Cuentos crueles
Philippe A. Villiers de L’Îsle-Adam
Esta recopilación de narraciones breves es la producción más conocida y más característica del autor; original hasta la extravagancia, desigual y a menudo vigorosa, manifiesta en ella su múltiple inspiración. El absoluto idealismo se refleja en Vera, la mujer que después de la muerte continúa viviendo en el recuerdo del amado, hasta el día en que éste, imaginándola muerta, la hace verdaderamente morir. En Desconocida presenta una delicadísima figura de mujer que, pese a ser sorda, escucha las palabras del alma, y renuncia al amor imposible para no estropearlo con su desventura; en El Intersigno desfilan los signos premonitorios de la muerte. Otra fuente de inspiración es el horror, como en el relato titulado Convidado de las últimas fiestas, en el que aparece un gran señor que, aficionado a las ejecuciones capitales, se siente feliz cuando puede sustituir al verdugo. La más cruda ironía predomina en Las señoritas de Bienfilâtre, una de las cuales falta a su deber y muere a causa de ello, después de haber amado sinceramente a…
Rashômon y otros cuentos
Ryûnosuke Akutagawa
A Ryûnosuke Akutagawa se le reconoce mundialmente como un cuentista de estilo y técnica brillantes. En los relatos aquí reunidos plasma, principalmente, las formas de vida del Japón feudal, en una mezcla de la antigua literatura japonesa con las influencias de la narrativa europea de autores como France, Wilde, Symonds y Loti, escritores que tradujo y difundió en su país. El primer cuento que publicó, "Rashômon", junto a un relato posterior, "En el bosque", fueron usados como argumento para la película "Rashômon" (1950), dirigida por Akira Kurosawa.
La rosa amarilla
Mór Jókai
En «La rosa amarilla» —sorprendentemente, una de las escasas obras de Mór Jókai disponibles en nuestro idioma— el lector recibe la invitación a contemplar, primero, un paisaje árido y sin encanto que no parece contener más que a un jinete pasmado por la flor insólita que lleva bajo el sombrero; la rosa amarilla es un regalo quién sabe si de amor, quede vez en vez, como preludio de la gran metáfora de esta novela, se le escurre de las manos y lo obliga a desandar sus pasos para recuperarla. Este hombre participa de entrada en un rito personal que, a la postre, se transformará en una pequeña epopeya colectiva de los magiares. Nunca los personajes abandonarán este escenario que de súbito aparece lleno de vida, cargado desde hace siglos por un carretón cíngaro que viaja en círculos dejando a su paso la simiente de pequeñas anécdotas pastoriles —el hombre que se ha vuelto loco, el camarada que se fue a la guerra, la mujer de indómita belleza, el duelo a…