Oeste

El beso de Salomy Jane

Bret Harte

Solo un tiro había sido disparado. No dio en el blanco —el cabecilla de los Vigilantes— y dejó a Red Pete, que lo había disparado, cubierto por sus rifles y a su merced. Pues su mano estaba acalambrada por mucho cabalgar y su ojo distraído por el repentino ataque, y así había llegado el fin inevitable...