William M. Thackeray
William Makepeace Thackeray. Fue un narrador de la complejidad humana, un cronista de las luces y sombras de la sociedad victoriana. Nacido el 18 de julio de 1811 en Alipur, India, en el seno de una familia acomodada, vivió su infancia entre privilegios y pérdidas. Huérfano de padre a los cinco años, fue enviado a Inglaterra, donde un rígido internado y los sinsabores del exilio temprano marcaron su sensibilidad. Su paso por el Trinity College de Cambridge, breve pero significativo, preludió una vida de exploración artística, intelectual y emocional.
Herederó una fortuna que dilapidó en proyectos fallidos y el juego, lo que lo condujo a un renacimiento creativo como periodista, caricaturista y, finalmente, novelista. Con seudónimos como "Michael Angelo Titmarsh" o "George Savage Fitz-Boodle", publicó crónicas incisivas y relatos que expusieron la hipocresía de su tiempo. Fue en las páginas de publicaciones como Punch y Fraser's Magazine donde su agudo ingenio capturó la atención del público. Su matrimonio con Isabella Shawe, marcado por tragedias y la enfermedad mental de su esposa, le dejó profundas cicatrices que resonaron en la humanidad compleja de sus personajes.
En 1847 alcanzó la cúspide de su carrera con La feria de las vanidades, una novela por entregas que desnudó las ambiciones y mezquindades de la sociedad. Su protagonista, Becky Sharp, es un emblema del arribismo y la resistencia femenina en un mundo dominado por apariencias y privilegios. Con una mirada crítica, Thackeray diseccionó la moral victoriana, predicando la humildad y denunciando la hipocresía con un tono que oscilaba entre el sarcasmo y la compasión.
Thackeray viajó por Europa y América, donde impartió conferencias sobre humoristas ingleses y la monarquía hanoveriana, dejando un legado intelectual que trascendió fronteras. Rival literario de Charles Dickens, compartió con él el honor de ser una de las voces más influyentes de su era, aunque sus estilos y preocupaciones narrativas los diferenciaban notablemente. Su obra refleja las contradicciones de un escritor profundamente moralista, pero también profundamente humano.
Falleció en Londres el 24 de diciembre de 1863, dejando inacabada su última novela, Denis Duval. Su lápida en el cementerio de Kensal Green guarda los restos de un maestro que, con su pluma, exploró la vanidad, el orgullo y las virtudes de una sociedad en permanente construcción. Como señaló Charlotte Brontë, en su prosa vibraba una capacidad única para distinguir entre lo auténtico y lo falso, entre el brillo superficial y la verdad duradera.