Bruno Schulz. (12 de julio de 1892 - 19 de noviembre de 1942), escritor, artista gráfico, pintor y crítico literario polaco de ascendencia judía, destaca como una de las figuras más importantes de la prosa polaca del siglo XX. Nació en Drohobycz, Ucrania, en una familia judía asimilada. Fue el menor de los hijos de Jakub Schulz, dueño de una tienda textil, y Henrietta Kuhmärker, perteneciente a una familia de comerciantes de madera. A pesar de su herencia judía, en casa se hablaba principalmente polaco y no se seguían tradiciones religiosas.
Después de finalizar su examen de bachillerato en 1910, Schulz optó por estudiar arquitectura en el instituto politécnico de Lwów. A pesar de interrumpir sus estudios debido a problemas de salud, continuó su formación de manera autodidacta. Durante este período, empezó a producir dibujos y grabados, mostrando una inclinación por las artes visuales.
En 1934, Schulz publicó su colección de relatos "Las tiendas de canela fina", que recibió elogios de figuras literarias como Zofia Nałkowska. Su estilo único y visionario cautivó a lectores y críticos por igual. En los años posteriores, Schulz contribuyó a revistas literarias con relatos y ensayos, y se involucró con el grupo de artistas "Kalleia".
Durante la Segunda Guerra Mundial, Schulz se vio afectado por el conflicto y el avance de las fuerzas alemanas. Aunque estuvo bajo la "protección" de un oficial de la SS, su vida y obra se vieron amenazadas por el creciente antisemitismo y la represión contra los judíos. Trágicamente, en noviembre de 1942, Schulz fue asesinado por la Gestapo en un acto de represión en Drohobycz.
Tras su muerte, la obra de Schulz fue rescatada y difundida por investigadores como Artur Sandauer y Jerzy Ficowski. La interpretación de la prosa de Schulz como una exploración de derrotas personales y sociales fue central en la comprensión inicial de su obra. Sin embargo, investigadores posteriores, como Jerzy Jarzębski y Stefan Chwin, profundizaron en su narrativa única y la influencia de su contexto histórico.
La narrativa de Schulz es conocida por su estilo evocador y su enfoque en lo visual. Su capacidad para crear atmósferas oníricas y su habilidad para explorar temas como la identidad, la memoria y el paso del tiempo lo convierten en una figura relevante en la literatura del siglo XX. La influencia de su legado persiste a través de investigaciones, adaptaciones teatrales y cinematográficas, y la apreciación continua de su trabajo gráfico en museos y galerías.