Sándor Márai
Sándor Márai. Nacido en 1900 en Kassa, una localidad del antiguo Reino de Hungría que hoy conocemos como Košice, Eslovaquia, es una figura esencial en la literatura húngara del siglo XX. De origen sajón y criado en una familia de nobleza reciente, Márai vivió una infancia marcada por conflictos y rebeldía, rasgos que lo llevaron a escaparse de casa en varias ocasiones y ser internado en un colegio religioso. Su formación estuvo profundamente influenciada por la cultura y los valores de la élite burguesa húngara, un trasfondo que impregnó su obra literaria.
Su familia, comprometida con el servicio público y la ley, esperaba que él siguiera un camino similar. Sin embargo, desde joven, Márai sintió la llamada de la escritura. Aunque sus padres rechazaban esta vocación y consideraban que su interés por las letras "avergonzaba" el apellido Grosschmid, él perseveró, adoptando el seudónimo Sándor Márai para firmar sus primeros escritos. Consciente de su talento desde muy temprana edad, Márai escribió a un amigo en 1917 que era "un genio", destinado a llevar su arte a lo más alto, o a la más absoluta nada, pero siempre escribiendo. Su determinación lo llevó a abandonar la carrera de derecho que había iniciado por imposición familiar, para dedicarse a la literatura y al periodismo en Budapest.
Durante su juventud, Márai vivió intensamente la vida bohemia de la capital húngara, frecuentando cafés literarios y clubes de artistas, donde se relacionó con escritores como Gyula Krúdy. Su primer libro de poemas, "Emlékkönyv", publicado en 1918, captó la atención del influyente escritor Dezső Kosztolányi. Este apoyo temprano confirmó a Márai en su vocación literaria y lo impulsó a seguir desarrollando su estilo único, marcado por una profunda introspección y una aguda observación de la naturaleza humana.
Sándor Márai no fue solo un novelista y dramaturgo; fue un testigo lúcido y crítico de los cambios que marcaron el turbulento siglo XX europeo. Su obra captura la esencia de una época en la que las certezas se desmoronaban y las identidades se redefinían constantemente. Márai vivió el exilio, experimentó la pérdida de su patria y de su lengua natal, y, finalmente, terminó su vida en San Diego, California, en 1989. Sin embargo, su legado literario sigue vivo, resonando con la voz de un hombre que supo transformar sus dilemas existenciales en arte atemporal.