EDEN
En tus costillas arden presagios y enigmas
cardamomo en el labio, fábulas entrenadas
para distraer las dos caras del día
la mano izquierda y la derecha – el cansancio
del alba que resucita la nuestra sangre
en la mitad serpiente y en la mitad manzana
QUEMA
hora de inyectar metal a la aorta
perforando la resina primera
cofres del pulmón
de hígado corazón, inyectar
además
un litro de agua fría
aún cuando batan los enjambres
y disloque el sacro su lado brillante
repaso con dedos mi barro
los huecos son rojos
el calor animal
del metal mio brota humo
sangrecita colorá
cadera boca mentón
arde que arde el seso
también el labio
quema el verso en el cuerpo.
MIYAKE
Tu voz va a decirme que soy la hembra de un cuervo alucinado
que de contarse plumas y estrellas se ha quedado ciego
un gesto del labio hace lo espeso del perfume
y es el subjuntivo el que deshila el ritual
pone amorosa rienda al vaivén de la sangre.
Sopla tu armonio desde el cuello al monte de la romana.
a las rodillas que dan grupa a esta guerra de cartas iguales.
tu voz besa los cardos y las pupilas de olivo fresco
las velas rojas que el alma en la boca tres veces gime
anida tu lengua
de voraz buscaperlas.
(la noche hace el imposible
full de reina con escalera de ases).
GAZA, SEFARD
Quitar la vida ha sido siempre un acto obsceno.
como parir en una mesa de hospital lleno de gusanos
vestidos de blanco.
Escapar aullando en el silencio del polvo
– con sésamo y menta en la lengua – gritar
las graves puntillas del comino
las flores de cardamomo que quedaron
en nuestra cocina esperando
el Zaatar de nuestra madre.
Abrir la herida del grillo que anida en el caldo de los viejos
ser el veneno del té a la hora de la Luna
en mi almena sefardí, hacen cuarenta lluvias
cae sangre.
La memoria de los ojos habla el verde del tahine fresco
y la muerte – incapaz de la palabra –
dice lo que no creyó en el amuleto de la sangre
el incendio reduce el rezo a cenizas.