CONFESIÓN
Que no se diga jamás se lo intentó
que no rodé por el camino
que no tropecé y caí mientras dormía.
Que no se diga locura transitoria para decir amor
sexo para pasión, furia para celo y a la distancia olvido.
Que no se diga aquí no se fraguó el fuego
el delito consumado sabanas mojadas,
mentiras escabrosas lucidez y miedo.
Que no se diga de esta agua no bebí
en esta tierra no viví
en esta cama no soplaron huracanes y volaron como cartas los espejos.
Que no se superlativise el beso
y no se conjugue el verbo amar
y que se diga beso en la exacta dimensión de la palabra.
Que se fusione cada sílaba en su acento
como un cuento interminable
como un desplegar de leves alas.
Que cada consonante caiga ante el deseo de las palabras
sea grave el sonido en los abrazos
y leve los fonemas con su luz difuminada
Que no se diga siempre equivocada estaba
que no se diga su cuerpo acurrucó contra su espalda
que no arrancó gemidos de su boca
que no luchó contra su pecho
que no mintió
que no digirió una a una sus palabras.
Que no se diga probó de mil venenos
que no se diga atroz para decir ternura
y no se diga jamás tormenta y fuego
y entre fuego besos
y entre besos celo.
Porque fui nieve y serpiente mujer y viento
y después de viento arado
y después de arado tierra y su simiente.
Que no se diga nunca
se fue sin intentarlo
porque caí mil veces
ante el hondo
transitar de las palabras.
ESQUINA
Una esquina no es un lugar
una esquina es solo la convergencia de dos ángulos con que rompe su monotonía
la
línea
es el cruce hacia otro mundo si el impacto se hace humano (entre dos autos que
se
chocan)
Una esquina pueden ser cuatro
si se juega
si se dobla
si se ronda o convierte en la manzana de disputa por el territorio en las pandillas
Es un radian recto obtuso agudo o una arista de señales para transeúntes
animales o
viajeros
Es el letrero ansiado que muestra el camino a continuar
porque una esquina nunca es el final de un transito
Pero si indica el momento exacto para detenerse a olfatear el miedo
para tentar a la conciencia y acercarla lentamente hacia un torbellino de
elucubraciones
de milésimas de imágenes aceleradas desde el ojo a la memoria
Es la cama del vagabundo diariamente recogida en los céntricos barrios
y la humanidad extendida en las aceras adyacentes
Una esquina es la perfecta excusa del maleante
del cuchillo o la pistola de los barrios más feroces
es el brillo de la hoja de la cacha reluciente que invita hacia el despojo inclusive de
la
vida
Es el atavió perfecto de quien se esconde a esperar la traición de la amada
sospechosa
de otro encuentro
Una esquina es el borde de un parpado de larguísimas pestañas
Es un nervio al borde de la medula
Es el dolor palpitante de un omoplato en estrepitoso grito sobre el hombro
Una esquina es la ausencia de vagones al doblar la vía
La obsolescencia de letreros al final de los andenes de los trenes de Manhattan y
el
lugar perfecto para expender o alquilar los más súbitos deseos
Una esquina es el tiro oblicuo de la cancha en el último segundo
cuando el milagro se ilumina en el estadio que un gol grita a voz en pecho
Es la magia dialogada de los años juveniles
cuando el abrazo las noticias o los ojos de un amigo remplazaban los me gusta de
las
redes
Una esquina es la comisura de una boca
que se abre lentamente
para esperar
un beso
MUJERES
Me gustan las mujeres ¡y qué!
las que gritan se explayan vociferan
las que ahogan con su instinto,
aquellas perspicaces penetrantes y profundas
las que ríen y se ríen que se arrancan hasta el alma
aquellas que subyugan,
me subyugan.
Me gustan las mujeres enjundiosas
las terribles, catastróficas
la que me enseño el amor en la cama de su histeria
y me enseñó a amar el amor de indecisiones.
La que parió incesante en cada parto las nostalgias
y me dio seis compañeras como espadas.
Me gustan las mujeres,
las que acosan, que me acosan y sublevan
las que llaman
las que lloran
las que cogen sin descanso
que recogen
que seducen
que se elevan
las que parten y reparten con su aroma las señales
y me besan
y me estrujan
y se callan
y me callan con un beso.
Me gustan las mujeres cibernéticas
sin sonrisas de portadas
sin voces de miel o edulcorante
sin pestañas de gatita o silicona.
Me gustan las mujeres
no de arroz, de azucena o chocolate,
me gustan las neuróticas menopáusicas cinéticas
que me endulzan y envenenan
que me odian y acarician
que me abren sus alitas matinales
o me clavan en la noche más tremenda
su puñal
de amapola
y de cerezo.
PARQUE DEL BUEN RETIRO
En silencio y lunes
recito tus poemas
tu poesía lenta y minuciosa como el ajonjolí repito
Leo poemas de una haijina desposada y después a la intemperie
caballos que huyen por senderos de violetas
libélulas que se deslizan por el agua
Chiyo-Ni
esposa y viuda en un verano
Chiyo-Ni
monja budista poeta
canta al pozo de agua
el abismo sella con su canto
En el parque del retiro
la mañana se va llenando de palomas
coronados van quedando los faroles
La mañana es tropel de iracundos de oficina
me sosiegan unos ojos arrancados del poema
su redondez de aceituna en el encuentro
Cada pájaro es recuerdo de la patria
cada silaba vibración de bocas
cada nota fragilidad de ausencia
sol marchito en mitad de su equinoccio