Théophile Gautier. Pierre Jules Théophile Gautier, nacido en Tarbes en 1811 y fallecido en Neuilly-sur-Seine en 1872, fue una figura multifacética dentro de la literatura francesa. Poeta, dramaturgo, novelista, periodista, fotógrafo y crítico literario, Gautier destacó por su versatilidad y su capacidad para influir en movimientos literarios clave. Desde sus inicios en el romanticismo hasta su consagración como precursor del parnasianismo y el simbolismo, dejó una huella indeleble en las letras francesas, sentando las bases de la literatura modernista.
Gautier, quien en su juventud aspiraba a ser pintor, pronto volcó su pasión en las palabras, iniciando su carrera poética a los quince años. En París, se integró en círculos bohemios, donde trabó amistad con figuras como Honoré de Balzac, Victor Hugo y Gérard de Nerval, quienes influyeron en su desarrollo artístico. Gautier perteneció al excéntrico grupo Le Petit Cénacle, un colectivo de artistas que defendían la libertad creativa y el rechazo de las convenciones sociales. En esta etapa, sus primeras publicaciones consolidaron su reputación como un defensor ferviente del arte por el arte, una idea que más tarde resonaría en los esteticistas ingleses.
Viajero incansable, Gautier recorrió España, Italia, Turquía, Egipto y Argelia, experiencias que plasmó en obras como Viaje a España y Constantinopla. Su mirada exótica y precisa le permitió capturar paisajes y culturas con una sensibilidad que no solo revelaba el alma de los lugares que visitaba, sino también su fascinación por lo desconocido. Estos relatos de viaje no solo enriquecieron su producción literaria, sino que lo convirtieron en un cronista insaciable, dispuesto a transitar por diversos géneros y estilos.
A pesar de haber sido rechazado varias veces por la Academia Francesa, su influencia literaria fue incuestionable. Gautier fue reconocido por su estilo pulido y preciso, especialmente en sus columnas periodísticas, donde sobresalió como uno de los mejores cronistas de su tiempo. Colaborador en medios tan prestigiosos como Le Moniteur universel y Revue de Paris, dejó un legado en el periodismo cultural que pocos de sus contemporáneos alcanzaron.
Junto con figuras como Charles Baudelaire, formó parte del Club des Hashischins, un círculo intelectual dedicado a la experimentación con sustancias alucinógenas, lo que subraya su inquietud por explorar las fronteras de la percepción y la conciencia. Gautier nunca dejó de buscar lo sublime, lo extraño y lo hermoso en cada uno de sus escritos, siendo fiel a su creencia de que el arte, en todas sus formas, debía ser una expresión pura y autónoma, sin las ataduras de la moralidad o la utilidad social.
Théophile Gautier, con su vasta obra y su inquebrantable compromiso con el ideal estético, sigue siendo un referente para quienes buscan en la literatura un vehículo de belleza y trascendencia. Su tumba en el cementerio de Montmartre, París, es hoy un recordatorio de su brillante legado.