia —revistiéndolos acaso con el purpúreo ropaje de un poema heroico-grotesco en octavas reales, según lo he pensado alguna vez en horas de humor negro—...
El Chiflón del Diablo
Baldomero Lillo
En una sala baja y estrecha, el capataz de turno sentado en su mesa de trabajo y teniendo delante de sí un gran registro abierto, vigilaba la bajada de los obreros en aquella fría mañana de invierno...
Elizabide el Vagabundo
Pío Baroja
Muchas veces, mientras trabajaba en aquel abandonado jardín, Elizabide el Vagabundo se decía al ver pasar a Maintoni, que volvía de la iglesia...
La navidad es triste para los pobres
John Cheever
La Navidad es una época triste. La frase acudió a la mente de Charlie un instante después de que el despertador hubo sonado, y le trajo otra vez la depresión amorfa que lo había perseguido toda la tarde anterior...
A la orilla de las estatuas maduras
Rogelio Sinán
Allí en el río era donde mejor estaba. Ni los sollozos de la tía Josefina que andaba siempre de un lado para otro quejándose del reuma, ni los gritos delgados de su madrina José María que no hacía más que darle con el chicote siempre que cometía alguna diablura...
Un cuento de reyes
Ignacio Aldecoa
El ojo del negro es el objetivo de una máquina fotográfica. El hambre del negro es un escorpioncito negro con los pedipalpos mutilados. El negro Omicrón Rodríguez silba por la calle, hace el visaje de retratar a una pareja, siente un pinchazo doloroso en el estómago...
Compañeros
Máximo Gorki
El ardiente sol de julio brillaba sobre Smólkina, derramando sobre sus viejas isbas un copioso torrente de rayos cegadores. Donde más relumbraba era en la isba del alcalde, recientemente retechada con tablones nuevos, suavemente cepillados, amarillos y aromáticos...
Accidente
Emilia Pardo Bazán
Bajo el sol -que ya empieza a hacer de las suyas, porque estamos en junio-, los tres operarios trabajan, sin volver la cara a la derecha ni a la izquierda. Con movimiento isócrono, exhalando a cada piquetazo el mismo ¡a hum!...
Un par de medias de seda
Kate Chopin
La pequeña señora Sommers se encontró inesperadamente un día con que era la feliz poseedora de quince dólares. Para ella esa era una gran suma de dinero y la manera en que abultaba su viejo y gastado porte-monnaie la hacía sentirse importante como no se había sentido en años...
La mortaja
Miguel Delibes
El valle, en rigor, no era tal valle sino una polvorienta cuenca delimitada por unos tesos blancos e inhóspitos. El valle, en rigor no daba sino dos estaciones: invierno y verano y ambas eran extremosas, agrias, casi despiadadas...
La casa del orgullo
Jack London
La obra "La casa del orgullo" de Jack London transporta a los lectores a las exuberantes islas de Hawái, donde la naturaleza misma parece respirar alternativamente entre la tierra y el mar. En este paradisiaco escenario, London explora los impactos colaterales de la llegada del hombre blanco, quien, además de difundir la "palabra de Dios" y el "Ron", introduce un sistema económico opresivo y una segregación racial implacable. El autor pinta un retrato vívido de la transformación de este paraíso tropical en un lugar donde las secuelas del colonialismo dejan cicatrices profundas. Jack London, conocido por su destreza en explorar temas sociales y culturales a través de sus obras, despliega una narrativa hábil en "La casa del orgullo". Su estilo literario cautiva al lector, llevándolo a través de la riqueza visual y emocional de las islas Hawái. La habilidad de London para tejer una historia que va más allá de la superficie, revelando capas de significado y crítica social, resalta su maestría como escritor. En este conjunto de cuentos, London…
La mañana después del incendio
Maeve Brennan
Desde mis cinco años hasta casi los dieciocho, vivimos en una casa pequeña en un barrio de Dublín llamado Ranelagh. En nuestra calle, todas las casas eran de ladrillo rojo y tenían pequeños jardines detrás, parte de cemento y parte de hierba, separados unos de otros por muros de piedra bajos...
Diez indios
Ernest Hemingway
Después de un 4 de julio, Nick, que volvía a casa ya tarde en la gran carreta de Joe Garner tras haber estado en el pueblo, vio a nueve indios borrachos junto a la carretera...
2 de la tarde
Inés Arredondo
Esperaba el camión en la esquina de siempre. Mirando los edificios mugrientos, la gente desesperada que se golpea y se insulta, el acoso de los autos, se vio solo y el hambre que sentía se transformó en rabia...
El lujo
Vicente Blasco Ibáñez
La tenía sobre mis rodillas dijo el amigo Martínez, y comenzaba a fatigarme la tibia pesadez de su cuerpo de buena moza...
“Aliados” y “alemanes”
Lino Novás Calvo
Chirriquitín como yo era, ya era “aliado”. Mi padre me llamó entonces el “Tomeguín”. Pero yo no creía que aquel fuera mi padre. Era un hombre que había pasado un día por la colonia, en Georgina, y se fuera...
El marido de Tom
Sarah Orne Jewett
No voy a detenerme en las circunstancias que llevaron a que mi héroe y mi heroína se casaran. A pesar de que su noviazgo casi alcanzaba la perfección, tal y como ellos lo veían, la mayor parte de sus características lo convertían en común a ojos de otras personas...