Extramuros acierta con La ciudad y el loco
Con el tentador título de La ciudad y el loco (Ediciones Extramuros, 2010), el desvelo editorial de Dulce María Sotolongo, la ilustración de cubierta y las portadillas de Luis Lamothe, Nelson Gudín Benítez (Granma, 1966), nos devela un poemario impar, para decirlo en una palabra con idéntica significación.
Setenta y cuatro cuartillas a buen lomo puntean una poética de extremada alineación factual, que nos permiten inventarnos un itinerario a golpe de contundencias que el silencio prístino labra en la voz exacta con que el poeta se libera de las restricciones metódicas, para ceñirse a lo perentorio como pre-misa donde enmarca las circunstancias, el cohabitar con lo inasible de algún tiempo trágico y convulso deletreado casi con expresión sincrónica.
La ciudad y el loco y el poeta se simplifican, es decir se redimensionan en un contexto en el que se entretejen resonancias de desatino singular por la palabra, sus altas paredes y magnos sigilos dentro de la obvia arquitectura de poemas que experimentan —más bien ensayan— a construir un andamiaje muy cercano a lo que de crónica coexiste dentro de las imágenes que dan temperatura a un discurso dinámico entretejido con el verso libre, la décima y el soneto, implicados en los cuarenta y cuatro poemas que nos propone Nelson, diseñador mecánico, actor y guionista, perfecciones —más que profesiones— que le permiten abrir la ventana encontrar una ciudad que desconoces y mostrárnosla cual “centinela” con la misma osadía con la que nos propone vivirla.
Así queda la infancia, la música, un parque, la libertad, la última voluntad de un desaparecido, una despedida, el teatro de nuestra realidad, el mar, el silencio, el exiliado, —y el in-xiliado—, y el resto de las posibles conjeturas con que el poeta en su diálogo nos propone ¿una dicotomía? (…) ¿alguna transgresión? de la urbe y el ido, la albura de su mirada en el majestuoso convite con que pulsamos la atmósfera sugerente de su lirismo.
Quiero dejar constancia de lo funcional del diálogo literal que ensilla con el poeta Alexander Besú, ciertamente La eternidad no es una conjetura viene a condensar La ciudad…con sus diez poemas; zona con la que más me identifico en todos los ámbitos, dentro de la ciudad, crecen estos poemas nacidos a dueto, me hacen saber con certeza que mienten como todo buen poeta, ya no son más un ser fugaz, fantasmagórico.
En La ciudad y el loco anida intensidad, el oficio versus la palabra se identifica hedónicamente y la existencia en sus versos de ángeles de agua nos permite asirnos a su poesía como a un espacio vital para asombrar a la mismísima utopía.
Nelson nos deja un margen para los quebrados sitios donde la ciudad y el loco se amparan en sortilegios para significar(nos) que la eternidad no es una conjetura, ni la perspectiva de una enjuta existencia, sino y por sobre todo verso que se respete, apuntes del caminante que se descubre en el otro, enseña el pecho, se desborda en un ser trepidante que conoce los espacios en blanco que puede acorralar en los muros de sus estrofas, con la urgencia atemperante con que la poesía es trampa y refugio, cincel y madera.
Sabe Nelson que la ciudad y el loco son asuntos y evocaciones pendientes de dilucidar, cuando menos trances y premuras por resolver; poemario que transita formalmente por monólogos, diálogos, filosofemas, reflexiones (in-flexiones), de la realidad; sencillos poemas profundos, esperanzadores.
Un día llegará la vergüenza (…)
Los ojos pueden no estar donde se supone (…)
Entonces,
Un marcado azul abriendo la maleza
Por donde definitivamente
sobrevendrá el otoño.
Creo que —“definitivamente”— más que inventarse, Nelson Gudín ha encontrado una ciudad donde guardar (sus) los sueños, aunque nos deba dos conciertos, una ciudad para mi (su) muerte, una ilusión…
Racso Morejón. (La Habana, 1965)
Carpintero, poeta y promotor cultural. Aparece incluido en la antología Rapsodias, selección de poesía contemporánea, Montevideo-2006-Brasilia, Editores Bianchi del Movimiento Cultural aBrace que organiza el Festival de Poesía de Montevideo, Uruguay y en El ojo de la luz. Antología de poetas y artistas plásticos cubanos, editado por Diana Ediciones, edición bilingüe sin fin lucrativo. Poemas suyos han sido publicados en las revistas El Caimán Barbudo y Educación. Colabora con reseñas literarias para publicaciones seriadas como Cubaliteraria, Esquife y El Caimán Barbudo.