Poesía

Catarro

Naked Woman Lying on a Blue Couch 1960, Pablo Picasso

A él, que sabe que es con él

XX (Catarro)

Pensé en el tipo
aquel
que me dejó esperando
con una botella de vino
entre las manos.
Pensé en el tipo
aquel
que cuando le pedí amor
me respondió con catarro,
no sé cómo lo logra, cómo lo hace
o si es tan natural
como un bálsamo,
un páramo
una célula procariota de un protista
¿o será una señal de tránsito?
Un pare: porque no hay nada que hacer
si tú quieres acción
y el tipo tiene catarro,
la garganta no aguanta
¿Ni siquiera un beso?
¿Una montaña de abrazos?
Mierda,
el tipo se me va por el catarro
y yo que lo quería dentro de mí,
soñando
viviendo
derretido como un barquillo de helado
en la cola de Coppelia.
Mierda,
¿seremos asexuales?
Con este comportamiento de esporas
mis tetas lloran
por culpa de un catarro.
Pensé en el tipo
aquel
que tosió
y me dejó temblando,
pensé en el tipo
aquel
el día aquel
no muy lejano
cuando me tomó de la mano
para bailar
y yo que quería volar
porque era un tipo perfecto,
para volar
pensé en el día aquel
cuando me sostuvo entre sus brazos
o el día en que me invitó a su cuarto,
o cuando juntos vimos
pasar
desde una azotea
la madrugada
¿será que me toca esperar, insistir, comunicar,
aunque lo suyo solo sea cortar y pegar?
No sé,
todo es una cuenta hacia atrás
todo se detuvo
apenas, acaso, por Dios
por un catarro
demasiado dudoso
del tipo aquel.

XVII

He tenido que montarme en la guagua
sin pagar.
He tenido que esconderme en un baño
para orinar.
He tenido que sacarme fetos
del vientre,
con ganchos de metal.
He tenido que dar
vueltas
alrededor del mismo círculo,
varias veces.
He tenido que chocar
con la misma piedra,
varias veces.
He tenido que cargar
con una cruz
que no me pertenece.
He tenido que ser
fuerte
algunas veces.
He tenido que morderme la lengua
he tenido que llorar,
ceder, implorar
empezar
de nuevo;
he tenido que forrar
mi alma con alambres de púa
He tenido que callar
y olvidar la poesía
con alevosía
y premeditación
echarme en un rincón
sobre un sillón
de patas flojas,
abrazar a mi perro
y continuar.

I (Máquina gestante)

Parir las ideas
Acto que conlleva pujanza
Máquina gestante,
pulsa-teclas.
Dar a luz el poema
No cópula
Urgencia sin orgasmo
No placer
Dolor sí
Poema, sal al mundo
Desgárrame

II (Fitohormonas)

Me siento una nihilista
hecha sombra de aquella,
mi otra luz;
árbol volcado de raíz,
con la copa en tierra,
enraizado en el cielo.
Maldita necesidad de escribirlo todo,
de dejar traza en mis anillas;
Necesidad fisiológica.
Metabolizo el aire.
Respiro.
Vegeto.
Hoy las fitohormonas
son responsables de mi nihilismo.
Quiero hacer fotosíntesis
pero me falta esa, aquella luz.
Me falta sol

III (Amante escuálido)

El hijo de Cándida
Es un ser misterioso y escuálido
Que llegó a mi madrugada ebria
Con aire sur.
Amante de Francesca Woodman,
Amante mío.
De la oscuridad
Perturba-me
Aquel lado del seno
Hecho para sentir
Me entró con demasiada luz
Por los poros abiertos
Puso proa en mi jardín
De histerias mal remuneradas
Su obturador pasó a ser mi tormento…
Ser escuálido, no llegues
A mi fiesta
Vestido así.
No estoy lista
Tengo apuntes y brebajes hirsutos
Para el buen dormir.
No vengas
Mi reino puede ser demasiado común

Darcy Borrero Batista. Palma Soriano, 1993.

Periodista a medio tiempo y contadora de historias a domicilio. Graduada por el Chino Heras, en el 2015, del Centro Onelio Jorge Cardoso y, en el 2016, de la Facultad de Comunicación de la UH. Como buena primeriza, amamantará sus textos mientras sea necesario. Digna mamífera se considera, pero como no tiene pelos en la lengua ha dicho hasta ahora lo que ha creído. Aunque hace prosa poética desde la primaria, empezó a escribir poesía el mes pasado. En algo no cambiará su voz poética: sigue detestando a los “literatos” y disiente de la militancia esnobista. Para-fóbica por definición, aunque le fascina bajarle muela "intelectualoide" a los comunes mortales que la rodean. No come pescado debido a un trauma familiar; considera que comerlo, a estas alturas, la podría convertir en pez a ella misma, y no sabe nadar...Tampoco aprendió a montar bici ni patineta, ni a rezarle a un dios llamado Messi. Vive desde los 10 años en un llega y pon upgradeado; de ahí su obsesión con la Planificación Física y la Vivienda, tema en el que se doctoró a la temprana edad de 16. Le gustan las piernas de Madonna y empezó a ponerle velas al santo Lennon.