Robert Walser

Robert Walser. Nacido en Biel, Suiza, el 15 de abril de 1878, es una figura fascinante y enigmática de la literatura suiza de expresión alemana. Su vida y obra están marcadas por un profundo sentido de alienación, una inquietud que lo llevó a vagar de ciudad en ciudad, y una capacidad casi mágica para transformar lo cotidiano en poesía. Walser fue el séptimo de ocho hermanos en una familia de clase media venida a menos, y desde muy joven mostró un vínculo especial con la escritura, una forma de escapar de las constricciones de su entorno.

Su madre, afectada por problemas psíquicos, murió cuando Robert tenía apenas 16 años, un golpe del que nunca se recuperaría del todo. Obligado a abandonar sus estudios, trabajó en diversos oficios menores, experiencia que impregnó toda su obra con un afecto particular hacia los personajes subalternos, aquellos que, como él, parecían encontrar consuelo en la humildad y el anonimato. En 1898 publicó sus primeros poemas, pero sería en Berlín, donde residió entre 1905 y 1912, donde alcanzó sus momentos más fecundos como escritor. Allí escribió sus tres grandes novelas: Los hermanos Tanner (1907), El ayudante (1908) y la aclamada Jakob von Gunten (1909), obras que ya evidencian su predilección por el detalle minúsculo, la observación aguda y una ironía tan sutil como corrosiva.

A pesar de recibir elogios de figuras como Kafka, Hesse y Rilke, Walser se fue apartando cada vez más del mundo literario, refugiándose en su ciudad natal, Biel, y luego en Berna. En esta etapa, su escritura se volvió más introspectiva, fragmentaria y casi minimalista, lo que culminó en la creación de sus célebres "microgramas", textos escritos en una caligrafía diminuta que apenas podía leerse sin lupa. Estos microgramas, elaborados entre 1924 y 1933, son hoy considerados verdaderos tesoros literarios, una ventana al proceso creativo de un escritor que, ante el colapso de la pluma, optó por el lápiz como una forma de reencontrarse con el placer de escribir.

A partir de 1929, Walser ingresó voluntariamente en un sanatorio psiquiátrico, afectado por lo que fue diagnosticado como esquizofrenia. Sin embargo, a pesar de su confinamiento, no perdió su sentido del humor ni su habilidad para captar la poesía de la vida sencilla. "No estoy aquí para escribir", decía, "sino para estar loco". Murió en un paseo solitario en la nieve cerca de Herisau, el 25 de diciembre de 1956, dejando tras de sí una obra que sigue siendo objeto de culto entre lectores y críticos. Walser es un escritor cuyo brillo reside en lo diminuto, en lo no dicho, en lo aparentemente insignificante, pero siempre repleto de una belleza conmovedora.

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