En un reporte publicado en el diario Granma, que resume en un balance final el llamado “mayor acontecimiento cultural” de Cuba, catalogaba como “de saldos favorables” a la 24 edición de la Feria Internacional del Libro, extendida esta vez por todo el país a lo largo de dos meses y medio.
La citada nota argumentaba que la Feria “corroboró con la asistencia de más de dos millones 175 000 visitantes, y la venta de un millón 95 000 ejemplares, el interés del pueblo cubano por la lectura”.
Estos datos arrojan un cálculo de aproximadamente un libro adquirido por cada dos asistentes.
Isliada, a partir de los datos recogidos durante el momento de la Feria en La Habana, había pronosticado para la terminación del periplo por todo el país, una asistencia de 1 675 098 personas y la venta de 2 294 885 millones de ejemplares (1, 37 libros por visitante).
De modo que las cifras oficiales al final del evento reflejó un número de alrededor de 500 000 visitantes más de los vaticinados, pero la cantidad de libros vendidos quedó por debajo en más de 1 millón de ejemplares.
Las conclusiones ofrecidas por Zuleica Romay Guerra, presidenta del Instituto Cubano del Libro, mostraron, sin embargo, una visión optimista:
“Más allá de las estadísticas —afirmó—, resalta en la nueva experiencia la flexibilidad con que cada territorio concibió su programación, la autonomía para el diseño de la Feria, la integración de los esfuerzos de organismos e instituciones, y la amplia participación con sus obras de los autores y las editoriales locales.
Y enfatizó:“Como nunca, la Feria ha estado identificada, se ha parecido más a su territorio en específico, y es justo reflejar el trabajo organizador, promocional y de participación profesional, académica y popular, de las provincias de Ciego de Ávila, Holguín, Las Tunas, Granma, Sancti Spíritus, y Santiago de Cuba.