O. Henry. William Sydney Porter, mejor conocido por su seudónimo O. Henry, nació el 11 de septiembre de 1862 en Greensboro, Carolina del Norte. Este escritor estadounidense es ampliamente celebrado por su habilidad para crear cuentos con giros narrativos inesperados, una técnica que popularizó la expresión "un final a lo O. Henry".
La vida de O. Henry estuvo marcada por la tragedia desde temprana edad. Perdió a su madre a los tres años debido a la tuberculosis y se trasladó a vivir con su abuela paterna junto a su padre, un médico. Porter mostró desde joven un gran amor por la lectura y una notable dedicación a sus estudios, graduándose de la escuela elemental en 1876 y obteniendo el título de farmacéutico en 1881.
Su juventud fue tumultuosa. En 1882, se mudó al condado de LaSalle, Texas, donde trabajó en un rancho de ovejas. Luego, en 1884, se trasladó a Austin, donde comenzó a utilizar el nombre O. Henry, inspirado por un gato llamado Henry. Durante este período, también empezó a aprender español y a luchar con problemas de alcoholismo. En 1887, se casó con Athol Estes, con quien tuvo dos hijos, aunque el primero murió poco después de nacer.
En 1894, O. Henry fundó el semanario humorístico "The Rolling Stone", que fracasó al poco tiempo. Posteriormente, trabajó como periodista en el "Houston Post". En 1895, fue acusado de malversación de fondos mientras trabajaba en el First National Bank de Austin. Escapó a Honduras, donde vivió durante siete meses y escribió relatos inspirados en su estancia en Centroamérica. Sin embargo, regresó a Estados Unidos en 1897 cuando su esposa enfermó gravemente y, tras su muerte, fue arrestado y condenado a cinco años de prisión.
Durante su tiempo en la cárcel, O. Henry comenzó a escribir relatos cortos para mantener a su hija, publicando su primer cuento en una revista de renombre en 1899. Al salir de prisión en 1901, se mudó a Nueva York, donde vivió el resto de su vida. A pesar de su éxito literario y reconocimiento, su adicción al alcohol persistió, llevándolo a una vida económicamente inestable.
En Nueva York, O. Henry se ganó la fama con cuentos que capturaban la vida de la ciudad y sus habitantes comunes. Sus obras más conocidas, como "El regalo de los Reyes Magos" y las colecciones "Heart of the West" y "The Four Million", destacan por sus finales ingeniosos y su capacidad para reflejar la vida cotidiana con humor y humanidad.
O. Henry murió el 5 de junio de 1910 en Nueva York debido a una cirrosis hepática. Fue sepultado en Asheville, Carolina del Norte, junto a su hija Margaret, quien falleció en 1927. Su legado perdura a través de sus cuentos y del Premio O. Henry, que honra anualmente a los mejores relatos cortos y ha sido otorgado a destacados escritores como William Faulkner, Dorothy Parker y Flannery O'Connor.
Con su estilo inimitable y sus finales inesperados, O. Henry sigue siendo una figura central en la literatura estadounidense, dejando una huella imborrable en el arte del cuento corto.