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Con los olores del cuerpo

Fotografía de Bladimir Zamora

con pocas fibras

me salva el ejercicio del amor
amanecer con un cuerpo
cubriéndome
haciendo malabares
entre su piel
mientras el sol vuelve
a dar una vuelta de tuerca
sobre el tiempo
solo me salva el amar
reempezar
mi única vida
colgando de alguien
en donde puedo armar
con pocas fibras
el artificio del gozo
que me colmen los oídos
y las otras partes cantables de
mi cuerpo
con los sones hambrientos
de tocar el fondo.
solo me salva el juego del amor
el territorio
que me devuelve a la piedra
a la señal
donde apenas puedo diferenciar
después del mío
otro animal que no seas tú.

Bladimir y, 8 de noviembre de 2004.

blue de bukowski

para Ray Fernández, de lo mejor mío

a un poco más
de los 50
he cerrado la puerta
del balcón
para cagar
en la estrecha
intimidad
sobre
el periódico de ayer.
creo creeré
en las manos
que por sorpresa
me entregan
un calor
de pájaros
que no se cansan
de volar
pero
cagando
trabajosamente
en el periódico
de ayer
me caen
como auras
tiñosas
las dudas
en la cabeza.
todavía
llegan
a mi puerta
o a mi piel
los cuerpos
en que quisiera
vivir
para siempre
pero es martes
—cualquiera—
ni siquiera 13
y acabo de cagar
sobre el ligero
periódico
de ayer
y nadie
revienta
mi teléfono
con cuerdas
que me alcen.

el resoplido

para mi hijo Yoryy

ahora mismo si vinieran a
quemar la casa
o en alguna pesadilla
tocaran a mi puerta para perdirme
un viaje
por paisajes totalmente fuera de mi cariño
y si los emplazadores hicieran el increíble
papel del indulgente
permitiendo
que llevara conmigo
las pertenencias indispensables
sin dudas miraría en redondo
tratando de indagar con cuál de ellas
me salvo
echaría un resoplido de caballo en trote
y poniendo la vista en un punto
parecido a la cercanía
a esos
desfiladeros remotos
les podría decir solo
con el seguro cauce de mi mirada
llévenme apenas
con los olores del cuerpo.

Habana Vieja, enero 05.2005

vigilado

la soledad es una vieja loca
tambaleante en mi casa
trata continuamente de
tirárseme encima
le doy todos los golpes
que puedo
y me salgo a la calle
después de trancar
la puerta del tiempo
por fuera.
camino buscando mis creídas
querencias
o los viandantes
en que pueda crecer
la flor de amistad
no es tarea fácil.
casi todos van
enfundados
en su piel
y no te dan la hora
ni el saludo.
me cansa la máscara
y regreso tarde
a casa
tarde encuentro
a la soledad
como una abuelita
amorosa
que quiere mostrarme
el caldo tibio que me ha preparado
para que amanezca
con fuerzas
pero yo sé que es
su cicuta
por eso me voy con hambre
con ganas de abrazar
con ganas
de que alguien
me salude
aunque sea desde lejos
alzando un pañuelo
adolescente sobre mi cara.
veo el pañuelo flotar
como un ave
sin norte
y trato de alcanzarlo
cuando me tira el sueño
sobre una tabla tiesa
y amanezco
con dolor de todo
vigilado
por la soledad
que ya se ha repuesto
de mis golpes de ayer
y tiene brillosos ojos
de apostar a
que me ganará esta vez.

junio 30.2007

Libros

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