Site icon ISLIADA: Portal de Literatura Contemporánea

Apostillas sobre las putas

Foto de OhTilly en Unsplash

APOSTILLAS SOBRE LAS PUTAS

I.

Las putas son de todos
y de nadie.
Esta realidad va a depender,
irremediablemente,
de la miseria o la fortuna
de cada postor.

II.

Amar a las putas
viene a ser un modo
de probarse a uno mismo.
Lanzarse hacia el abismo
es siempre
un acto de coraje.

III.

La destreza de las putas
radica en el dominio
de los espejismos y el placer.
Todos pagan sabiendo
que disfrutarán de una quimera,
un simulacro.
Su sexo es una droga dura.
Algunos no consiguen
librarse nunca
de semejante adicción.

IV.

¿Qué vida tendrían?
¿Qué sería de los feos,
los deformes, los locos,
los enfermos y los infelices
sin las putas?

V.

Las putas llevan a cuestas
la misión de esparcir
complacencia
por todas partes.
Muchos aseguran
que solo ellas
pueden realizar
—con certeza—
tal contienda.
Es por esto
que su fama
las precede.

VI.

Entre las putas
y los espejos
hay un punto
de convergencia:
solo se percibe de ambos
una imagen
dispuesta
según para quien.

VII.

El tiempo
es una diferencia
estridente
entre esposa y puta.
Existe en la esposa
esa propensión
a hacer esperar.
Para las putas
el tiempo
es oro.

VIII.

Detrás de cada matrimonio
feliz o desdichado
merodea la sombra
de alguna puta.
Para hombres y esposas
esto es cuestión
de perspectiva.

IX.

Lo que se espera
de la esposa
y de las putas es
—en definitiva—
la misma cosa:
que ambas realicen
su rol
con eficacia.

X.

Las carencias o negaciones
de la esposa
propician el espacio
en que las putas
ofrecen sus ardides
y, así mismo,
florece una despiadada
rivalidad entre ellas.
Detrás de esta reyerta
sin cuartel
están los hombres:
eternos intermediarios
en la discordia.

EN DEFENSA PROPIA

Una puta no es la culpable
de que un hombre pierda
esposa
trabajo
dignidad.
Algunos seres vienen al mundo
con el estigma de la pobreza
y la desgracia.
No existen putas malas
solo hombres
que necesitan justificar
su miseria.

MAÑA

Cierta vez un hombre
desprovisto de toda belleza
aunque espléndido
me preguntó por qué soy puta.
Si vienes a verme lo sabrás
le dije.
Y lo hizo
siguió haciéndolo
por mucho tiempo.

CERTEZA

Le di placer porque él lo necesitaba y me excité con la idea de dar todo
lo que tenía por dentro a un hombre desesperado y solo,
un hombre al que nadie espera

Dazra Novak

Llega tarde en la noche.
No dice una palabra
pero hace trizas mi ropa
la aparta de mí
como si fuera todo lo que sobra
y estorba del mundo.
Sus manos ciñen mi cintura
recorren el cuerpo que pretenden suyo
cada rincón igual que bestias hambrientas
desprovistas de toda mesura.
Entonces me lanza hacia la cama
aferrándose a mis senos.
Su lengua deja un rastro
de saliva putrefacta
—argamasa de alcohol y tabaco—
muerde mi cuello
escupe mi cara
se hunde mi sexo
sin temor a los excesos.
Ahora llevo su huella
su marca de macho alfa
para que todos sepan quién soy
a quién pertenezco.
Él arroja algunos billetes
sobre la mesa de noche
se marcha feliz
—hoy es un hombre satisfecho—.
Yo contabilizo los beneficios y sonrío
segura de que volverá.

IRREVERENCIA

Hoy podría fingir que soy esposa
la señora de casa.
Podría incluso simular que soy
también una buena madre
—la mejor de todas—.
Pero la suerte está echada.
Aquellas miran de soslayo
susurran a mis espaldas filosas palabras
que se estrellan contra mi coraza
y caen al suelo
las aplasto al pasar frente a sus puertas
mientras esconden a sus hombres
hijos amantes
y hasta los perros.
Ellas tiritan con mi sola presencia
sus dedos me reconocen
en todas partes me señalan.
El remordimiento no pesa sobre mi vida.
Soy la escoria
la execrada
quien les avienta en el rostro sus carencias.
Y puedo vivir con eso.

ALGO SUCIO QUEDA SIEMPRE

Cuando él se marcha
procuro lavar mi cuerpo
borrar toda huella de sus actos
en mi piel.
Dejo que el agua arrastre todo
lo empuje por el tragante
lejos de mí.
Sin embargo
no sé por qué siento
que algo sucio queda dentro
algo repulsivamente sucio
queda
siempre.

ÁLBUM FAMILIAR

y yo con esa sonrisa
que no logro comprender
que no reconozco.

Dalila León Meneses

Cuando repaso el álbum de fotos
me encuentro en el rostro
de una niña sonriente
que muestra una felicidad real
al alcance de la mano.
Mis padres comentan
sobre lo hermosa
que era entonces y sigo siendo.
Viven orgullosos de esa chiquilla
—ahora una mujer que apenas conocen—
de la hija que provee el sustento
a sus viejos ya encorvados
y traga amargamente
en cada bocado
el recuerdo de esos hombres
que a cambio de su cuerpo
sufragan el banquete diario.
En las fotos familiares
aparece una infanta
que mis padres veneran
y recuerdan con afecto:
una extraña que desconozco
que observo con dolor y envidia
por recordarme lo que he perdido
y hacerme sentirme tan ajena
tan distante de lo que un día fui.

CONFESIÓN

Si a una puta la odias
le mientes la golpeas
escupes y maldices
si la ignoras y olvidas su nombre
ella seguiría siendo la misma cosa.
Pero si a una puta la llegas a necesitar
si por cálculo errado o trance de desvarío
terminas amándola
entonces ella sería ante tus ojos
Circe La Maga
Afrodita
las sirenas que acecharon a Ulises.
Y tú pobre criatura
como servil esclavo
fiel adorador de su poder
caerías sin remedio
al abismo
de una tramposa ilusión.

Libros

Exit mobile version